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¿Adelanto en Valencia? El 'efecto Puig' para resucitar electoralmente al PSOE
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Nacho Cardero

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¿Adelanto en Valencia? El 'efecto Puig' para resucitar electoralmente al PSOE

La victoria del valenciano serviría para encarar la contienda de mayo con mejor predisposición. Igual para Sánchez, que podría disfrutar del mismo efecto balsámico que consiguió Feijóo con Juanma Moreno

Foto: El presidente Sánchez junto a Ximo Puig. (EFE/Kai Forsterling)
El presidente Sánchez junto a Ximo Puig. (EFE/Kai Forsterling)
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A nuestro gran escapista patrio se le están acabando los trucos para recuperar imagen y remontar las encuestas, más allá de la manida táctica de crear una nueva polémica o urgencia informativa que haga olvidar la anterior. Los números no dan y cada vez cuenta con menos tiempo, especialmente para las elecciones de mayo. Han empleado tantos ardides —algunos acertados, otros burdos— que en el laboratorio de la Moncloa ya no saben qué fórmula utilizar para hacer luz de gas a los votantes y que se olviden, o busquen a otros responsables, de la supresión del delito de sedición y el fiasco de la ley del solo sí es sí, por hablar de los últimos quilombos gubernamentales.

Es en este contexto donde se está empezando a hablar de la posibilidad de que Ximo Puig adelante elecciones. El movimiento no es baladí y, de salir bien, sería una jugada pintiparada para el president. Lo corrobora el hecho de que unos y otros estén encargando encuestas y haciendo números como si no hubiera mañana.

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Adelantarse al resto de CCAA se antoja una buena idea, en tanto en cuanto el mayor peligro para Ximo Puig, así como para el resto de barones socialistas, es que las urnas de mayo no tengan en cuenta las políticas propias de cada territorio y se conviertan en un plebiscito en torno a Sánchez, un líder político que ni despierta simpatías ni se encuentra en su mejor momento demoscópico. Todo lo contrario que el president, que cuenta con una buena valoración personal y de gestión entre el electorado, ocupa un espacio de centro que puede competir de tú a tú con el PP y exhibe perfil propio en las urnas, lo que le otorga una fortaleza de la que las siglas del PSOE carecen actualmente.

Entrar en el plebiscito del sanchismo parece una temeridad, pero a la mayoría de los barones socialistas no les queda más remedio que acudir en comandita a la batalla de las Termópilas de mayo. No es el caso de Puig, quien puede optar por el adelanto. Además, tiene un mensaje para el mismo: "Estas elecciones van del futuro de nuestra comunidad, de las mujeres y hombres valencianos", amén de poder vender como un éxito el Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica para el Vehículo Eléctrico y Conectado (Perte-VEC), cuyo premio gordo ha caído en Sagunto, con la construcción de una nueva fábrica de celdas de batería y la creación de cientos de puestos de trabajo.

"A la mayoría de los barones socialistas no les queda más remedio que acudir a la batalla de las Termópilas de mayo. No es el caso de Puig"

Aunque en el Palau el mensaje oficial es otro, y aseguran que no solo no adelantarán, sino que incluso han encargado informes para apurar la legislatura; que en mayo, lejos de ser unos comicios plebiscitarios, primará el voto dual; que están fuertes en los municipios y que tendrán más posibilidades si van junto a los alcaldes. A pesar de este discurso oficial, digo, lo cierto es que el debate se encuentra encima de la mesa y la ventana de oportunidad se ha abierto.

Parece meridianamente claro que el hecho de que la Generalitat caiga del lado del bloque de las izquierdas o de las derechas dependerá de un puñado de votos. Para más inri, Carlos Mazón, candidato del PP en aquella comunidad, tiene las mismas posibilidades que Ximo Puig para hacerse con la presidencia gracias a la debilidad de las formaciones que se encuentran a la izquierda del PSPV y que sostienen al Gobierno. En este escenario, un golpe de efecto como el adelanto electoral podría resultar decisivo para llevarse al zurrón esos disputados votos que pueden decantar la balanza de un lado u otro.

Parece claro que el hecho de que la Generalitat caiga del lado del bloque de las izquierdas o de las derechas dependerá de un puñado de votos

Y, si Ximo Puig revalida la Generalitat, miel sobre hojuelas para Page, Vara y demás presidentes regionales socialistas cuya continuidad pende de un hilo. La victoria del de Morella sería el Red Bull que necesitan para recobrar los ánimos y encarar la contienda de mayo con mejor predisposición. Igual para Pedro Sánchez, que podría disfrutar del mismo efecto balsámico que consiguió Feijóo con la mayoría absoluta de Moreno Bonilla.

De ahí que lo de la operación valenciana se plantee en la Moncloa como una variable plausible, habida cuenta de que el resto de fuegos de artificio ha hecho agua. Lo de pinchar la burbuja Feijóo les salió a medias, sobre todo por lo evidente y risible de la estrategia; de las iniciativas para dulcificar la imagen de Pedro Sánchez, tal que la campaña del Gobierno de la gente, mejor olvidarse. No cae bien ahora, ni tampoco va a caer bien en un futuro próximo. A cada aparición, un punto menos de estimación de voto.

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Para remontar el share, les queda lo del decreto anticrisis y el paquete de leyes sociales, como la de vivienda para regular los alquileres, la reforma de la ley mordaza, la de bienestar animal o la trans, pero tampoco serán el maná que el Gobierno espera, pues requerirá de negociaciones arduas e implicará el desgaste con sus socios.

A nuestro Houdini patrio no le va a quedar más remedio que tirar de manual y sacar la regadera del dinero. Los Consejos de Ministros de los martes se van a convertir en una tómbola. Se repartirán fondos públicos a diestro y siniestro. Lo harán con las chinchetas en la mano para ir marcando CCAA y municipios en el mapa, atendiendo a las necesidades socialistas y sabiendo de antemano los bastiones a defender.

¿Será suficiente con la pastizara para mantener el tipo? No parece. No, al menos, a estas alturas del espectáculo. Es ahí cuando los embajadores políticos y sus especialistas en demoscopia empezarán a llamar a las puertas de Ximo Puig.

A nuestro gran escapista patrio se le están acabando los trucos para recuperar imagen y remontar las encuestas, más allá de la manida táctica de crear una nueva polémica o urgencia informativa que haga olvidar la anterior. Los números no dan y cada vez cuenta con menos tiempo, especialmente para las elecciones de mayo. Han empleado tantos ardides —algunos acertados, otros burdos— que en el laboratorio de la Moncloa ya no saben qué fórmula utilizar para hacer luz de gas a los votantes y que se olviden, o busquen a otros responsables, de la supresión del delito de sedición y el fiasco de la ley del solo sí es sí, por hablar de los últimos quilombos gubernamentales.

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