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El malestar económico puede beneficiar a Sánchez
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Pablo Pombo

Crónicas desde el frente viral

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El malestar económico puede beneficiar a Sánchez

Cualquiera que haya hecho la compra en el supermercado o revisado las facturas familiares desde el verano sabe que ese tiempo no ha sido muy feliz para los dineros

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (Reuters/Violeta Santos)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (Reuters/Violeta Santos)
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Hacerse preguntas desde fuera de la caja siempre tiene su interés. Sabemos que la situación económica de España y de los españoles no será precisamente boyante durante 2023. Sabemos que, muy probablemente, la economía actuará como principal resorte en la decisión de voto de todas las urnas del año que viene. Pero estamos dando por seguro que lo económico provocará un castigo electoral al gobierno y quizá merezca correr un poco menos, no dar por inevitable el automatismo.

Para empezar porque la evidencia reunida de estos últimos meses no sostiene esa conclusión. Si miramos las encuestas de los últimos meses, podremos ver que el Partido Socialista tocó suelo en agosto e inició una leve, pero sólida recuperación que se extendió hasta la segunda quincena de noviembre.

Foto: EC Diseño.

Cualquiera que haya hecho la compra en el supermercado o revisado las facturas familiares desde el verano sabe que ese tiempo no ha sido muy feliz para los dineros.

Y, sin embargo, el trazo demoscópico es claro: se ven el miedo y la preocupación por la economía, pero no se aprecia intención de penalizar con el voto a la política económica del gobierno.

¿Casualidad? No lo creo. El pensamiento convencional sufre un poco más cuando contrastamos lo ocurrido a lo largo de las últimas semanas.

Foto: Un hombre, tras hacer la compra, en Valencia. (EFE/Biel Aliño) Opinión

Por un lado, vemos que la inflación se modera aunque sea alta todavía, que el mercado laboral aguanta aunque los datos de empleo estén contaminados y que, además, los pronósticos comienzan a ser un poco menos severos aunque sigan siendo graves.

Y, por el otro, las encuestas nos dicen que la remontada del Partido Socialista se ha frenado en seco y hasta que sus expectativas decrecen. ¿Ha hecho la oposición muy bien las cosas? No da esa sensación. Pero el Partido Popular vuelve a situarse por encima del 30%.

Es curioso: si hacemos el ejercicio de superponer el gráfico de la inflación con la estimación de voto a los socialistas comprobaremos que la correlación no existe, que los dos trazos están disociados.

"La aprobación de la reforma del delito de sedición, de la malversación y el asalto a la judicatura están suponiendo un trago amargo"

Al menos durante todo lo que va de curso, la composición de la mayoría que sostiene al gobierno parece estar penalizando al ejecutivo más que su gestión de la economía. Y eso explica el acelerón que el Ejecutivo está dando durante el mes de diciembre.

Nadie puede argumentar que la composición de la mayoría parlamentaria Frankenstein resulte beneficiosa no ya para el interés de España, sino para los intereses electorales del PSOE.

La aprobación de la reforma del delito de sedición, de la malversación y el asalto a la judicatura están suponiendo un trago verdaderamente amargo para buena parte de los votantes socialistas. Al menos la mitad de esos electores son críticos con el premio gordo que está recabando ERC en este cierre de 2022.

Foto: Cena de empresa en Navidad.

Del mismo modo, nadie puede tampoco argüir que la aprobación de la ley del solo sí es sí resulte beneficiosa no ya para nuestra sociedad, no ya para el feminismo, sino para los objetivos en las urnas del Partido Socialista.

La alianza con Podemos no hace precisamente felices a un tercio aproximado de los electores del PSOE. Pero la desastrosa aprobación de la Ley Montero ha disparado el malestar, sobre todo en el muy sensible voto femenino. Casi el 50% considera que la norma tiene errores y opina que la ministra debería dimitir.

Estoy en completo desacuerdo con quienes dicen que la entrega estratégica de los socialistas a los independentistas resulta ya inocua electoralmente, pero puedo estar equivocado. Tengo la impresión de que el desastre de la ley del solo sí es sí desgasta al gobierno más que la cuestión territorial, aunque puedo no tener razón. En cualquier caso, parece claro que el descenso del PSOE en las encuestas tiene más que ver con esas dos cosas que con un empeoramiento de la situación económica.

Foto: El presidente de Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. (EFE/Chema Moya)

El Partido Popular dejó de hacer política con la economía hace unos meses. Pero el gobierno no ha descansado y antes de que termine el año volverá a apretar el acelerador.

Lo hará, en parte, porque necesita difuminar los motivos del descontento, porque no tiene un modelo alternativo enfrente y, sobre todo, porque lo que hace está funcionando en las encuestas.

Y lo cierto, más allá de las anteojeras ideológicas, es que no todo lo está haciendo mal. Algunas de las medidas son correctas (disminución del IVA para el gas), otras son injustas aunque puedan servir para moderar la inflación (los 20 céntimos para la gasolina), otras no tendrán todo el impacto que podrían tener (las ayudas a los hogares con menos recursos porque la burocracia es un campo de minas), otras son legal y económicamente dudosas (tasa a las energéticas), otras son simplemente populistas (impuesto a las grandes fortunas)…

Foto: Detalle de 'La violación de Lucrecia' de Tiziano.

Se puede discutir sobre cada medida todo lo que se quiera, se debe debatir sobre el endeudamiento nacional. Pero todas, en su conjunto, reconfortan aunque solo sea emocionalmente a las capas electorales situadas en la izquierda. Dicho de otra forma: movilizan.

Antes de que termine el año, habrá que actualizar el Real Decreto-ley de medidas frente a la guerra de Ucrania, eso es ya. La conversación política nacional (si los jueces lo permiten y Vox no hace el canelo) volverá a tener a la economía fijada en el primer plano. Y eso no parece que vaya a perjudicar al gobierno.

Además, estamos cerca, muy cerca de Navidad, la época del año en la que la cesta de la compra tiene un peso mayor para todos los hogares. Veremos pronto, muy pronto, a la alimentación ocupando mucho foco informativo. Y pasará, de nuevo pasará, con la lógica populista (cheques a las familias) y el eje de los de arriba y los de abajo (impuesto a las cadenas de distribución como en Portugal) funcionando a pleno rendimiento.

Foto: Foto: iStock.

De manera que el gobierno culminará el año habiendo cerrado los presupuestos, con el paquete de cesiones peligrosas a ERC ya aprobado y con nuevas medidas económicas activadas.

Después llegará el 1 de enero. Para todos es el primer día del año, en la Moncloa será el primer día de una larga campaña electoral muy orientada a lo social. Y no mirarán gastos porque pondrán el interés del partido por encima del interés nacional.

Foto: Un mercado de Zaragoza. (EFE/Javier Cebollada)

La táctica de Sánchez puede gustar o no, pero está diseñada. La pregunta es si lo está la de Feijóo. Lo de dar por hecho que la negativa situación económica de España va a perjudicar al gobierno no está, ni mucho menos, garantizado.

¿Por qué? Por la misma diferencia que existe entre la democracia y el populismo, porque una cosa es curar la economía y otra aplicar medidas paliativas. Las reformas exigen esfuerzo, llaman al consenso y traen progreso. El populismo trae votos, agita la polarización y deja retroceso.

Hacerse preguntas desde fuera de la caja siempre tiene su interés. Sabemos que la situación económica de España y de los españoles no será precisamente boyante durante 2023. Sabemos que, muy probablemente, la economía actuará como principal resorte en la decisión de voto de todas las urnas del año que viene. Pero estamos dando por seguro que lo económico provocará un castigo electoral al gobierno y quizá merezca correr un poco menos, no dar por inevitable el automatismo.

Pedro Sánchez Ministerio de Economía
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