Al Grano
Por
Feijóo y su prematura exigencia de elecciones anticipadas
Moción de censura del PP, a la espera de que los números le den para presentarla en el Congreso
Si se trataba de comparar la capacidad movilizadora del PP en la Puerta de Alcalá (contra la amnistía) respecto a la del PSOE en los alrededores de la calle Ferraz (Sánchez necesitaba mimos) es evidente que Núñez Feijóo ha ganado por goleada, aun ante las nada imparciales cifras de la Delegación del Gobierno.
No se trataba de eso. Por cuenta del rechazo a la ley de amnistía, que este jueves sale del Congreso camino del BOE, Feijóo ha querido presentar una moción de censura contra Sánchez en la calle, a la espera de que los números le den para presentarla en el Congreso. Pero ha forzado su discurso al dar por "perdida" la legislatura y reclamar elecciones anticipadas sin esperar a que hablen las urnas europeas del 9 de junio.
Sánchez se ha debilitado como presidente de un Gobierno movedizo sobre un pedestal cuyas piezas no encajan entre sí.
La deconstrucción de la alianza Frankenstein aflora en las votaciones del Congreso (unas recientes y otras por venir). Y tanto su liderazgo como su imagen personal han sufrido serios desperfectos, incluso dentro de sus propias filas, a raíz de la narcisista espantada del mes pasado.
El mitin se comió a la amnistía cocinada en Moncloa y extraviada ayer en el abuso de estribillos que alejan del fondo de la cuestión
Sin embargo, me parece que a su afán de convertirse en aspirante creíble a la Moncloa no le convenía la exigencia de que Sánchez disuelva las Cortes y anticipe las elecciones. Por prematura e innecesaria, en vísperas de una analítica electoral tan reveladora como será la macroencuesta del 9 de junio a circunscripción única. Si el recuento de esa noche no cubre las optimistas revisiones del PP, acaba de regalar el discurso a quienes, tanto en el terreno mediático como en el político, están deseando señalarle el camino de vuelta a Galicia.
De ese modo, también queda claro que la manifestación de ayer en el eje Puerta de Alcalá-Cibeles, a la que el PP fue con todo, cursó como un mitin más de la agenda electoral para las europeas. Con las consabidas soflamas contra el Gobierno "insostenible" y un presidente "mentiroso". "Que la respuesta a Sánchez se escuche en Europa", dijo Feijóo en un discurso que tuvo por teloneros al alcalde Almeida, la presidenta madrileña, Díaz Ayuso, y el filósofo, Fernando Savater.
El mitin se comió a la amnistía cocinada en Moncloa y extraviada ayer en el abuso de estribillos enlatados que nos alejan del fondo de la cuestión. A saber: el perdón del Estado a quienes quisieron reventarlo y no descartan intentarlo de nuevo. Ese perdón no es hijo de la virtud (sed de concordia) sino de la necesidad (sed de poder). Y es muy tramposo el mantra de Sánchez cuando presume de haber hecho de la necesidad virtud, porque necesidad y virtud son categorías reñidas en el plano moral.
El mitin se comió a la amnistía, un perdón que no es hijo de la virtud (sed de concordia) sino de la necesidad (sed de poder)
He ahí el pecado original de la ley que previsiblemente, salvo inesperado sobresalto de la España de la polarización con ira, se aprobará definitivamente en el pleno del Congreso del jueves 30 de mayo, a despecho de una mayoría social, con una de las dos Cámaras representativas del pueblo soberano en contra y con un reticente Poder Judicial que fue ninguneado en el escandaloso canje de amnistía por siete escaños de apoyo a la continuidad de Sánchez en la Moncloa.
En vez de explayarse sobre estos defectos de fábrica de la ley, Feijóo se dejó llevar por el electoralismo propio de la campaña con llamamientos a decir "no al puto amo" en las urnas del 9 de junio, para las que se repartieron papeletas de votación entre los asistentes.
Demasiado tufo partidista como para esperar que el ciudadano de a pie, mayoritariamente contrario a la amnistía, se sintiera representado en la rojigualda manifestación de ayer, que se quedó en mitin electoral. Incluida la intervención del independiente, Fernando Savater, que pidió voto para el PP como una forma de "poner contra las cuerdas a Pedro Sánchez".
Si se trataba de comparar la capacidad movilizadora del PP en la Puerta de Alcalá (contra la amnistía) respecto a la del PSOE en los alrededores de la calle Ferraz (Sánchez necesitaba mimos) es evidente que Núñez Feijóo ha ganado por goleada, aun ante las nada imparciales cifras de la Delegación del Gobierno.
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