Valencia Monitor
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La digitalización no llegará a todos sin las infraestructuras adecuadas
La conectividad es vital para que las áreas rurales puedan aprovechar las ventajas del teletrabajo, la deslocalización de la producción o servicios remotos de educación y salud
A estas alturas nadie pone en cuestión los beneficios de la digitalización. Es fuente esencial de innovación, contribuye –o puede hacerlo– a mejoras sustanciales en la productividad de las empresas y las Administraciones Públicas, al tiempo que permite el acceso por parte de la población a muchos servicios sin necesidad de la concurrencia física. Tiene, además, beneficios colaterales, como el ahorro en costes de desplazamiento –monetarios y de tiempo–, la mejora de la conciliación de la vida laboral y familiar –teletrabajo– o efectos positivos sobre el medio ambiente.
La materialización de estos beneficios depende de dos pilares básicos. Por una parte, de las competencias digitales de la población, es decir, los usuarios finales. Por otra, de la disponibilidad de una infraestructura adecuada que garantice una conectividad rápida, segura y eficaz por parte de los oferentes de servicios, ya sean empresas privadas o Administraciones Públicas. De acuerdo con los últimos datos disponibles del índice de Economía y Sociedad Digital (DESI), España se sitúa en séptima posición en el contexto de la UE-27, por delante de Alemania, Francia o Italia, aunque por debajo de los países nórdicos –Finlandia, Dinamarca o Suecia– que son los líderes en digitalización. Nuestro país destaca, a nivel agregado, en conectividad –el tercer puesto– y servicios públicos digitales –quinto puesto–, mientras que se sitúa algo por detrás en capital humano –décima posición– e integración de la tecnología digital –puesto undécimo–. No obstante, está por encima de la media europea en estos cuatro indicadores. Estos números agregados esconden, sin embargo, una importante heterogeneidad cuando bajamos al detalle geográfico, y nos acercamos de esta forma al día a día de muchos ciudadanos y municipios.
La tecnología que permite ofrecer servicios digitales de banda ancha es muy variada, y podemos clasificarla, a grosso modo, en dos grandes grupos según el tipo de acceso sea fijo, con velocidades de descarga que pueden variar sustancialmente desde los 30Mbps hasta los más de 100Mbs, o móvil, con tecnologías que avanzan a gran velocidad, estando actualmente en uso las denominadas 4G y 5G. Todos hemos experimentado la importancia de una buena conectividad, ya que esto es lo que determina en última instancia el tipo de servicio al que podemos tener acceso. Así, por ejemplo, una conexión de 30Mbs puede ser suficiente para buscar información por internet, acceder a páginas de comercio electrónico o disfrutar de la banca electrónica, mientras que no lo sería para mantener una reunión por video-conferencia, asistir a clases on-line o realizar una consulta médica a distancia.
Lo mismo sucede en el ámbito de la cobertura móvil. Aunque la cobertura 4G es prácticamente completa en nuestro país –del 99.9% de la población según los últimos datos disponibles– es la 5G la nueva generación de tecnología móvil que mejora sustancialmente las prestaciones de acceso a internet. Permitirá el desarrollo de nuevos servicios con amplios beneficios para la economía y el conjunto de la sociedad, ya que tiene la capacidad de gestionar millones de dispositivos en tiempo real, facilitando la denominada internet de las cosas (IoT), la implantación masiva de sensores y el desarrollo de aplicaciones encaminadas al control remoto de dispositivos –el transporte autónomo– y de los procesos de producción.
Las infraestructuras digitales, igual que las infraestructuras físicas, son una primera necesidad
El resumen es que sólo aquellas áreas con buena conectividad podrán beneficiarse potencialmente de las ventajas de la digitalización a gran escala o, si se quiere podemos verlo desde otro punto de vista, solo aquellos lugares que, además de una población con competencias digitales, tengan las infraestructuras necesarias, y en la vanguardia de la frontera tecnológica, serán capaces de competir en el futuro cercano en un mundo cada vez más global. Esta conectividad no solo es importante para las áreas urbanas, sino que es vital para que las áreas rurales puedan aprovechar las ventajas del teletrabajo o de la deslocalización de la producción a la que puede dar lugar la digitalización, así como para que accedan a servicios remotos de educación, salud o trámites con la Administración Pública en general. En este sentido, las infraestructuras digitales, igual que las infraestructuras físicas tradicionales., son una necesidad de primera instancia.
Dando por hecho que nuestro país dispone de una buena conectividad en relación con nuestros vecinos, conviene examinar algunos datos para situar a la Comunitat Valenciana, sus provincias y municipios en relación con el contexto nacional, y examinar de esta forma nuestras fortalezas y debilidades. Los últimos datos disponibles proceden del Informe Anual de España Digital 2026, y hacen referencia al 30 de junio de 2021 –¡las estadísticas nunca están todo lo actualizadas que nos gustaría!–, publicado el pasado verano. Revisaremos la cobertura de redes fija de banda ancha con al menos 100Mbps, el mínimo aceptable actualmente, aunque los expertos recomiendan ya velocidades de unos 300Mbps para poder teletrabajar sin problemas en un hogar estándar, y la cobertura de redes móviles con tecnología 5G, a la que debemos aspirar para no perder competitividad por parte de las empresas, ni prestación de servicios a distancia por parte de los consumidores.
La Comunitat Valenciana se sitúa en el promedio nacional en cuando a cobertura de banda ancha fija, y las diferencias, a nivel de provincia, son escasas. Destaca Valencia en velocidad de al menos 100Mbps, con 4 puntos porcentuales más que el promedio nacional de cobertura poblacional, llegando así al 92.0%.
La Comunidad Valenciana presenta grandes diferencias por provincias en cobertura 5G
Frente a esta cobertura agregada tan notable, una mirada a la geografía municipal arroja algunas zonas de nula –40 municipios– o muy baja cobertura en velocidades de al menos 100Mbps. En total, 70 municipios presentan una conectividad, en esta velocidad, que no supera el 50% de cobertura de la población. Se trata, en general, de municipios pequeños –representan el 1.9% de la población de la Comunitat–, repartidos entre las tres provincias y, en muchos casos, alejados de los grandes centros urbanos –como municipios del Rincón de Ademuz o la Tinença de Benifassà–.
En cuanto a cobertura móvil, es prácticamente completa a nivel de 4G, tanto para el conjunto del país como para la Comunitat en su conjunto.
La situación es, sin embargo, muy diferente cuando examinamos la cobertura 5G. En este caso nuestra Comunitat está ligeramente por debajo del promedio nacional –57.2% frente al 59.0%–. Además, existen grandes diferencias entre provincias. Alicante se sitúa muy debajo del promedio nacional, con coberturas del 45.1%, mientras que Valencia se posiciona sustancialmente por encima del promedio, con una cobertura del 66.3%.
Municipios con nula cobertura
A pesar de que la cobertura 5G llega a más de la mitad de la población, cuando examinamos la geografía municipal, esta se parece a un desierto. En 307 municipios –que representan en 8,2% de la población– la cobertura es nula, y en otros 139 –25,7% de la población– la cobertura 5G no alcanza al 50% de la población. Desde el punto de vista geográfico la cobertura se sitúa mayoritariamente en la costa, donde se localiza la población, aunque Alicante parece alejarse algo de este patrón. La extensión, tanto poblacional como geográfica, de esta tecnología es, pues, una tarea pendiente.
La universalización de la sociedad digital requerirá no solo de suficientes competencias digitales por parte de la población, que deberán ser continuamente actualizadas conforme avancen las nuevas tecnologías –¡y debemos prepararnos para ello!–, sino también de infraestructuras adecuadas que garanticen una conexión rápida, segura, eficaz y que llegue a todos los rincones, por pequeños que sean. La Comunitat Valenciana no parece en desventaja agregada cuando nos comparamos con el conjunto de España, pero para mantener o mejorar nuestra capacidad de competir en la aldea global debemos reclamar estas infraestructuras esenciales. ¡Las necesitaremos tanto como el Corredor Mediterráneo!
*Francisco Goerlich es investigador del Ivie y catedrático de la Universitat de València (UV).
A estas alturas nadie pone en cuestión los beneficios de la digitalización. Es fuente esencial de innovación, contribuye –o puede hacerlo– a mejoras sustanciales en la productividad de las empresas y las Administraciones Públicas, al tiempo que permite el acceso por parte de la población a muchos servicios sin necesidad de la concurrencia física. Tiene, además, beneficios colaterales, como el ahorro en costes de desplazamiento –monetarios y de tiempo–, la mejora de la conciliación de la vida laboral y familiar –teletrabajo– o efectos positivos sobre el medio ambiente.