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Nostalgia por "bizcochito" Sánchez: ser presidente no es para siempre
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Carlos Prieto

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Nostalgia por "bizcochito" Sánchez: ser presidente no es para siempre

El presidente del Gobierno visita 'La pija y la Quinqui', el pódcast más mediático de la generación Z. Del chispazo pop a los tiempos mejores que ya nunca volverán. Sánchez antes y después del cara a cara

Foto: La Quinqui, Sánchez y la Pija. (La Pija y la Quinqui)
La Quinqui, Sánchez y la Pija. (La Pija y la Quinqui)

No es sencillo que tu mejor y peor momento pasen casi a la vez, pero algo así le ha ocurrido a Pedro Sánchez en esta campaña, con su gloriosa gira mediática y su errático cara a cara con Feijóo.

A Sánchez quizá le hubiera gustado que el debate con Feijóo no hubiera tenido lugar (o al menos ocurriera de otra forma), y la gira por medios durara para siempre. El pódcast La Pija y la Quinqui, el más in de la generación Z, debía haber sido el colofón amable a la gira de Sánchez por territorio hostil. El descanso pop del guerrero. Pero el feijoonazo se coló por medio (el pódcast se grabó antes del cara a cara, pero no se ha emitido hasta hoy). Por eso resulta tan melancólico escuchar al Sánchez subido del pasado reciente. Lo que tenía que haber sido puro chispazo pop, acaba teniendo aires nostálgicos a lo Scott Fitzgerald.

Foto: Lona de Avaaz contra los pactos PP/Vox. (EFE) Opinión

En episodios anteriores, la Pija (Carlos Peguer) y la Quinqui (María de los Ángeles Maturana) fantaseaban con pedirle las claves de los misiles a Sánchez, al tiempo que desvariaban sobre sus temas habituales: resacas, festivales, ligues, música, moderneo, móviles, cuernos, redes sociales por un tubo, más ligues, petardeo, chorradas como un piano y, en definitiva, todo lo que le interesa a uno cuando aún no tiene que preocuparse de hijos soplándole trompetas al oído, de hipotecas variables y de Moscú apuntándole con misiles.

La Pija y la Quinqui, en definitiva, es el calambre costumbrista, la espuma de los días; adultos densos, mejor quédense en casa, pero con el presidente del Gobierno, haremos una excepción.

La Pija y la Quinqui es la versión verborreica de esas películas de Jim Jarmusch en las que los personajes se dedican a matar el tiempo, es decir, películas en las que parece que no esté pasando nada, pero lo que está pasando es la vida en todo su esplendor fútil.

Foto: Foto: Reuters/Borja Suárez.

En otras palabras, después de haber visto a Sánchez y Feijóo atizarse sobre el volumen de la deuda española, el pódcast fue lisergia festiva para los cerebros.

Para arrancar, recordaron que al presidente del Gobierno ya le conocen todos como "bizcochito" (en efecto, la entrevista de Ana Rosa a Sánchez no podría haber empezado así).

Seguidamente, la Quinqui le preguntó a la Pija qué iba a hacer este verano. Respuesta... "Reordenar mis chakras".

También hubo diálogos pop con malicia final:

La Quinqui: "Vamos a hablar de lo que le importa a la sociedad española: Taylor Swift".

Sánchez: "Es una artistaza".

La Pija: "Para ganar las elecciones tienes que decir: me encanta Taylor Swift y la amo. Dilo, dilo".

Sánchez: "He leído que tú eres una swiftie, ¿no?"

La Quinqui: "Es una swiftie crónica. Igual que tú has dicho que la presidencia iba a ser para siempre, lo suyo es una condición con la que nació y no va a poder desprenderse de ella".

Risas.

A Sánchez se le pidió (de broma) que presionara a Taylor Swift para que ampliara su gira española, a lo que él respondió: "Ser presidente del Gobierno está sobrevalorado". La rebaja de expectativas sobre el poder de la política lo zanjó así la Quinqui: "Yo creo que Taylor Swift está por encima incluso del Papa".

La masa

Al presidente también le regalaron "una pizza cojonuda del Luna Rossa", alusión a un legendario tuit juvenil de Sánchez que anticipó el sanchismo como movimiento transversal porque: ¿A quién no le gusta una pizza cojonuda, eh, a quién? ¿Acaso los españoles no nos podemos poner de acuerdo al menos en eso?

Sánchez, no obstante, negó la mayor: "Si esos tuits demuestran algo es que jamás pensé que iba a ser presidente". "Eso desde luego", terció la Quinqui.

Suave es la noche mientras recuerdas el sabor de una pizza cojonuda que tomaste cuando eras joven y nunca más volverá a estar tan buena

El momento pizza no solo fue importante porque a Sánchez se le cayó brevemente la máscara y mostró un destello de naturalidad, sino porque la pizza estaba fría. No podía ser de otra forma: las cosas ya no son lo que eran.

Suave es la noche mientras recuerdas el sabor de una pizza cojonuda que tomaste cuando eras joven y nunca más volverá a estar tan buena.

Suave es la noche en la que Sánchez desbarra sobre Taylor Swift y acto seguido es aleccionado por Feijóo. Ese momento en el que te das cuenta de que la presidencia del Gobierno igual no es para siempre. ¿Nostalgia del sanchismo a la vuelta de la esquina?

No es sencillo que tu mejor y peor momento pasen casi a la vez, pero algo así le ha ocurrido a Pedro Sánchez en esta campaña, con su gloriosa gira mediática y su errático cara a cara con Feijóo.

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