Es noticia
Javier Marín, Monte dei Paschi y los otros misterios que encierra 'Fort Knox Botín'
  1. España
  2. Caza Mayor
Nacho Cardero

Caza Mayor

Por

Javier Marín, Monte dei Paschi y los otros misterios que encierra 'Fort Knox Botín'

"Cuanto más entreno, más suerte tengo". Javier Marín, hándicap seis, acostumbra a apropiarse de esta frase del golfista Gary Player para dotar de legitimidad su nuevo

Foto: Ciudad Financiera del Santander, más conocida como 'Fort Knox Botín'
Ciudad Financiera del Santander, más conocida como 'Fort Knox Botín'

"Cuanto más entreno, más suerte tengo". Javier Marín, hándicap seis, acostumbra a apropiarse de esta frase del golfista Gary Player para dotar de legitimidad su nuevo cargo de consejero delegado del Santander y alegar que, al contrario de lo que insinuaba Bloomberg en un artículo demoledor, no está allí por un golpe de fortuna sino que llega para quedarse, que él fue quien sacó al banco de los embrollos de Lehman, Madoff y Banif Inmobiliario, tres obuses que amenazaron con hundir la imagen de la entidad; y lo dice también para callar las bocas de aquellos que barruntan que no es sino otro muñeco al servicio del patriarca y que, llegado el momento, no dudará en inmolarlo por la familia, como hizo con Alfredo Sáenz o Francisco Luzón

Javier Marín (Madrid, 1966) ocupa despacho en el edificio Pereda de la Ciudad Financiera, esto es, en el edificio presidencial de Fort Knox Botín, que así se conoce popularmente a la monumental fortaleza (160 hectáreas) que el banco ha levantado en Boadilla del Monte, con vistas al campo de golf de 18 hoyos y panzers de color rojo corporativo flanqueando la entrada. Marín comenzó en el Santander en 1991, en la asesoría jurídica, luego pasó a ser el secretario personal de Botín, ascendió en 2001 a la dirección de Banif, se hizo más tarde cargo de Banca Privada Global y ya en 2009 de la Gestión de Activos. Basta escucharle para constatar que tiene el banco en la cabeza.

Con su nombramiento, Emilio Botín cumplimentaba su capítulo de lealtades para con alguien que siempre se ha mostrado fiel y eficaz. Cuando Alfredo Sáenz fue ungido como número dos del banco, ya le previnieron a este de dos jóvenes ambiciosos que despuntaban sobre el resto. Uno era Javier Marín; el otro, José María Fuster. Diez años después, el primero ha pasado a ocupar la silla que Sáenz se vio obligado a dejar vacante a sugerencia del Banco de España, mientras que el segundo, Fuster, ha sido relegado a galeras por el recién ascendido.

Con su nombramiento, Emilio Botín cumplimentaba su capítulo de lealtades para con alguien que siempre se ha mostrado fiel y eficaz

En los 90 días que lleva como consejero delegado, ya ha querido dejar su impronta con un sonado revolcón en la cúpula del Santander. Ha promocionado a Javier San Félix, a quien ha colocado al frente de una división global de banca comercial de nueva creación; a Román Blanco, como cabeza visible del grupo en Estados Unidos, y a Juan Guitard, responsable de la dirección general de Riesgos. Muy al contrario, ha marginado a Jorge Morán, antiguo country head en EEUU, quien ha abandonado la entidad tomando las de Villadiego, y a José María Fuster, al que ha evitado promocionar dejándole al frente de Tecnología y Operaciones.

Tanto Morán como Fuster gozaban de excelente reputación en los mentideros financieros y todos coincidían en presagiarles mayores responsabilidades futuras. Los pitonisos, visto está, erraron en el análisis. Por si alguien tuviera alguna duda de quién manda en este nuevo Santander, Marín en persona dedica estas semanas a ir división por división puenteando a los mandos intermedios y aleccionando a la plantilla. Es como si quisiera hacer bueno aquel consejo que le dieron a Sáenz en su día para que se cuidara muy mucho de aquel joven ejecutivo de banca: “Nadie ni nada puede pararlo”.

“Javier es una buena persona, educada, que si bien tendrá que cargar con el cliché de ser el brazo ejecutor de Botín, lo cierto es que ha demostrado dotes de gran gestor”, le describe un consejero. “A nosotros siempre nos decía que metiésemos caña al banco, consciente tal vez de que la mejor forma de llevar una entidad es huyendo de las políticas personalistas y la autocomplacencia”.

Unas loas, las de sus compañeros, que contrastan con los comentarios acerados que le dedicaba este lunes Bloomberg: “Tres meses después del nombramiento del nuevo CEO, algunos inversores todavía le están buscando algún sentido a la elección de Botín […]. ‘No tiene track record en banca comercial’, dice un analista de Carmignac, una gestora que mueve 55.000 millones de euros, incluidos bonos y acciones del Santander […]. En su último puesto, sólo aportó el 3,6% de los ingresos del banco en 2012, más o menos la misma contribución que las unidades de Argentina y Puerto Rico…”.

Admoniciones a JP Morgan y BBVA

El martes, Javier Marín se estrenó en la presentación de resultados del primer semestre. Mostraba una figura juvenil, que no aniñada, con el pelo empezando a ralearle en la frente, patillas anchas, manos nervudas y sin reloj en la muñeca, quizá sabedor de que, cuando uno trabaja para el banco y está en lo más alto de la cúpula, las 24 horas del día, con sus 60 minutos por hora y sus 60 segundos por minuto, son para don Emilio.

placeholder Javier marín, ceo del santander, en la presentación de resultados

Empleó un inglés impecable que sedujo a los analistas -nada acostumbrados a oír a los ejecutivos del Santander expresarse como antiguos estudiantes de Eton- y se esmeró en dotar a su voz de un timbre firme, sin concesiones, lo suficientemente sólido como para rebatir esas críticas que igual tachan a su persona de arribista como al banco de haber perdido comba con su eterno rival patrio, el BBVA, ahora convertido en la niña bonita de los expertos después de muchos años a la sombra del banco cántabro.

El Santander presentó un beneficio neto de 2.255 millones hasta junio, lo que suponía un 28,9% más que el mismo período del año anterior. Si bien era cierto que este incremento estaba debidamente edulcorado -en realidad se ha producido una caída generalizada en todos los países, con especial incidencia en España, y sólo el efecto contable de las provisiones extraordinarias del ejercicio pasado ha permitido maquillar los resultados-, igual de cierto era que el Santander había realizado un esfuerzo ímprobo para desnudarse ante las cada vez mayores exigencias regulatorias, con un striptease sin precedentes y declarando más deuda subestándar que nadie, 2.000 millones, lo que disparaba la mora del grupo en cerca de un punto.

El número dos de Botín quiso igualmente poner negro sobre blanco el hecho de que no necesitarán ninguna ampliación de capital adicional. Este comentario tenía como principal destinatario a JP Morgan, artífice del polémico informe de junio que aseveraba que el Santander requeriría de 10.300 millones para cumplir con Basilea III y que obligó al máximo responsable de banca de inversión en Europa, Emilio Saracho, a pedir disculpas informales a los máximos responsables de la entidad española.  “No hace falta que te disculpes”, le aclararon en Boadilla. “Tú lo que tienes que hacer es decirle a tu analista [Jaime Becerril] que chequee antes la información con las fuentes. Lo que dice es una auténtica locura. Si lo que piensa es que el 25% de nuestros créditos a pymes va a pasar a mora y, de esos préstamos, el 50% va a incurrir en impago, no es que necesitemos 10.000 millones de euros, es que entonces nos vamos a los 20.000…”.   

El Santander saca pecho de su exceso de liquidez, 10.000 millones en España, cerca de 20.000 en el conjunto del grupo, y niega que tenga que realizar más desinversiones una vez se ha desprendido de su división de seguros y gestión de activos. Nada de vender Reino Unido ni Brasil, donde se especula recurrentemente con una operación con Bradesco.

Tampoco harán seguidismo de la senda iniciada por Telefónica en Alemania y descartan comprarse el Commerzbank. Pujarán por Novagalicia y CatalunyaCaixa, pero lo harán sin ganas ni convicción. Lo que toca ahora, asegura machaconamente Marín, es crecimiento orgánico. Y este crecimiento se consigue concediendo créditos y aquí el Santander, con un ratio de préstamos sobre depósitos de tan solo el 85% en España, pincha en hueso

Marín gestiona bien las crisis, como pudo comprobarse en los casos Lehman y Madoff. Esta cualidad de 'arreglalotodo' nunca ha pasado inadvertida al patriarca de los Botín

Al contrario de lo expuesto por Bloomberg, que le echa en cara su falta de experiencia, Marín gestiona bien las crisis, como pudo comprobarse en los casos Lehman y Madoff. Esta cualidad de arreglalotodo nunca ha pasado inadvertida al patriarca de los Botín y menos ahora, en un momento en que tanto el banco como la familia ya no se consideran tabú y comienzan a ser cuestionados abiertamente con una acidez que ni las tertulias del Sálvame. Las críticas llueven de todos los lados, incluido del propio Rajoy, que no guarda buena imagen de los ejecutivos del banco. No sólo por las ausencias de Botín en los cónclaves empresariales de Moncloa, sino por las cuentas ocultas de Suiza y el caso de Sáenz. Luego está el tema de Italia.  

Los 1.000 millones de Monte dei Paschi

A pesar de ocupar portadas y titulares gruesos en agencias internacionales, prensa italiana, The New York Times, Financial Times y otros rotativos de prestigio, apenas se ha escrito nada en España del escándalo del Monte dei Paschi (MdP). Aunque venía de antiguo, el caso comenzó a bullir en enero de 2013, coincidiendo con el inicio de los interrogatorios de la fiscalía de Siena para esclarecer la adquisición de Antonveneta por parte de MdP. El banco italiano, que presume de ser el más antiguo del mundo, pagó 9.000 millones de euros al Santander en 2008 por esta entidad tan sólo dos meses y medio después de que el español la hubiera comprado por 6.600 millones a ABN Amro. Tal oscilación en los números ha llevado a la Justicia a investigar si Monte dei Paschi pagó un sobreprecio y si hubo algún tipo de soborno o comisión ilegal.

placeholder Goodwin (rbs), votron (fortis) y botín (santander) pujaron juntos por abn

La adquisición de Antonveneta y dos transacciones con derivados obligaron a MdP a solicitar al Estado una inyección de capital de 4.000 millones. The New York Times publicó un extenso artículo en el que decía que “los verdaderos problemas del banco comenzaron con la compra de Antonveneta a Botín”.

En la entidad española atribuyen estas especulaciones a una campaña política para desestabilizar a Bersani, ex líder del Partido Democrático, en tanto en cuanto MdP tenía la consideración de banco próximo a los socialistas, y que igual que se desencadenaron las hostilidades en los meses previos a los comicios italianos, al día siguiente de los resultados electorales el escándalo se fue diluyendo cual azucarillo.

Aun así, el pasado 3 de julio, el fiscal Antonino Nastasi y dos representantes de la policía financiera italiana se desplazaron hasta la Boadilla para tomar declaración a Emilio Botín. A pesar de la escasa información recabada, Il Sole aseguró que el presidente del Santander estuvo declarando durante tres horas y que también fueron interrogados otros ejecutivos de la entidad, entre ellos el director financiero, José Antonio Álvarez, a los que preguntaron por la falta de due diligence en la operación, el alto precio al que fue traspasado el Antonveneta y los préstamos del propio Santander para financiera la compra. Según recogía la agencia Ansa, en la fiscalía de Siena se declararon satisfechos con la información recabada en Madrid.

El fiscal barrunta que en el ir y venir de estas transacciones se perdieron por el camino 1.000 millones de euros y ahora prevé desplazarse a las islas Caimán para continuar con las investigaciones. Entretanto, Ettore Gotti Tedeschi, representante del Santander en Italia, fue expulsado de la presidencia del Banco Vaticano bajo sospechas de lavado de dinero negro. Sin saber a día de hoy cómo acabará este trasunto de novela de Dan Brown, todo apunta a que Marín tendrá que darle carpetazo. No será el primer ni último asunto espinoso que arreglará a la familia. Le han puesto ahí para eso.

 

"Cuanto más entreno, más suerte tengo". Javier Marín, hándicap seis, acostumbra a apropiarse de esta frase del golfista Gary Player para dotar de legitimidad su nuevo cargo de consejero delegado del Santander y alegar que, al contrario de lo que insinuaba Bloomberg en un artículo demoledor, no está allí por un golpe de fortuna sino que llega para quedarse, que él fue quien sacó al banco de los embrollos de Lehman, Madoff y Banif Inmobiliario, tres obuses que amenazaron con hundir la imagen de la entidad; y lo dice también para callar las bocas de aquellos que barruntan que no es sino otro muñeco al servicio del patriarca y que, llegado el momento, no dudará en inmolarlo por la familia, como hizo con Alfredo Sáenz o Francisco Luzón

Javier Marín Depósitos Vaticano Emilio Botín
El redactor recomienda