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El paseo triunfal de Isabel con Bertín
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Ángeles Caballero

Ideas ligeras

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El paseo triunfal de Isabel con Bertín

‘En mi casa o en la tuya’ debería haberse llamado ‘Haz conmigo lo que quieras, Isabel’. Porque ella, la presidenta, nos tiene calados a todos

Foto: Bertín Osborne e Isabel Díaz Ayuso, en 'Mi casa es la tuya'. (Mediaset)
Bertín Osborne e Isabel Díaz Ayuso, en 'Mi casa es la tuya'. (Mediaset)

Isabel Díaz Ayuso es simpática, castiza, es la risa padre. Le sale un acento que se parece a cualquiera menos al del pijo madrileño; es un 'ejque' muy suave, con el que vacila, trolea y hace reír a todos menos a sus adversarios en política. Es pandillera, también empollona, y resume los últimos dos años de su vida como “el infierno”.

Le gustan los niños, los fofisanos y los bares, la gente, los chistes y salir a ligar con las primas. “Vienen todos a hablar conmigo, pero luego ligan con ellas”, dice mientras enseña los dientes y abre mucho los ojos. Da igual lo que haga. Bertín Osborne construiría una catedral con sus propias manos si ella se lo pidiera. Menos mal que solo la hizo cocinar. Porque preguntas, pocas. Porque punzadas, ni una. Fue un masaje extraordinario. “Te presiento celosona”, fue lo más mordaz que le lanzó. Imaginen.

‘En mi casa o en la tuya’ debería haberse llamado ‘Haz conmigo lo que quieras, Isabel’. Porque ella, la presidenta, nos tiene calados a todos. Pone ojitos, le sale a veces el humor de testosterona, se victimiza, atiza un poquito a Pablo Iglesias y al PSOE porque juega en casa y lanza mimos a sus padres y a los que han rezado para que ella sea presidenta. A ver si Sánchez aprueba la bigamia en vez de los indultos para presentarme en Sol a pedir su mano.

Foto: Isabel Díaz Ayuso, en 'Mi casa es la tuya'. (Mediaset)

Osborne tiene la mirada triste porque vuelve a estar soltero, pero esta entrevista (es un decir) le ha devuelto la alegría. No paró de observar embelesado a Ayuso, lamentando no tener 20 años menos o volver a ‘Contacto con tacto’. Se recostó en el sofá, con la camisa de la marca El Capote, la misma que lleva don Santiago Abascal y cierra España. Concibió el programa como un ejercicio en el que bastaba escuchar, reírle los chistes y de paso el resto. Ella, mientras, hacía lo que podía con unas chuletillas en la brasa de la casa de Miguel Ángel Rodríguez, que fue el escenario del asunto.

Fue un paseo triunfal, fue un toro indultado antes de salir al ruedo y poner a prueba su bravura. “Es un tipazo Felipe [González]”, “en el siglo XXI es anacrónico hablar de izquierdas y derechas, lo que importa es que gestionéis bien”, dijo el cantante. Para completar el 'pack', eché de menos que añadiera aquello de “ni machismo ni feminismo”. Una lástima.

Foto: Isabel Díaz Ayuso, en 'Mi casa es la tuya'. (Mediaset)

Donde vive el presentador, en todo caso, es en cierta inopia. Quizás ahí resida parte de su encanto para la audiencia. No sabe nada de la estancia en un hotel durante la primera ola de la pandemia, tampoco que Díaz Ayuso e Iglesias Turrión nacieron el mismo día del mismo mes y del mismo año. “No tenía ni idea”, dijo varias veces durante la conversación. Pero le hace una gracia tremenda. Es un hombre que no quiere saber nada de guiones ni de protocolo y que tardó una hora y 40 minutos de programa en preguntar por Pedro Sánchez.

Ella, con la seguridad que le da saber que nada le será repreguntado ni contrastado, soltó por su boca todo aquello que le ha hecho ganar por mayoría en la Comunidad de Madrid. Chulísima, madrileñísima, liberal y libertaria. “España es el mejor país de este mundo”, dijo. “Luego está Vox con sus cosas”, añadió un par de minutos después. “La salud es libertad”, remató. Ole.

Fue un rato en el que ella brilló como siempre sin necesidad de ensayar ni memorizar argumentario, porque le basta ser ella. Isabel y sus cosas. Esas que tanta gracia le hacen a Bertín Osborne.

Isabel Díaz Ayuso es simpática, castiza, es la risa padre. Le sale un acento que se parece a cualquiera menos al del pijo madrileño; es un 'ejque' muy suave, con el que vacila, trolea y hace reír a todos menos a sus adversarios en política. Es pandillera, también empollona, y resume los últimos dos años de su vida como “el infierno”.

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