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Pedro Sánchez, cien por cien PSOE
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Javier Caraballo

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Pedro Sánchez, cien por cien PSOE

Eso del “cien por cien PSOE” fue, curiosamente, el lema con el que quisieron acabar y desacreditar a Pedro Sánchez en aquellas elecciones primarias de 2017

Foto: Jose Luis Rodriguez Zapatero (i), Pedro Sánchez (c) y Felipe Gonzalez (d). (EFE)
Jose Luis Rodriguez Zapatero (i), Pedro Sánchez (c) y Felipe Gonzalez (d). (EFE)

El secretario general de los socialistas, Pedro Sánchez, ha clausurado en Valencia su congreso más redondo, el que cierra con el regreso al punto de origen la etapa más convulsa y peligrosa para la supervivencia de este partido centenario. Ya está otra vez el PSOE en su lugar de siempre, abrazado a su pasado y todos en torno al secretario general al que ya nadie le discute su liderazgo; también aquellos que han sido apartados o ignorados, sacrificados o marginados, asumen su minoría y se levantan de su silla para aplaudir, como ha ocurrido siempre.

Ese es el ‘PSOE cien por cien’, el que recupera Pedro Sánchez, aunque también podría formularse al contrario: es Sánchez el que se comporta como un líder ‘cien por cien PSOE’ y lo acaba de demostrar en este Congreso en el que los socialistas han retratado el momento con la foto de todos los presidentes en el escenario, como si quisieran destaparse y enseñarnos la profundidad de sus raíces, desde Felipe González a Sánchez, envueltos por la melodía de tantos años, ese potente himno que es como de Vangelis, aunque lo compuso un turolense, Julio Mengod. Desde 1982, que es cuando se compuso esa sintonía exitosa, hasta este próximo año de 2022 transcurre la democracia en España, con la salvedad de los primeros años de la fructífera Transición con Adolfo Suárez en el Gobierno, el PSOE es el único partido de implantación nacional que se mantiene con sus mismas siglas y la misma imagen.

Todos elogiaban su capacidad y su carisma y hasta la consideraban algunos como el nuevo referente de la izquierda en Europa

El principal logro de Pedro Sánchez en ese recorrido histórico ha sido rescatar al PSOE de su mayor crisis electoral, girando primero a la izquierda y luego hacia el centro, y del peor momento de división interna, que casi llegó a la ruptura, con la recuperación de la imagen de unidad que los socialistas siempre han sabido preservar.

Eso del “cien por cien PSOE” fue, curiosamente, el lema con el que quisieron acabar y desacreditar a Pedro Sánchez en aquellas elecciones primarias de 2017 en las que todo el aparato socialista se unió en torno a la candidatura de Susana Díaz, entonces presidenta de la Junta de Andalucía y estrella fulgurante del momento. Todos elogiaban su capacidad y su carisma y hasta la consideraban algunos como el nuevo referente de la izquierda en Europa.

Foto: El presidente del Gobierno y Secretario General del PSOE, Pedro Sánchez. (EFE) Opinión
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Frente a Pedro Sánchez y su primer giro hacia la izquierda con el ‘no es no’ al Gobierno de Rajoy, Susana Díaz representaba un socialismo más centrado, más moderado; una socialdemocracia clásica, en sintonía con lo que siempre ha significado el PSOE en España. Al menos en la etapa más fructífera de Gobierno, la de Felipe González: por eso decían que Susana Díaz era la que ofrecía un proyecto ‘cien por cien PSOE’, frente al de Pedro Sánchez, más escorado a la izquierda.

Lo que ignoraba Susana Díaz, y todos los líderes históricos que la acompañaron en ese momento, empezando por Felipe González, es que erraban profundamente en la estrategia porque era el momento de que el PSOE recuperase la izquierda en España, no de recrearse en la socialdemocracia y en su cara más moderada. Pedro Sánchez, y el equipo de dirigentes que lo acompañó en aquel momento crítico, supo verlo así y, por esa razón, ganó en las elecciones primarias y, sobre todo, frenó el avance de Podemos, el ‘sorpasso’ que anunciaban las encuestas.

Ya nadie cuestiona que el PSOE ha recuperado la hegemonía de la izquierda en España y, por esa razón, en este Congreso, al contrario que en el anterior, la imagen que se ha querido transmitir ha sido la del regreso a las posiciones socialdemócratas, centradas, que son las que otorgan mayorías amplias en España. Lo dijo el propio Pedro Sánchez en su discurso de clausura del congreso: “Primero nos criticaban por ser socialdemócratas, como saben bien Felipe González y Zapatero, y ahora, esos mismos, nos acusan de no ser lo suficientemente socialdemócratas. Pero aquí estamos, 142 años después, con el mismo nombre y los mismos ideales, porque es desde aquí, desde la socialdemocracia, desde donde realmente se cambia el mundo”.

placeholder El expresidente del Gobierno, Felipe Gonzalez. (EFE)
El expresidente del Gobierno, Felipe Gonzalez. (EFE)

Internamente, también esta etapa que se cierra con el ‘Congreso de la unidad’, como han comenzado a llamarlo, ha sido la de mayor división, con pugnas entre facciones que han llevado al partido al borde de la ruptura en algunos momentos. Es verdad que no ha sido el único episodio de grandes enfrentamientos internos, pero sí el que engendraba un mayor riesgo por la combinación letal de las peleas internas y la debilidad electoral.

De la misma forma que el poder es un elixir pacificador en todos los enfrentamientos -por la posibilidad de calmar el malestar con cargos y nombramientos-, la división ex exponencial cuando las elecciones se pierden y se cae en las encuestas. Por eso, aquella ruptura del partido en los 90 del siglo pasado, cuando Felipe González y Alfonso Guerra se enemistaron y se enfrentaron, fue más traumática para el PSOE, por lo que representaban ambos, pero con menos riesgo de ruptura que con Pedro Sánchez, tanto cuando lo expulsaron de la secretaría general como cuando venció al aparato en las elecciones primarias y giró hacia la izquierda, pero en España seguía gobernando el centroderecha de Rajoy.

Todos los episodios vividos en este tiempo, en estos cuatro años transcurridos desde que Pedro Sánchez se asentó en la secretaría general, se ha vaticinado en muchas ocasiones la ruptura del partido y muchas más se ha sentenciado que el PSOE histórico ha dejado de existir, apuñalado por la radicalización de Pedro Sánchez. Ya estamos viendo que no es así, que el Partido Socialista ha regresado a su esencia y a su estética, a su aire clásico, de puño y de rosa, sonrisas y banderitas de plástico, aderezadas con el almíbar de esa sintonía como de Vangelis “cien por cien PSOE”.

El secretario general de los socialistas, Pedro Sánchez, ha clausurado en Valencia su congreso más redondo, el que cierra con el regreso al punto de origen la etapa más convulsa y peligrosa para la supervivencia de este partido centenario. Ya está otra vez el PSOE en su lugar de siempre, abrazado a su pasado y todos en torno al secretario general al que ya nadie le discute su liderazgo; también aquellos que han sido apartados o ignorados, sacrificados o marginados, asumen su minoría y se levantan de su silla para aplaudir, como ha ocurrido siempre.

Pedro Sánchez Alfonso Guerra
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