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El tiempo que suplica Aznar
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Graciano Palomo

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El tiempo que suplica Aznar

En lugar de relatar su versión de los hechos (graves y muy graves) dijo como si fuera una cariátide del Partenón: “Lleva algún tiempo poner a cada uno en su sitio…”

Foto: El expresidente del Gobierno José María Aznar en la inauguración del curso del Instituto Atlántico, que encabeza. (EFE)
El expresidente del Gobierno José María Aznar en la inauguración del curso del Instituto Atlántico, que encabeza. (EFE)

El expresidente José María Aznar, cuyos íntimos amigos dan cuentas ante la Justicia en sendos y escandalosos banquillos por los casos de las 'black' y 'Gürtel', tuvo una magnífica ocasión el pasado martes 18 de octubre para haber desmentido la versión de Don Vito en relación con sus andanzas en el Partido Popular, si bien es cierto que antes prestó sus servicios profesionales para el PSOE.

En lugar de relatar su versión de los hechos (graves y muy graves, que han dejado a la formación política que él ayudó decisivamente a montar desde 1990 al 2004 en situación catatónica y desprestigiada) dijo como si fuera una cariátide del Partenón: “Lleva algún tiempo poner a cada uno en su sitio…”.

Se quedó más ancho que alto, como si hubiera descubierto el secreto de la esfinge. Tiempo. ¿Quizá para volver a poner a Miguel Blesa en Caja Madrid? ¿Para nombrar vicepresidente a Rodrigo Rato? ¿Para la vuelta de Jesús Sepúlveda a la alcaldía de Pozuelo de Alarcón? ¿Para dejar que Francisco Correa paseara por "su casa” de Génova, 13? ¿Para volver a sentar en la mesa del Consejo de Ministros a Jaume Matas? ¿Quizá para que Álvaro Pérez El Bigotes vuelva a organizar actos para Ana Botella? ¿Acaso para pedir a Don Vito que colocara a su secretario particular Antonio Cámara en las empresas del entramado Gürtel?

Foto: Esperanza Aguirre con el actual alcalde de Majadahonda, Narciso de Foxá.

Tiempo. ¿Para dejar que los principales y presuntamente corruptores de Orange Market y demás leches vuelvan a organizar la despedida de soltero de Alejandro Agag y el posterior banquete del bodorrio de El Escorial de su hija? Tiempo. ¿Para que Correa y 'El Bigotes' se vuelvan a gastar —a cambio de nada naturalmente— 35.000 euros en la iluminación del convite del citado enlace escurialense?

Tiempo. ¿Para pagar al 'lobby' norteamericano Piper Rudnick dos millones de dólares de dinero público para colgase de la pechera la medalla del Congreso de Estados Unidos? ¿Tiempo para explicar sus relaciones políticas y personales con Silvio Berlusconi? ¿Tiempo para explicar si su Gobierno concedió subvenciones de dinero público o no a la Universidad de Georgetown de la que luego fue profesor visitante? Tiempo. ¿Para explicar dónde estaban las armas de destrucción masiva en Irak? Tiempo. ¿Para explicar los 'emails' a Miguel Blesa cuando todavía era presidente de Caja Madrid y las negativas de este a la propuesta aznarista para la compra de obras de Rueda que tanto enojó a José María Aznar Botella?

Han pasado 12 años desde que abandonó la presidencia del Gobierno, por voluntad propia cumpliendo la palabra dada y ello le honra. Durante este tiempo no ha respondido con verdad a ninguna de las ingenuas preguntas que aquí he planteado. Todavía está a tiempo antes de que la Historia le aplaste.

Tiempo.

El expresidente José María Aznar, cuyos íntimos amigos dan cuentas ante la Justicia en sendos y escandalosos banquillos por los casos de las 'black' y 'Gürtel', tuvo una magnífica ocasión el pasado martes 18 de octubre para haber desmentido la versión de Don Vito en relación con sus andanzas en el Partido Popular, si bien es cierto que antes prestó sus servicios profesionales para el PSOE.

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