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¿Por qué Sánchez no deja respirar al PSOE?

"Tengo un proyecto para España", dijo. Pero ese proyecto cursa con pecado de origen y de ejercicio: su aplicación depende de quienes no quieren ser españoles

Foto: Pedro Sánchez y Maria Jesús Montero en el Comité Federal. (EFE/Juanjo Martín)
Pedro Sánchez y Maria Jesús Montero en el Comité Federal. (EFE/Juanjo Martín)
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El gallo rojo de Chicho Sánchez Ferlosio está afónico en el PSOE del todavía secretario general y presidente del Gobierno. Si Pedro Sánchez dejase respirar al partido, otro gallo cantaría. Al menos para saber exactamente en qué consiste la llamada financiación "singular" de Cataluña. No es el caso.

El insumiso de plantilla, García Page, lo clava cuando se refiere al preacuerdo con ERC canjeable por la investidura de Salvador Illa como presidente de la Generalitat y el apoyo a Sánchez en el Congreso: "Es más egoísta que socialista", dijo el presidente castellanomanchego ante el comité federal del sábado en la sede de Ferraz. Más claro, agua: el pacto por el separatismo fiscal de Cataluña cuelga del ego de Sánchez y no del abrazo del PSOE a los valores de la igualdad.

De ahí el débil fundamento de su profecía. "Hay gobierno para rato", dice, mientras confirma intención de renovar su liderazgo en el 41 Congreso Federal. Como todo el discurso, eso gira en torno al egoísmo de Sánchez ("egotismo", diría Unamuno). Y él mismo nos da los argumentos en contrario:

¿Quién garantiza que no va a tirar la toalla de la noche a la mañana si algún juez se atreve a procesar a su esposa, como de hecho ya estuvo a punto de ocurrir a finales del mes de abril porque, de repente, se angustió preguntándose si valía la pena seguir en política de persistir la supuesta conspiración contra su familia? "Tengo un proyecto para España", dijo a los depositarios de la voluntad del partido entre congreso y congreso. Pero ese proyecto cursa con un pecado de origen y otro de ejercicio. Su aplicación depende de quienes no quieren ser españoles. Y además viene cosido a un inexplicado pacto con los independentistas de ERC que siembra el desconcierto en un PSOE cautivo de compromisos con fuerzas políticas insensibles a la lealtad institucional, la paz social y la inestabilidad del Reino.

Dice Sánchez que gobernará "con o sin el Poder Legislativo" y alguien querrá compararlo con el "Montesquieu ha muerto" de Alfonso Guerra

El desconcierto ("desalineamiento", lo llama Sánchez) está generalizado en las filas socialistas (excepción hecha del PSC y las federaciones vasca y navarra), pero el sábado solo dieron la cara García Page y el aragonés Lambán ("Está en las antípodas de lo que siempre hemos defendido los socialistas"). El extremeño Gallardo se quedó a media salida.

Solo esto nos faltaba por oír: "Gobernaré con o sin el Poder Legislativo". Algún declarado enemigo del PSOE tendrá la tentación de comparar tan aberrante desahogo verbal de Sánchez con la famosa muerte de Montesquieu en boca de Alfonso Guerra, cuando oficiaba de número dos en el Gobierno y en el partido, a mediados de los años ochenta del siglo pasado.

Foto: Pedro Sánchez en el Comité Federal. (EFE/Eva Ercolanese) Opinión
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Salvemos distancias y diferencias, como suele decirse en estos casos. Aunque Guerra siempre negó haberlo dicho, es verdad que se moría por una frase brillante y, en todo caso, nunca lo aplicó. Niego que en el PSOE de Felipe González se atropellase el fuero de los otros dos poderes del Estado. En el anestesiado PSOE de Sánchez no preocupa tanto su intención de hacerlo como que ya lo hizo, aunque no hasta las últimas consecuencias. No puede porque las instituciones todavía son más fuertes que el "egotismo" de quien lo intenta.

Por ejemplo, con la Ley de Amnistía, la legislación sobrevenida al bloqueo del CGPJ, el pacto con ERC que rompe el marco constitucional en materia de financiación autonómica antes de pasar por el Parlamento, la abusiva persistencia en gobernar por decreto porque su debilidad no le da para legislar con fuerza de ley, la indolencia con la que asiste a los ataques al Poder Judicial perpetrados en sede parlamentaria por sus costaleros independentistas, etc., etc.

El gallo rojo de Chicho Sánchez Ferlosio está afónico en el PSOE del todavía secretario general y presidente del Gobierno. Si Pedro Sánchez dejase respirar al partido, otro gallo cantaría. Al menos para saber exactamente en qué consiste la llamada financiación "singular" de Cataluña. No es el caso.

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