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O Feijóo acaba con Mazón… o Mazón acaba con Feijóo
El amotinamiento del 'president' valenciano redunda en el desafío al líder del PP, no ya blanqueando el discurso xenófobo de Vox, sino discutiendo su autoridad y entregándolo a las fauces de Sánchez
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Carlos Mazón se le ha amotinado a Núñez Feijóo y ha exhumado a los fantasmas de Vox para asegurarse el trono valenciano. Resiste el president contra las inercias ambientales. Y degrada la autoridad del patrón del PP reanimando a la extrema derecha y asumiendo un discurso xenófobo que anula cualquier reproche a la siniestra alianza del PSOE y Junts.
Feijóo disimula la insumisión de la baronía levantina forzándose a digerir la doctrina de Vox y demostrando que Sánchez tiene razón cuando alude a las relaciones orgánicas de la derechona, aunque el patrón socialista bien podría reparar igualmente en las similitudes que lo identifican con Mazón.
Se trata de sobrevivir y de apuntalar pactos contra natura. Mazón utiliza a Vox para encastillarse, mientras que Pedro Sánchez ha entregado la dignidad del PSOE a la extorsión recurrente de la ultraderecha supremacista.
Es así como prospera la irresponsabilidad de la casta bipartidista. El PP y el PSOE comparten valores y principios, incluso coinciden en las pautas elementales de la política migratoria, pero sus respectivas necesidades han degradado la sensatez a expensas de la psicosis migratoria.
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Lo demuestra el reparto de menas como si fueran ganado. Y la concepción de los inmigrantes menores de edad como una amenaza a la sociedad. Junts no gobierna en ningún sitio, pero impone en Moncloa el reparto de los extranjeros como si fuera urgente preservar a Cataluña de la invasión.
Sánchez transige con semejante vergüenza porque su porvenir hasta 2027 depende de las mordidas con que lo maltrata Puigdemont, pero carece Feijóo de legitimidad para hablar con autoridad sobre la xenofobia.
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Mazón ha vuelto a chulearlo. Lo hizo el 23-J precipitando un acuerdo con Vox que le ha costado al PP la Moncloa. Reanudó el desplante negándose a dimitir después de la errática gestión de la Dana. Y ha aprovechado ahora el argumento de los Presupuestos para atrincherarse en la Generalitat.
No parece consciente Mazón de su desprestigio ni parece haber valorado hasta qué extremo resulta temeraria la exhumación de Vox. La afinidad de Abascal a Trump y el apoyo implícito a la masacre de Putin han degradado la reputación de la ultraderecha hasta extremos nauseabundos.
Se explica así el oportunismo con que Diego Obescal ha aprovechado el pacto con Mazón para blanquear e institucionalizar el discurso oscurantista. Valencia necesita unos Presupuestos de emergencia frente a la devastación de los hogares, de los negocios y de los vecinos, pero el acuerdo del PP y Vox no hace otra cosa que entretenerse en los pormenores ideológicos. Forma parte de ellos el rechazo a la misma política medioambiental que los populares suscriben en Europa. Mazón abjura de las obligaciones con su partido y reniega de la autoridad de su presidente. Veremos qué sucede si lo imputan por la gestión de la dana. O si las encuestas remarcan más todavía la decadencia del PP valenciano, aunque Carlos Mazón parece llevar al disparate su resistencia incendiaria y su condición de lastre insoportable.
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Tan drástica es la situación que al PP se le plantea una suerte de desafío conceptual y existencial: o Feijóo acaba con Mazón, o será Mazón quien acabe con Feijóo mientras Sánchez aplaude el sepelio en la Moncloa.
Es una desgracia para la política nacional la colisión enfermiza de socialistas y populares. Junts y Vox demuestran coherencia en sus criterios de nacionalismo excluyente y de xenofobia enfermiza, pero corresponde a Sánchez y a Feijóo la actitud imperdonable de arroparlos. No ya subordinando el interés general de los españoles, sino inculcando en la sociedad una concepción peligrosa de la inmigración, como si un país de casi 50 millones de habitantes no pudiera “repartirse” 4.000 niños extranjeros y como si los menas fueran la punta de lanza de una ficticia invasión que ya ha logrado profanar la dignidad de la democracia.
Carlos Mazón se le ha amotinado a Núñez Feijóo y ha exhumado a los fantasmas de Vox para asegurarse el trono valenciano. Resiste el president contra las inercias ambientales. Y degrada la autoridad del patrón del PP reanimando a la extrema derecha y asumiendo un discurso xenófobo que anula cualquier reproche a la siniestra alianza del PSOE y Junts.