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Matías Cortés, el rey sin corona
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Graciano Palomo

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Matías Cortés, el rey sin corona

Cortés fue el signo de toda una época en la recientísima Historia de España. El poder camuflado, el fáctico por antonomasia en las grandes operaciones

Foto: Matías Cortés. (Universidad de Málaga, mayo de 2018)
Matías Cortés. (Universidad de Málaga, mayo de 2018)

Me ha sorprendido que el viaje al mundo de las tinieblas del "mucho más que abogado" Matías Cortés no haya sido entendido en todo su valor por los grandes medios de comunicación. Quizá por desconocimiento, quizá por desinformación, quizá por ese lerdo ejercicio periodístico de quedarse en la hojarasca de la fútil pauta diaria.

Solo Carlos Sánchez en este mismo diario dio cabal respuesta a la marcha del escualo. Cortés fue el signo de toda una época en la recientísima Historia de España. El poder camuflado, el fáctico por antonomasia en las grandes operaciones financieras, el cerebro privilegiado al que acudían los poderosos de entonces, Jesús Polanco, entre ellos, del que era íntimo amigo. Entre los años 80 hasta final de los 90 (siglo pasado es verdad), Matías Cortés fue el muñidor de casi todo. Su prestigio como "más que abogado" fue el señuelo que hacían acudir raudos a su despacho a todo aquel que deseaba ser alguien de postín en aquellos turbulentos tiempos.

Ignoro si Matías Cortés ha dejado a su hija algún manuscrito recogiendo sus memorias. Hubiera merecido la pena

Resultando yo un joven redactor jefe en el entonces influyente semanario 'Tiempo' —hoy tristemente liquidado— llegó a mis manos un amplio dosier tabulado por un profesor universitario que trabajaba a sus órdenes. Durante toda una noche me comí el trabajo y me costó digerirlo. No podía ser que un catedrático de una mediocre universidad pudiera ser el factótum de los grandes hitos de poder. Pero lo era.

Ignoro si Matías Cortés ha dejado a su hija algún manuscrito recogiendo sus memorias. Hubiera merecido la pena para que cuando los historiadores enfrenten veinte años de la vida española tengan datos ciertos de quién y cómo mandaba.

Por ejemplo, asuntos que tienen que ver con el mapa financiero y sus luchas a daga abierta, tan de actualidad estos días.

Definitivamente, el tiempo todo lo puede.

Me ha sorprendido que el viaje al mundo de las tinieblas del "mucho más que abogado" Matías Cortés no haya sido entendido en todo su valor por los grandes medios de comunicación. Quizá por desconocimiento, quizá por desinformación, quizá por ese lerdo ejercicio periodístico de quedarse en la hojarasca de la fútil pauta diaria.