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Trump tiene orejas de burro y no lo sabe
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Antonio Casado

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Trump tiene orejas de burro y no lo sabe

La encerrona a Zelenski y el video del Midas anunciando que convertirá en oro todo lo toque en Gaza le hacen a uno renegar de la condición humana si ha de compartirla con un ser tan abominable

Foto: El presidente de EEUU, Donald Trump. (Reuters/Kevin Lamarque)
El presidente de EEUU, Donald Trump. (Reuters/Kevin Lamarque)
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Apolo castigó al rey Midas con orejas de burro por haber demostrado más sensibilidad ante la zanfoña de caña que ante la lira cuando le llamaron para juzgar los dos sonidos: aquel de un gañán experto en trampas para liebres (Pan) y este del dios de las musas (el dios Apolo). La analogía está servida. Por sus insultos al derecho internacional, a la democracia, a los derechos humanos, el nuevo sheriff de Washington se ha ganado a pulso el mismo castigo, aunque todavía no lo sabe. Tiempo al tiempo.

Como el barbero de Midas en esta fábula mitológica contra la codicia y la irascible arrogancia del poderoso, el jardinero de la Casa Blanca ya se lo habrá susurrado a un agujero de la zona ajardinada que rodea el Despacho Oval. Y más pronto que tarde, cuando el viento los bambolee, los rosales propagarán el secreto: "¡¡Trump tiene orejas de burro!!", "¡¡Trump tiene orejas de burro!!", "¡¡Trump tiene orejas de burro!!".

De momento parece triunfar con su trato a ucranianos, palestinos y migrantes hispanos. Como si fuesen elementos desechables en sus delirantes planes de dominación de seres humanos a precio de mercado. Y por aplastamiento de la realidad a base de falsas narrativas de quien, como el rey Midas, solo se motiva con el brillo del dinero.

Pero ya no es que los migrantes se coman a los gatos o que Groenlandia vaya a convertirse en el estado número 51 de los EEUU de América de Norte (y Canadá el 52). Dos latigazos de la última semana nos han dejado en estado de shock y superan todo lo imaginable en desprecio de este dios menor a la razón política y el sentido común después de haber elegido entre dignidad e indignidad. La televisada encerrona a Volodímir Zelenski y el vídeo de un rey Trump anunciando que convertirá en oro todo lo toque en la franja de Gaza le hacen a uno renegar de la condición humana si ha de compartirla con un ser tan abominable. Y lamento no saber expresarlo de otro modo.

Ahora que todos somos Zelenski, anclados en la letra y el espíritu de la cumbre europea de ayer en Londres, conviene mantener activas en esta parte del mundo todas las alarmas frente al riesgo de implosión en el templo cultural de las tres colinas: Acrópolis (Democracia), Capitolio (Derecho) y Gólgota (Humanismo Cristiano), porque contra las tres están disparando las narrativas de la "Ilustración oscura".

Una foto fija, la inmovilización del derrumbamiento, como en el cuadro Explosión en una catedral (siglo XVII), que inspiró a los surrealistas, da para mucho en los tanques del pensamiento occidental. Por ejemplo, para salir al paso del pánico historicista que genera odiosas comparaciones con la llegada de Hitler al poder tras 14 años de democracia liberal.

"Esta burbuja irracional de formidables efectos mediáticos revertirá más pronto que tarde"

También en aquellas vísperas de una nueva tragedia europea funcionaron las campañas de desinformación, la irresistible ascensión del ultranacionalismo (Alemania, primero) y el imperio de la ley del más fuerte. Pero la foto fija también aporta claridad estratégica. Esta burbuja irracional de formidables efectos mediáticos revertirá más pronto que tarde.

El estado de pánico ha reactivado una cordada europea (Francia, Reino Unido, Alemania, España) dispuesta a reivindicar el imperio de la razón, la ley y el respeto a los derechos humanos, con un efecto colateral deseable: la voluntad compartida de construir, con o sin la ayuda de los Estados Unidos, un futuro escudo militar propio frente al expansionismo ruso.

Apolo castigó al rey Midas con orejas de burro por haber demostrado más sensibilidad ante la zanfoña de caña que ante la lira cuando le llamaron para juzgar los dos sonidos: aquel de un gañán experto en trampas para liebres (Pan) y este del dios de las musas (el dios Apolo). La analogía está servida. Por sus insultos al derecho internacional, a la democracia, a los derechos humanos, el nuevo sheriff de Washington se ha ganado a pulso el mismo castigo, aunque todavía no lo sabe. Tiempo al tiempo.

Donald Trump Estados Unidos (EEUU)
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