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El secreto de la sopa de fideos de CC
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Jaime Pérez-Llombet

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El secreto de la sopa de fideos de CC

En Coalición tienen un largo currículum como ajedrecistas parlamentarios, saben ser percibidos sin dejar de ser; sin embargo, esta vez no han tirado de la prestidigitación. Van de cara

Foto:  El presidente de Canarias, Fernando Clavijo. (EFE/Alberto Valdés)
El presidente de Canarias, Fernando Clavijo. (EFE/Alberto Valdés)
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El secreto de la sopa de fideos de Coalición Canaria es que su sopa de fideos no tiene secreto, ni ingrediente que guarden celosamente en un lugar remoto. A veces las cosas son más sencillas de lo que aparentan. Aunque parezca lo contrario, Coalición está jugando con las cartas boca arriba la partida que protagonizan Alberto Núñez Feijóo y Pedro Sánchez, timba aritmética a la que los anfitriones han invitado a CC, bendecidos (otra vez) por la revalorización de su escaño. No hay trampa. Ni cartón. Escribe el filósofo José Carlos Ruiz —en Incompletos— que el siglo XXI premia la percepción; ser percibido cotiza más que ser, a secas. La política no escapa a esa inercia. En Coalición tienen un largo currículum como ajedrecistas parlamentarios, saben ser percibidos sin dejar de ser; sin embargo, esta vez no han tirado de la prestidigitación. Van de cara. No hay malabarismo negociador, ni doble fondo. Fernando Clavijo, presidente de Canarias y secretario general de Coalición, sabe que no es fácil mantener en habitaciones separadas el plano institucional y orgánico, pero puertas afuera y adentro evangeliza sobre la oportunidad de no entremezclarlos.

Con ese punto de partida, Clavijo está situando el contrato que propone a PP y PSOE —la denominada agenda canaria— en lo alto de la escalera, allí donde la transversalidad de lo que se reclama desde el archipiélago permita mantener la agenda canaria asociada a las Islas, y no a uno u otro partido. Coalición se está moviendo sobre el tablero argumentado sobre una triple lealtad. De una parte, haciendo pedagogía sobre su obediencia y lealtad a las demandas, históricas o no tanto, de las Islas. Siguiendo la literalidad de su salmo responsorial, deben lealtad a Canarias, compromiso que tiene en el contrato-agenda su traducción y cuerpo a tierra. En segundo término, CC tiene religiosamente claro que deben lealtad al Partido Popular, socios de Coalición en el Gobierno de Canarias y en un buen puñado de cabildos y ayuntamientos. El PP es el socio de Coalición en las Islas y, sin lugar a dudas, es el de Alberto Núñez Feijóo el partido al que CC debe su apoyo en la investidura del candidato popular. Una vez que el PP ha firmado la agenda canaria, Coalición debe a Feijóo poner su escaño al servicio de su pretendida investidura. No hay matices. Ni ambigüedades. Coalición no baja la voz cuando confirma que se lo deben a Feijóo y al PP canario —lealtad que tuvo en la ronda de consultas del Rey, y en su decisión posterior, su momento estelar—.

Foto: Turistas en Maspalomas. (EFE/Elvira Urquijo A.)
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Hay más. Cabe completar la foto de la excelente relación entre CC y PP recordando que Fernando Clavijo y Alberto Núñez Feijóo tienen una relación fluida, una confianza mutua que se fue gestando en sus años de presidentes autonómicos, amistad apuntalada durante la etapa de ambos en el Senado. La posición de Coalición está clara, el PP puede contar con ellos para la votación de la investidura. Ahora bien, el escenario que se abre un minuto después de una votación que se augura insuficiente para el candidato popular obligará a CC a activar el protocolo dos. Si lo de Feijóo no sale, porque no solo era complicado, sino también imposible, Clavijo se verá obligado a dejar en segundo plano al secretario general para, acto seguido, anteponer su condición de presidente del Gobierno de Canarias y explorar, encontrar y consolidar vías de entendimiento con Pedro Sánchez. Entraría en pista la tercera lealtad, en este caso a las prioridades de la Comunidad Autónoma y al entendimiento Canarias-Estado (según reza el último versículo del salmo).

Coalición parte de una casilla de salida bastante mejorada respecto a meses o años atrás. CC ha recuperado la centralidad perdida, los puentes con el PSOE se han ido reconstruyendo lenta, pero imparablemente, facilitando que llegado el caso —si Feijóo no lo logra— Sánchez y Clavijo puedan poner a los suyos a negociar. También en este escenario CC iría a cara descubierta. Coalición pondría sobre la mesa del PSOE el mismo documento que ya ha firmado el PP, la agenda canaria, el contrato que CC exige firmar a los aspirantes. Ya con Feijóo sin opciones, Coalición no admitiría buenas intenciones ni compromisos escritos en el aire. Si Sánchez intenta su investidura, CC lo apoyaría si antes le firma la mil veces demandada agenda. Caso contrario, si el PSOE no hay compromiso debidamente documentado, Coalición se abstendría y a verlas venir en el día a día de las votaciones en el Congreso —momento procesal que CC rentabilizaría desde un grupo mixto de solo tres diputados—.

Foto: Pedro Sánchez en un acto en Tenerife a finales de junio. (EFE/Miguel Barreto) Opinión

Canarias no se vende. Con esta frase, pintada con spray en la fachada del domicilio familiar de Fernando Clavijo —con el consiguiente mal trago para su mujer e hijas— solo o en compañía de otros, algún impresentable ha resumido miserablemente la tensión con la que estas semanas está viviéndose el proceso de cara a la formación de Gobierno. La pintada, a todas luces inaceptable, ciudadana y democráticamente, implica que la tensión que se respira en Madrid ha terminado importando (a golpe de spray) el guerracivilismo que tiene al país tensando cuerdas, incapaces los actores principales de sembrar el sosiego que la situación requiere. Clavijo viene de mil batallas. A nadie, tampoco a él, le hace maldita gracia que asusten a su familia con vandalismos de última generación, pero no lograrán intimidarlo.

En Coalición no van a cambiar su plan. Ni su agenda. El respeto íntegro de los fueros canarios, la ejecución plena de los convenios bilaterales, una política solidaria en la gestión migratoria, un calendario para poner al día un modelo de financiación autonómica que garantice la suficiencia financiera de los servicios básicos, el reconocimiento de la condición ultraperiférica del archipiélago en una eventual reforma constitucional, la transferencia de las competencias del Estatuto de Autonomía o la aplicación de las medidas compensatorias por lejanía e insularidad, cohesión social y económica, junto a otras medidas que se consideran imprescindibles para plantar cara al contexto presupuestario inminente son, entre otras, las cláusulas de la agenda-contrato que el PP le ha firmado a Coalición y que Clavijo defendería desde Canarias, junto con el PP, ante un hipotético gobierno socialista en Moncloa. Mucho se está escribiendo sobre la equidistancia de Coalición o, yendo más allá, a cuenta de una supuesta jugada a dos bandas de CC. No es tal. Esta vez el ingrediente secreto de la sopa de fideos es que la sopa no tiene secretos.

El secreto de la sopa de fideos de Coalición Canaria es que su sopa de fideos no tiene secreto, ni ingrediente que guarden celosamente en un lugar remoto. A veces las cosas son más sencillas de lo que aparentan. Aunque parezca lo contrario, Coalición está jugando con las cartas boca arriba la partida que protagonizan Alberto Núñez Feijóo y Pedro Sánchez, timba aritmética a la que los anfitriones han invitado a CC, bendecidos (otra vez) por la revalorización de su escaño. No hay trampa. Ni cartón. Escribe el filósofo José Carlos Ruiz —en Incompletos— que el siglo XXI premia la percepción; ser percibido cotiza más que ser, a secas. La política no escapa a esa inercia. En Coalición tienen un largo currículum como ajedrecistas parlamentarios, saben ser percibidos sin dejar de ser; sin embargo, esta vez no han tirado de la prestidigitación. Van de cara. No hay malabarismo negociador, ni doble fondo. Fernando Clavijo, presidente de Canarias y secretario general de Coalición, sabe que no es fácil mantener en habitaciones separadas el plano institucional y orgánico, pero puertas afuera y adentro evangeliza sobre la oportunidad de no entremezclarlos.

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