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¿Alarma? El experimento vírico de Sevilla
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Javier Caraballo

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¿Alarma? El experimento vírico de Sevilla

Nada ha sido tan propicio hasta ahora para el contagio exponencial del virus que la Feria de Sevilla

Foto: Foto: Reuters/Marcelo del Pozo.
Foto: Reuters/Marcelo del Pozo.
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Ha sido el primer experimento vírico que se produce en España tras la certificación oficial del final de la pandemia, aunque el virus del covid-19 siga activo en la sociedad. Llegó el final de las prohibiciones, los recuentos y las restricciones, y nos preguntamos qué pasaría después. ¿Serán suficientes las vacunas o llegará otro brote que, de nuevo, haga saltar todas las alertas sanitarias? La Feria de Abril de Sevilla ha sido el primer experimento vírico tras la pandemia, el más fiable de los realizados hasta ahora, porque la concentración de cientos de miles de personas, sin mascarillas, en un ambiente festivo y en espacios cerrados, como sucede con las casetas, multiplica exponencialmente el riesgo de contagio con respecto a las gradas de un campo de fútbol, la salida de una procesión en Semana Santa o las calles atestadas de público que circula sin mascarillas.

Nada ha sido tan propicio hasta ahora para el contagio exponencial del virus que la Feria de Sevilla y solo hay que asomarse a las redes sociales, o simplemente atender a lo que está sucediendo en el entorno de cualquiera que se haya pasado por esas casetas llenas de farolillos y de encajes, para saber que la capital de Andalucía está padeciendo la mayor oleada de contagios de covid-19 de toda la pandemia. Sevilla, que es la cuarta ciudad más poblada de España, por detrás de Madrid, Barcelona y Valencia. Solo podemos hablar de impresiones, claro, porque no existen datos oficiales (“aquí nadie está interesado en ofrecer datos”, asegura un responsable hospitalario de la capital andaluza) y porque tampoco se ha aprovechado lo ocurrido en la Feria de Sevilla para realizar un sencillo estudio de propagación del virus y la reacción de la sociedad, como hubiera sido recomendable por parte del Ministerio de Sanidad o de la propia Junta de Andalucía.

Foto: Sevilla se prepara para la Feria de Abril. (EFE/Julio Muñoz)

La impresión superficial de que Sevilla, tras la Feria de Abril de la última semana, está viviendo la mayor tasa de contagios por día desde el inicio de la pandemia se puede certificar también en centros médicos y en las propias farmacias, que han vuelto a ver a sus puertas colas de pacientes para adquirir una prueba de antígenos. “Se trata de un contagio masivo y, con seguridad, el mayor en Sevilla desde que se inició la pandemia”, aseguran las fuentes consultadas. Pero, al menos de momento, la frase se completa con una salvedad fundamental para nuestra tranquilidad: “Los síntomas van desde el que solo tiene molestias de garganta y un poco de tos, al que tiene un cuadro pseudo-gripal, es decir, fiebre de hasta 39 grados y dolores en todo el cuerpo. Pero, afortunadamente, y hasta el momento, sin insuficiencia respiratoria”, afirma el médico de un hospital de Sevilla. Es decir, patologías leves que, por ahora, no están provocando un aumento relevante de las hospitalizaciones, que ha sido siempre el factor determinante de la gravedad de la pandemia a la hora de decretar confinamientos y restricciones.

Lo esperable es que, en adelante —la Feria de Abril de Sevilla concluyó el pasado sábado—, este contagio masivo de covid vaya remitiendo, por la levedad de esos síntomas catarrales o gripales, pero tampoco las propias autoridades sanitarias de la Junta de Andalucía se atreven a asegurarlo. La portavoz del grupo de seguimiento del coronavirus del Gobierno andaluz, la doctora Inmaculada Salcedo, reconoció ayer, en una entrevista de ‘La Mañana de Andalucía’, de Canal Sur Radio, que están “muy vigilantes” porque a los profesionales sanitarios “nos da miedo” el incremento exponencial de contagios y el posible aumento de hospitalizaciones, aunque no se está dando por ahora. Y añadió: “La gente se ha relajado en exceso porque cuando se da una instrucción de que las mascarillas no son obligatorias, por mucho que nosotros recomendemos a nivel autonómico su uso, las personas se relajan porque realmente no incumplen la ley”.

Es lo que ha ocurrido en Sevilla estos días: lo excepcional era ver a alguien con mascarilla, una aguja en un pajar. Y volvemos a lo que se decía antes sobre el ‘caldo de cultivo’ que ha supuesto la Feria de Abril para la expansión del covid-19, en esta última variante ‘suave’ y exponencial que conocemos. Por la ausencia de Feria en los dos últimos años, y la coincidencia con el puente festivo del Dos de Mayo en Madrid, el domingo de Feria, el primero, registró una asistencia récord: los transportes públicos trasladaron al Real de la Feria a 338.847 personas, a las que habría que sumar las que llegaron en las más de 10.000 plazas de aparcamiento, las que accedieron en taxi, los miles que llegaron caminando y los que lo hicieron en coche de caballos, que ese día sumaron 1.349 carruajes. Imaginemos, a partir de esos datos, que la actividad lúdica principal de la Feria de Abril se desarrolla en las casetas, que son recintos cerrados, normalmente de cuatro metros de ancho por seis u ocho de largo, cubiertos por lonas, y abarrotados la mayor parte del día. Aún más: sumemos también que los primeros días de Feria estuvo lloviendo durante varias horas, lo que incrementa aún más la concentración.

“Lo ocurrido con esta oleada de contagios —sostiene el jefe médico que se citaba al principio— es perfectamente normal si pensamos en esas condiciones, gentes sin mascarillas y una tasa de contagio muy elevada, que estaba por encima de las 400 personas por cada 100.000 habitantes antes de empezar la Feria”. Este mismo profesional comparte la idea de que hubiera sido muy oportuno que se hubiera aprovechado la Feria de Abril para analizar el comportamiento del virus, tras las vacunas y el levantamiento de las restricciones en España. “De facto', hubiera sido como provocar una ola de covid-19, ver cómo evoluciona y, luego, analizar los resultados en términos de coste en todos los sentidos. Se podría haber hecho hasta un estudio prospectivo sencillo, simplemente seleccionando un grupo de población con test negativos, realizados 24 horas antes de la Feria, y seguir su evolución”. Pero no se ha hecho nada. La saturación de cifras, gráficos y porcentajes de los dos primeros años de la pandemia ha dado paso a esta etapa en la que lo que se busca, por el contrario, es no saber cuántas personas están contagiadas, sean las que sean, a no ser que pertenezcan a grupos de riesgo o que acaben siendo hospitalizadas. El experimento sevillano tendría que quedarse también ahí, una oleada y nada más. Y en el recuerdo futuro, los comentarios guasones en las redes sociales. Como este, que se hizo viral: “Última hora: localizan a una persona en la Feria de Abril de Sevilla que no se ha contagiado de covid; han decretado su traslado inmediato a la Feria de Jerez”.

Ha sido el primer experimento vírico que se produce en España tras la certificación oficial del final de la pandemia, aunque el virus del covid-19 siga activo en la sociedad. Llegó el final de las prohibiciones, los recuentos y las restricciones, y nos preguntamos qué pasaría después. ¿Serán suficientes las vacunas o llegará otro brote que, de nuevo, haga saltar todas las alertas sanitarias? La Feria de Abril de Sevilla ha sido el primer experimento vírico tras la pandemia, el más fiable de los realizados hasta ahora, porque la concentración de cientos de miles de personas, sin mascarillas, en un ambiente festivo y en espacios cerrados, como sucede con las casetas, multiplica exponencialmente el riesgo de contagio con respecto a las gradas de un campo de fútbol, la salida de una procesión en Semana Santa o las calles atestadas de público que circula sin mascarillas.

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