Aguirre hunde al PP en Madrid, que ya busca nueva ‘lideresa’

“Ha ido sobrada y se ha dado el mayor tropiezo de toda su carrera política”, me decía ayer por la mañana una fuente de Génova 13 en relación conEsperanza Aguirre. Los ‘populares’ dan por perdida la Alcaldía de la capital porque bajo ninguna circunstancia creen que la izquierda deje gobernar a Esperanza Aguirre en solitario, y eso significa perder uno de los bastiones más importantes con que ha contado el PP durante las últimas dos décadas. Y en el PP se señala a una única responsable del batacazo, un batacazo que sólo salva Cristina Cifuentes en la Comunidad si logra –lo cual no será difícil– que Ciudadanos le permita gobernar.

El PP ha perdido votos en todos los ayuntamientos, pero lo ha hecho de manera más elocuente en aquellos en los que la larga mano de Esperanza Aguirre había ‘movido’ las sillas de unos para poner a otros. Es el caso de dos emblemáticos ayuntamientos de la zona Noroeste: Majadahonda y Las Rozas, donde el PP pierde la mayoría absoluta, y en los que Aguirre había retocado las listas dejando fuera a gente muy competente que llevaba años trabajando, y colocar a los suyos, entre ellos a su profesor de golf en la lista de Majadahonda. La única que ha resistido el envite ha sido Paloma Adrados –amiga de Cifuentes–, que repite mayoría absoluta en Pozuelo.

La soberbia y la vanidad de Esperanza Aguirre le han pasado una dolorosa factura al PP. La semana pasada ya se notaban los nervios en su equipo porque veían que las encuestas no les daban el gobierno del Ayuntamiento… ¿Fue eso lo que llevó a que ‘alguien’ filtrara la declaración de la renta de Aguirre? A lo mejor después del resultado y a la vista de lo ocurrido la semana pasada, empieza a ser más creíble la tesis de que fue alguien próximo a la lideresa, o ella misma, el autor de la filtración…

Aguirre no puede seguir, ni siquiera como jefa de la oposición. Debe dejarlo todo y abandonar definitivamente la política

Aguirre ha conducido al PP al desastre en Madrid con una campaña errática, en la que ha ninguneado –incluso ahogado presupuestariamente– a su partenaire en el ticket electoral, Cristina Cifuentes, una actitud que ha hecho extensiva a la actual alcaldesa, Ana Botella, a la que incluso ha maltratado públicamente. Creyó que por ella misma iba a conseguir dar la vuelta a las encuestas, y al final los ciudadanos la han castigado por todo lo que representa, principalmente la corrupción que ha enlodado al PP de Madrid y cuyos principales responsables han sido todos empleados directos, cuando no hombres de absoluta confianza, de la propia Aguirre. Pero también por su soberbia.

Aguirre no puede seguir, ni siquiera como jefa de la oposición. Debe dejarlo todo y abandonar definitivamente la política. Si tenía alguna aspiración a ‘asaltar’ el sillón que ocupa Rajoy, ese sueño se ha convertido en pesadilla, y no le queda más remedio que asumir las consecuencias del desastre. Todo hace pensar, y así me lo cuentan fuentes del partido, que en otoño habrá un Congreso Extraordinario, y que por fin el PP de Madrid cambiará de manos.

La única opción realmente creíble para que el PP pueda presentarse como el partido de la renovación se llama Cristina Cifuentes, que desde la modestia con la que ha afrontado toda esta campañasale muy reforzada al permitirle al PP conservar uno de los pocos feudos importantes que le quedan. Cuando en septiembre de 2012 Aguirre anunció que dejaba la política, debió cumplir su promesa. No lo hizo, y unas semanas después yo ya anunciaba cuál era su principal objetivo: la Alcaldía de Madrid para, desde ahí, asaltar la candidatura a la Presidencia del Gobierno. No lo ha conseguido, pero su ambición ha tenido un coste muy elevado para el PP. Lo mejor que puede hacer es irse.