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Érase, que fue, un 31 de mayo de 2018
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Graciano Palomo

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Érase, que fue, un 31 de mayo de 2018

Ya se sabe, honra sin barcos o barcos sin honra. Lo que en realidad tiene Iglesias es una tía a la que, presuntamente, endiñó 72.000 € por asesorar en la compra de la sede podemita

Foto: El vicepresidente segundo del Gobierno y líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias. (EFE)
El vicepresidente segundo del Gobierno y líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias. (EFE)

Todavía resuenan los ditirambos (con estrambote) que le dirigió durante aquella memorable jornada Pablo Iglesias al presidente del Gobierno bajo la añeja bóveda del Congreso de los Diputados —bóveda que, incluso, preludió en sus retumbes una conflagración fratricida— cuando ese 31 de mayo 2018 se iba a cambiar de manera abrupta la reciente historia democrática de España.

De aquel día existen videos completos, Diario de Sesiones, cortes a mogollón, audios, pruebas irrefutables, de que uno de los grandes muñidores de la moción de censura tronaba jupiterino envuelto en auto enorme de superioridad moral frente al jefe de gobierno censurado. Iglesias peroraba de tal guisa, más aún cuando ya había recibido millones de denarios de sus "bolcheviques amigos del siglo XXI" y entre ellos circulaban sobresueldos, prebendas en negro y otras miserias que arrojaba ese día a la cara de Mariano Rajoy. Oiga, lo hizo con razón y razones, porque en el Partido Popular, determinados dirigentes habían sido pillados 'in fraganti' metiendo el dedo en el agujero del jurdó. No seré yo el que reproche a Pablo Iglesias aquella llama justiciera que exhibió hace poco más de dos años para acabar con el Ejecutivo del PP y, de paso, hacer el paseíllo del rico.

Foto: El vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias. (EFE) Opinión
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Aquello, no. Esto, sí. El dinero fue, incluso antes de su fundación, la gran pista de Podemos. Chulean aquellos primigenios dirigentes acerca de que ningún juzgado les ha puesto todavía en el cuartelillo. Son espabiladetes, marrulleros y sabrosones. ¿Acaso alguien en su sano juicio puede siquiera tener duda razonable de que recibieron dinero a raudales de Venezuela, Irán, Ecuador, Bolivia y Brasil?

Lo que es reprochable a Iglesias y sus cuates no es que ejercieran su labor de oposición en aquel caluroso final de mayo tratando de derribar, legítimamente, un gobierno cabalmente constituido. Lo que no se puede tolerar —mucho menos aquellos que les han dado su apoyo electoral y social durante seis años— es que hayan tomado a los ciudadanos por los pitos de un sereno. ¡A ver ahora cómo justifican los hechos con aquellas palabras! Puede entenderse la 'rabietina' pueril que les ha entrado para arremeter contra el mensajero (Calvente) y el juez que les instruye porque está en juego su 'status' económico y, en general, todo ese nivel de vida que se han montado al periclitar en "casta". Algunas de esas rabietas —Echenique, Mayoral, Rodríguez— están muy bien descritas con décadas de anticipación en el extraordinario y aleccionador libro que escribió Ilya Dzhirkvelov ("Mi vida con la KGB y la élite soviética").

Tengo para mí, que a la luz de aquello que se dijo cuando arrojaron a Mariano por la ventana y que todavía resuena en los oídos de los honestos ciudadanos españoles, Pedro Sánchez, tras la imputación de su socio principal, tiene un problema. Ya se sabe, honra sin barcos o barcos sin honra. Bueno, lo que en realidad tiene Iglesias es una tía a la que, presuntamente, endiñó 72.000 euros por asesorar en la compra de la sede podemita. ¿Será también un invento de la conspiración judeomasónicacapitalista?

PD. Fuentes seguras informan que desde que se conoció la imputación a Podemos como persona jurídica y el 'empure' judicial a la alta dirección morada, Rajoy no para de cachondearse. He querido escribir en román paladino, descojonarse.

Todavía resuenan los ditirambos (con estrambote) que le dirigió durante aquella memorable jornada Pablo Iglesias al presidente del Gobierno bajo la añeja bóveda del Congreso de los Diputados —bóveda que, incluso, preludió en sus retumbes una conflagración fratricida— cuando ese 31 de mayo 2018 se iba a cambiar de manera abrupta la reciente historia democrática de España.

Mariano Rajoy