Basado en hechos no reales
Por
Carles Puigdemont: "Leedme antes de condenarme"
Este conflicto no se entiende si se llevan "las gafas de leer de los nacionalismos de los siglos XIX y XX". Porque los catalanes tenemos las del XXI
En realidad ninguna de estas conversaciones ha tenido lugar. Algunos de los personajes escogidos son protagonistas, voluntaria o involuntariamente, de esta campaña electoral. Otras están, simplemente, a gusto de la que escribe, sabiendo que nunca podrá charlar con ninguna de ellas.
—¿Cómo está, Carles? En primer lugar, y antes de que se me olvide, feliz aniversario.
—Pero si no es mi cumpleaños.
—Ya lo sé, pero ayer hizo dos años que se fugó, digo, que se exilió, digo, que se mudó a Bélgica. Y anteayer también se cumplieron dos años de la proclamación de la república. Vaya semanita. ¿Duerme usted bien por las noches?
—“Hace dos años el Parlament hizo lo que hacen los Parlamentos soberanos. La declaración de independencia en sede parlamentaria es la base real para llegar al reconocimiento. Por eso las penas de prisión son bien reales y bien duras. El camino es largo pero irreversible”.
— Pero eso no responde a mi pregunta. Por cierto, le agradezco que me conteste en castellano, porque el catalán no lo trabajo. Eso que mi madre nació en L’Hospitalet de Llobregat. ¿Sabe que Pujol le mandaba a casa cada año una felicitación por Sant Jordi? Así se hace país y se hace afición, aunque se casó con uno de Badajoz. Bueno, al lío, ¿a usted qué le parece todo esto?
—Está casi todo en Twitter y en mi libro. Ahí explico que bien claro, entre otras cosas, que “los refugiados, el cambio climático, las desigualdades, son crisis que están conectadas con la catalana”.
—Con la catalana y con la de Socuéllamos, provincia de Ciudad Real. Qué manía con creernos especiales. Carles, dicen algunos de mis amigos que lo que pasa es que a ustedes, los catalanes, les hacemos demasiado caso.
—“Si todo el mundo calla hemos perdido la batalla”.
—Es usted Don Erre que Erre. Gran papel de Paco Martínez Soria, mal que le pese.
—Lo expliqué el día que hice la presentación de mi obra vía Skype en el centro cultural Blanquerna, en Madrid. Que este conflicto no se entiende si se llevan “las gafas de leer de los nacionalismos de los siglos XIX y XX”. Porque los catalanes tenemos las del XXI, y esto, al final, no deja de ser el resultado de una sociedad que discrepa, pero para nada está fracturada ni dividida.
—Ah, cómo olvidarlo, si yo estaba ese día, también le dio cera a Ada Colau. Pero permítame que insista. Por su parte intuyo poco más que una especie de telepreocupación. Mientras muchos se parten la cara, queman contenedores, rompen cosas y cortan carreteras, usted sigue con la nevera llena y el casoplón perfectamente climatizado. ¿Tiene pensado hacer algo?
—“Nosotros hicimos un acto de coraje por nuestra parte. Coraje muy duro, que no siempre fue entendido en nuestras bases, pero lo hicimos. No hubo una correspondencia al mismo nivel”.
—Dígame la verdad. A ustedes les vendría bien que ganara la derecha el 10 de noviembre, ¿verdad?
—"Pedro Sánchez me decepcionó porque no supo aprovechar una oportunidad colosal".
"Era de una gran ingenuidad por parte del Sánchez pensar que los demás te deben dar los votos gratis y tú puedes hacer con ellos lo que quieras"
—Ya, a quién no le ha salido rana un guapo alguna vez.
—“Era de una gran ingenuidad por parte del señor Pedro Sánchez pensar que los demás te deben dar los votos gratis y tú puedes hacer con ellos lo que quieras”.
—Sí, se vino arriba. La superioridad moral de los que llegan a los 40 con pelo y sin tripa. Por cierto, me dicen colegas muy bien informados que, dos años después de su marcha, anda usted escaso de 'cash flow'. Y con el DNI caducado.
—“Leedme antes de condenarme”.
—Siempre tan escurridizo. Muchas gracias.
** Los entrecomillados corresponden a redes sociales, entrevistas y comparecencias del expresidente de la Generalitat.
En realidad ninguna de estas conversaciones ha tenido lugar. Algunos de los personajes escogidos son protagonistas, voluntaria o involuntariamente, de esta campaña electoral. Otras están, simplemente, a gusto de la que escribe, sabiendo que nunca podrá charlar con ninguna de ellas.