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Moreno no es Ayuso… ni falta que le hace
El presidente andaluz neutraliza a Vox mejor que la colega madrileña y logra una transversalidad y una centralidad que alcanza a atraer a los votantes socialistas
El ciclo adverso del sanchismo empezó en Madrid hace cosa de un año, pero la victoria de Moreno en Andalucía trasciende los méritos de Isabel Díaz Ayuso. Y no solo por el hito de la mayoría absoluta, sino por la astucia con que Juanma ha neutralizado la pujanza de Vox, hasta el extremo de convertir la ultraderecha en una fuerza política gregaria e irrelevante.
Fue en Andalucía donde Abascal enseñó sus espolones hace cuatro años. Y es Andalucía donde Vox ha experimentado su primer gran escarmiento. El modesto avance del 19J —de 12 escaños a 14— define el fracaso de Macarena Olona y frustra la ambición de chantajear a Moreno con la investidura.
Quiere decirse que Moreno ha sobrepasado con holgura el hito del 'ayusazo'. Y que ha conseguido resolverle a Núñez Feijóo el conflicto que hubiera supuesto asumir el estigma de un pacto orgánico con Vox en Andalucía. La eventualidad de Olona en la vicepresidencia de la Junta —reina madre de Andalucía— habría “demostrado” la mistificación de PP y la ultraderecha. Y habría deslucido la moderación del patriarca gallego y su credibilidad para llegar a hombros al palacio de la Moncloa.
Juanma Moreno no es Ayuso… ni falta que le hace. Les identifica el partido y el ciclo virtuoso, pero los diferencia la idiosincrasia política y la manera de relacionarse con Vox. No hay rastro del populismo ni de la megalomanía de Díaz Ayuso en la campechanía de Juanma. Ni se observan Moreno las veleidades conservadoras que caracterizan la vena confesional, patriotera y providencialista de la presidenta madrileña. Ayuso sintoniza con Abascal más de lo que hace su colega andaluz. Y ha relativizado la importancia de establecer prejuicios. Lo hizo con más rotundidad con ocasión de la investidura de Mañueco. Feijóo eludió presentarse en Valladolid. Ayuso, en cambio, ofició los esponsales del PP y Vox con los galones de hada madrina.
Las diferencias no implican que deba subestimarse la importancia que revistieron los comicios autonómicos de Madrid el 4 de mayo de 2021, ni el ejercicio de autoestima que proporcionó la victoria categórica de Ayuso. Pude que no hubiera llegado tan lejos de no haberla convertido Pedro Sánchez en antagonista integral, pero es la autonomía madrileña la que establece el cambio de ciclo, más todavía cuando el PP de Casado todavía convalecía de la catástrofe en las elecciones catalanas del 14 de febrero.
Conviene recordarlo para aplacar la lectura posibilista y estrafalaria que ha podido leerse este lunes entre algunos rapsodas de la progresía. Le restriegan a Ayuso la victoria de Moreno. Y hasta consideran que el líder andaluz ha conseguido un 'ayusazo' superior al de la propia Ayuso…, de tal manera que la presidenta madrileña habría perdido los comicios del 19-J.
Es divertida la carambola. E ilustrativa de la frustración con que el Partido Socialista y los satélites mediáticos tratan de disimular el mayúsculo desastre dominical. Cualquier argumento resulta atractivo para sustraerse a la lectura nacional. O para aferrarse a interpretaciones disuasorias e infantiles.
La ventaja que ha cobrado Moreno sobre Ayuso consiste en haber anclado la nave en la centralidad, en la moderación, en el buen gobierno y en la distancia respecto a los debates ideológicos y culturales. Por eso se ha llevado todo el voto de Ciudadanos. Y por la misma razón ha conseguido atraer a decenas de miles de votantes socialistas. Se llama transversalidad. Un salto cualitativo que Feijóo aspira convertir en premonición y que convierte el 19-J en el jalón de un cambio de época.
El ciclo adverso del sanchismo empezó en Madrid hace cosa de un año, pero la victoria de Moreno en Andalucía trasciende los méritos de Isabel Díaz Ayuso. Y no solo por el hito de la mayoría absoluta, sino por la astucia con que Juanma ha neutralizado la pujanza de Vox, hasta el extremo de convertir la ultraderecha en una fuerza política gregaria e irrelevante.