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Carlos Mazón es la maldición de Feijóo
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Rubén Amón

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Carlos Mazón es la maldición de Feijóo

El presidente del PP, desposeído de autoridad, encadena su destino al mismo náufrago que precipitó el acuerdo con Vox, malogrando las opciones de la Moncloa

Foto: El presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón (i) y el presidente del Partido Popular, Feijóo en una rueda de prensa por la DANA. (Europa Press/Jorge Gil)
El presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón (i) y el presidente del Partido Popular, Feijóo en una rueda de prensa por la DANA. (Europa Press/Jorge Gil)
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No es que Feijóo haya decidido sujetarse al náufrago Mazón, más bien no ha podido evitarlo o ha carecido de autoridad para coordinar la estrategia de la catástrofe levantina. El líder nacional del PP había recomendado explícitamente la declaración del estado de emergencia. Y hubiera deseado, probablemente, que el propio Mazón asumiera la negligencia con más rigor y valentía de cuanto supone el sacrificio político de los cargos intermedios.

El oficialismo pepero insiste en que Feijóo no puede ejecutar la dimisión de un presidente autonómico, como si pretendieran anteponerse los tecnicismos y la burocracia al problema de la “auctoritas”. Y no la ejerce el presidente del PP, cuyo desgaste político irá extremándose a medida que el propio Mazón se obstine en conservar la presidencia de la Generalitat.

Ha unido Feijóo su destino al de Mazón. Se ha resignado a digerir la narrativa voluntarista del colega valenciano. Y se ha quedado sin armas para exigir dimisiones en el territorio del Gobierno central. La resistencia de Mazón en el cargo desautoriza cualquier reclamación traumática. Y convierte a Feijóo en el cómplice político del barón. No ya respecto a la gestión catastrófica de la catástrofe, sino aceptando incluso los argumentos que Mazón ha divulgado para justificar el vacío de la fatídica sobremesa.

No habla el PP de ejemplaridad y de transparencia. Y critica Feijóo la colonización sanchista de RTVE al mismo tiempo que su virrey levantino intenta amañar a dedo la dirección del canal autonómico.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; y el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, en el Congreso. (Europa Press/Eduardo Parra)

Mazón puede arruinar la trayectoria demoscópica de Feijóo y malograr la credibilidad de los populares en un asunto de extrema sensibilidad social. El dolor, la ruina y el caos no son abstracciones políticas, sino asuntos inflamables que miden al milímetro la competencia de los dirigentes.

Mazón ha decidido emprender medidas cosméticas igual que ha dado explicaciones precarias. Y no puede sostenerse que la dimisión supondría abandonar a los valencianos en el momento crítico, menos aún cuando la ausencia de Mazón se hizo dramática en el trance de mayor gravedad.

Foto: El presidente de la Generalitat, Carlos Mazón. (Jorge Gil/Europa Press)

Dimitir significa aceptar los errores, reconocer la propia incapacidad y delegar las soluciones en criterios profesionales, pero el “president” ha decidido convertirse en el gran artífice de la reconstrucción, alegando incluso que no convienen mezclarse las urnas con el fango.

Mazón se ha convertido en un enemigo encubierto de Núñez Feijóo. Y no solo ahora, que lo arrastra en la gestión de la crisis, sino en la inauguración de la legislatura, cuando precipitó el acuerdo de Gobierno con Vox.

La operación y el maridaje se organizaron a expensas y espaldas del presidente nacional. Y provocaron un sabotaje a la estrategia política que hubiera convertido a Feijóo en presidente del Gobierno.

Foto: Salomé Pradas, Carlos Mazón, Alberto Núñez Feijóo y Vicente Mompó, presidente de la Diputación de Valencia. (EFE/Kai Fösterling)

Había arrasado el PP en los comicios autonómicos y municipales. Y afrontaba en estado de euforia la recta final de las generales, pero el pacto prematuro de Valencia con la ultraderecha demostró a muchos votantes que Santiago Abascal podría convertirse en el lugarteniente de Feijóo.

Nadie más y mejor que Sánchez celebró la iniciativa de Mazón. Y no se le ocurrió a Mazón mejor idea que emanciparse de la doctrina de Génova, de tal manera que el timonel gallego se jugó la Moncloa tratando de poner orden de las baronías que emularon la estrategia de Mazón.

Se le ha atragantado a Feijóo la expectativa de su progreso político. La alianza forzosa y forzada con el compadre valenciano le identifica con la pésima reputación de la gestión de la catástrofe. Por eso tiene sentido preguntarse si Mazón es la maldición de Feijóo. Si fue Mazón el obstáculo que le impidió coronar la Moncloa en 2023 y si Mazón será también el límite que desperdicie su estrella en el camino sucesorio de Sánchez.

No es que Feijóo haya decidido sujetarse al náufrago Mazón, más bien no ha podido evitarlo o ha carecido de autoridad para coordinar la estrategia de la catástrofe levantina. El líder nacional del PP había recomendado explícitamente la declaración del estado de emergencia. Y hubiera deseado, probablemente, que el propio Mazón asumiera la negligencia con más rigor y valentía de cuanto supone el sacrificio político de los cargos intermedios.

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