Caza Mayor
Por
Iglesias y Maíllo, una pinza a la izquierda para reventar el Gobierno de Sánchez
Si alguien piensa que esta pareja puede suponer un revulsivo para la izquierda, que espere sentado. Los de Podemos tuvieron la capacidad de movilizar a una parte del electorado que jamás votaría al PSOE, pero ese tiempo pasó
Arturo Pérez-Reverte ha manifestado en la plataforma X lo que muchos otros pensamos y se ha armado la de Dios es Cristo. Es lo que tiene el talento y el huir del qué dirán y lo políticamente correcto. El escritor ha reconocido que, como nos ha ocurrido a tantos otros, se equivocó con el movimiento 15-M, que pensaba que podía cambiar el mundo y fue el mundo el que les cambió a ellos, convirtiéndolos en más de lo mismo, Pablo Iglesias, "sus chicas empoderadas pero sumisas, sus errejones, sus echeniques y sus palmeros".
A estas alturas, pocos dudan de que los nuevos partidos devinieron en fracaso. Asumieron como propios los vicios de las formaciones clásicas y trajeron otros nuevos, como la crisis de la meritocracia, el fin de la cultura del esfuerzo y el triunfo de la política espectáculo. A nadie escapa que a esta gente les gusta más jugar a los mensajitos en Bluesky que los farragosos decretos leyes y las soporíferas comisiones del Congreso.
Iglesias respondió a Pérez-Reverte con tono soez y menos ingenio del habitual en el personaje: “El otro día escuché a unas compañeras reírse de ti. Te llamaban ‘Capitán pollatriste’. Les dije que sonaba muy cruel ese edadismo… Y tú así me lo agradeces, capitán”.
Creo que la tristeza se me aliviaría razonablemente si un marxista algo perverso, un gallito de harén convertido en psicópata macho alfa, me azotase hasta hacerme sangrar. Podemos (😂) llegar a un acuerdo; pero júreme que luego me llamará "cariño". Criatura. pic.twitter.com/ni6huShI8R
— Arturo Pérez-Reverte (@perezreverte) November 11, 2024
Este rifirrafe no pasaría de mera anécdota si no fuera porque, aunque cueste creerlo, después de lo visto y vivido, a punto de concluir 2024, Iglesias pretende erigirse en timonel del barco para la reconstrucción de ese espacio a la izquierda del PSOE y hacer que Podemos recupere el brillo de los tiempos del 15-M. El regreso de Iglesias. No es broma.
En este sentido, no parece casual lo que está ocurriendo. Me refiero al momento en el que sale el caso Errejón, el aumento de exposición pública de Iglesias, el tono más elevado (y alineado con Podemos) de Antonio Maíllo, coordinador general de Izquierda Unida, y la preparación sotto voce del post-sanchismo por parte de algunos actores de la política nacional. Una apasionante partida que se está disputando bajo el radar en PSOE y Sumar para repartirse los restos de la nave una vez que Sánchez sea apeado del poder.
Iglesias cuenta con un escenario pintiparado para llevar a buen puerto sus planes. Las últimas encuestas vaticinan el desplome de Sumar, que perdería la mitad de sus escaños, de 31 a solo 15. Otros sondeos sitúan a la coalición de izquierdas por debajo de los 10 diputados. Yolanda Díaz está igual que la formación que comandó hasta junio de este año, cuando dimitió por los malos resultados de las elecciones europeas, es decir, totalmente achicharrada. Ha quedado para poner los cafés a Pedro Sánchez. Poco más.
El caso Errejón ha pasado por la izquierda como el caballo de Atila. Más Madrid, acaso el principal pilar de esta plataforma electoral, se encuentra seriamente tocado tras el escándalo sexual del que fuera presidente de Más País y portavoz de Sumar. La ministra Mónica García no sabe dónde meterse. Tuvo conocimiento en 2023 de un hecho delictivo y lo dejó correr. La operación Urtasun para sustituir a Díaz hace agua. Tras la tocata y fuga de Colau y la llegada de Illa a la Generalitat, el papel de los comunes no pasa de mera comparsa.
Para ejecutar la asonada, Iglesias necesita de un caballo de Troya. Ese no es otro que Antonio Maíllo, el cómplice necesario. Maíllo procede del PCE y es de la escuela de Julio Anguita, es decir, especialista en 'pinzas'. Está dolido. Piensa que no puede estar poniendo los soldados, los territorios, la estructura orgánica y que luego no cuenten con ellos en el reparto de poder. En román paladino, la voladura de Sumar la hará Maíllo desde dentro.
Además, el Gobierno de Sánchez le importa más bien poco. Si hay que romper un par de huevos para hacer una tortilla, pues se rompen. No sería la primera vez que le revienta un gobierno al PSOE. Ya se lo hizo a Susana Díaz en Andalucía. Maíllo piensa, y posiblemente con razón, que IU sería de los pocos en sobrevivir al hundimiento de Sánchez y la desaparición de Sumar, y que acabaría como formación hegemónica en este pandemónium de las izquierdas. Igual que Pablo Iglesias. Los de Podemos se ven más cómodos haciendo de las suyas con un Gobierno de derechas que de cola de león del PSOE.
Si alguien duda de esta entente entre Iglesias y Maíllo, ahí está la propuesta del líder de IU para la vuelta de Podemos al espacio de izquierdas con primarias y sin vetos cruzados. Además, las declaraciones de unos y otros transcurren en paralelo. En sus cada vez más frecuentes intervenciones en los medios, el de IU no deja de lanzar mensajes que parecen coordinados con los morados y que suponen un aviso a navegantes para los de Díaz.
A saber: las decisiones de Sumar tienen poco de democráticas (se necesitan más espacios de "decisión horizontal" y que todas las formaciones "se sientan representadas"); las excusas esgrimidas en el caso Errejón resultan insuficientes ("como coordinador de IU no sabíamos nada. [...] Esto no se ha cerrado del todo. Habrá matices que confirmarán o desmentirán estas afirmaciones"); la estructura de la coalición electoral tiene que cambiar drásticamente y que no sea tanto de arriba a abajo como de abajo a arriba (es necesario "reconectar con la gente que se ha desconectado").
El problema de estas maniobras no lo tiene tanto Yolanda Díaz, un cadáver político, sino Pedro Sánchez, que necesita de este espacio para acudir con alguna posibilidad de que le dé la aritmética y repetir en Moncloa. Parece poco probable que las intenciones de Iglesias y Maíllo de volar esta plataforma electoral ayuden en este objetivo.
Ahora bien, si alguien piensa que esta pareja puede suponer un revulsivo para la izquierda, que espere sentado. Los de Podemos tuvieron la capacidad de movilizar a una parte del electorado, fundamentalmente joven, que jamás votaría al PSOE, pero ese tiempo pasó. La jugada de IU sería más racional, pues tienen experiencia y equipo, pero Maíllo es el mundo de ayer. No resulta sexy. Como escribía Esteban Hernández, hay una parte de la derecha y de la socialdemocracia que "continúa anclada en un marco que ha saltado por los aires". Pese a quien pese, ahora se llevan más los Alvise.
Arturo Pérez-Reverte ha manifestado en la plataforma X lo que muchos otros pensamos y se ha armado la de Dios es Cristo. Es lo que tiene el talento y el huir del qué dirán y lo políticamente correcto. El escritor ha reconocido que, como nos ha ocurrido a tantos otros, se equivocó con el movimiento 15-M, que pensaba que podía cambiar el mundo y fue el mundo el que les cambió a ellos, convirtiéndolos en más de lo mismo, Pablo Iglesias, "sus chicas empoderadas pero sumisas, sus errejones, sus echeniques y sus palmeros".