Es noticia
Semana Santa de nuevo
  1. España
  2. Madrid
Juan José Cercadillo

Miredondemire

Por

Semana Santa de nuevo

Ya seas de asfalto y velas, de playas y chiringuitos o de campo y porterías, esta semana parece que ha cuadrado a todo el mundo. No escuché una voz en contra. Nos puso a todos de acuerdo. Ojalá se repita el milagro

Foto: Nazarenos en el Palacio Real de Madrid. (Reuters/Juan Medina)
Nazarenos en el Palacio Real de Madrid. (Reuters/Juan Medina)

Tuvo que ser una semana intensa. Eso no hay Dios que lo niegue. El domingo, montado en burro, entra por la puerta grande. Ramos, vítores y flores para celebrar a la estrella que parecía debutar por fin en capital de provincia. El lunes se acerca al templo y expulsa a los mercaderes. El martes señala a Judas y le hace dudar a San Pedro a cuenta de sus negaciones. El miércoles, día a priori libre y de simple transición, en una especie de profecía autocumplida, cierra el trato Iscariote con el que entregará al activista. El jueves agenda completa: testimonial lavatorio, de pies para más inri, preparación de la cena y paseo nocturno hasta un huerto allá por Getsemaní. Demasiado a las afueras me resulta para optimizarse los tiempos con tanta tarea pendiente, pero así es que reza el cuento.

Meditada y tensa espera entre olivos centenarios, arresto a traición –nunca mejor dicho- y traslado custodiado a dependencias policiales. Noche en vela para el jefe y dispersión de la tropa. El mismo viernes, en un increíble alarde de eficiencia procesal que ya querríamos para nuestros días, pasa el reo palestino a dependencias judiciales. Interrogatorio exhaustivo y bastante ida de mano. Látigo sobre el agitador que había osado proponer un cambio de paradigma en pleno Jerusalén rendido al Imperio Romano. Como si no hubiera mañana le dieron. Quién iba a pensar en posibles resurrecciones. Hostias como panes que también se multiplicaron en un viernes que desde primera hora, la verdad, no auguraba precisamente un fin de semana tranquilo para quien vino a salvarnos.

placeholder Varios bomberos sacan la talla de El Cristo de los Niños de la Iglesia de San Antón de Madrid. (EFE/Luca Piergiovanni)
Varios bomberos sacan la talla de El Cristo de los Niños de la Iglesia de San Antón de Madrid. (EFE/Luca Piergiovanni)

Visto para sentencia, una corona de espinas y un madero de cien kilos remataron complementos del outfit de temporada de los condenados a muerte. Caminito de El Calvario, tropezones e improperios adornaron una ruta de dolor y vejaciones. Toda la tarde del viernes avanzando hasta el montículo donde aparcar para siempre. O al menos por unos días. Estaciones definidas, interacciones variadas –María, Simón, las hijas de Jerusalén en pleno-, tres caídas, 600 metros de dolor a duras penas hasta coronar el Gólgota. Esa cruz a cara de perro como símbolo perfecto que pasaría a la historia escoltada por delincuentes malos y buenos. Los romanos lo clavaron: lo mejor es condenarlo para apagar insurgencias. Qué visión. Muerte de libro. El más vendido de la historia. Longinos lanza la lanza que acaba con el suplicio. Típico fin de película que guarda alguna sorpresa. El bueno no muere nunca. Es de primero de Hollywood y de tercero de Sectas.

Foto: Procesión del Cristo de Medinaceli en Madrid. (EFE) Opinión
TE PUEDE INTERESAR
Los españoles y Dios
Ignacio Varela

Bajada de un Dios inerte. Mortaja entre suspiros de madre, novia, amigos y hermanos. Semana como hay que vivir: a tumba abierta. Ya, pero Él lo sabía, le podríamos decir. Semana que para acabar perfecta amanece de domingo con milagro y desalojo. Una sábana firmada con sudores y con sangre a modo de ancestral “check out” como único testimonio de un par de días de descanso entre los muertos o perfecta catalepsia, depende de a quién le preguntes. Y Cristo vuelve a las andadas. A saludar a los suyos, a mostrarles las heridas, a darles fe de la muerte y de una nueva vida. Y a inaugurar oficialmente con su marcha hasta los cielos, lo que unos siglos más tarde llamamos carrera espacial. O, ¿qué te pensabas Jeff Bezos?

Dos mil años han pasado y lo seguimos celebrando. Y representando. Minuto a minuto de aquellos días. Siempre he pensado que había algo de sádico en celebrar año tras año el apresamiento, la tortura y la ejecución de Cristo. Ni considerando viable la resurrección al tercer día -nunca me salieron las cuentas- me parecía justificada la frecuencia anual del recordatorio. Pero, ¿quién soy yo para corregir un calendario perfeccionado por sabios durante siglos, un guion tan depurado?

placeholder La Playa de Samil de Vigo este viernes llena de gente. (EFE/Salvador Sas)
La Playa de Samil de Vigo este viernes llena de gente. (EFE/Salvador Sas)

Siempre alrededor de marzo -primer domingo después de la primera luna llena de primavera decidieron en el concilio de Nicea que iba a ser siempre la Pascua-, unos cargan con las culpas y otros se van a la playa. Costaleros, sombrilleros, nazarenos o de barra, todos le damos sentido al parón de primavera. Y se atascan por igual catedrales y autovías. Unos buscando trascender con el aroma de incienso, otros inspirando a su alma con varias cervezas frías.

Devotos arriman el hombro a sujetar tradiciones. Unos caminan descalzos para pagar por sus fallos. Otros que han sido malos se flagelan a la vista de todo el que quiera verlo sin que les vean a ellos. Otros marchan encadenados tratando de sujetar con hierro los yerros propios que vuelvan con seguridad el año próximo. Otros cumplen sus promesas por los bienes concedidos. Unos cantan, otros lloran, muchos gritan y algunos simplemente callan durante horas. Pero es mucha la expresión que se junta alrededor de esta tan santa semana. Imágenes idolatradas, tan realistas y cuidadas, facilitan el ejercicio de agradecer lo que tienes. Es más fácil dar las gracias mirando a la divinidad a la cara. Y la sugestión del conjunto de los que piensan como tú suma a la sensación de que hay algo al otro lado de esas caras de madera vestidas de seda y oro que parece que te hablan.

placeholder Karim Benzema celebra un gol. (Reuters)
Karim Benzema celebra un gol. (Reuters)

Otros, de tanta efeméride, solo sacan un debate. Con tanto fútbol por medio, las dudas se circunscriben a problemas más mundanos. Si crucificar a Guardiola o sacarle bajo palio. Si hay que tallar a Benzema o al Cholo y convertirlos en pasos a los que pedirles que llueva. Si consagrar el Bernabéu cuando se acaben las obras. Milagros allí llevan varios, eso no voy a negarlo. La cofradía del Atleti otro año con toda la procesión por dentro, con llagas, estigmas y llantos. Los del Madrid ya soñando con ascender a la gloria. Eso sí es resucitar habiendo estado bien muerto. Los de Villarreal flotando disfrutando de su fe, eso sí es mover montañas. Por Barcelona, saetas, contrición y largos silencios tras la ascensión a los cielos de su seguro salvador. Que ahora parece sentado a la derecha de Dios, veremos por cuanto tiempo.

Semana para todos los gustos. Parada casi obligatoria que también ayuda con el paro. Oxigenarse u oxígeno depende al lado de la mesa que pases los días santos. Ya seas de asfalto y velas, de playas y chiringuitos o de campo y porterías, esta semana parece que ha cuadrado a todo el mundo. No escuché una voz en contra. Nos puso a todos de acuerdo. Ojalá se repita el milagro y se resucite el consenso. Que con bastante cruz ya cargamos a cuenta del desacuerdo. No es mi primera Semana Santa aunque aquí peque de nuevo rezando para que escuchen tanto salvador divino que se creen los elegidos porque resultaron votados.

Tuvo que ser una semana intensa. Eso no hay Dios que lo niegue. El domingo, montado en burro, entra por la puerta grande. Ramos, vítores y flores para celebrar a la estrella que parecía debutar por fin en capital de provincia. El lunes se acerca al templo y expulsa a los mercaderes. El martes señala a Judas y le hace dudar a San Pedro a cuenta de sus negaciones. El miércoles, día a priori libre y de simple transición, en una especie de profecía autocumplida, cierra el trato Iscariote con el que entregará al activista. El jueves agenda completa: testimonial lavatorio, de pies para más inri, preparación de la cena y paseo nocturno hasta un huerto allá por Getsemaní. Demasiado a las afueras me resulta para optimizarse los tiempos con tanta tarea pendiente, pero así es que reza el cuento.

Semana Santa Karim Benzema Diego Simeone Religión