Esto se ha ido de madre

Iñaki Gabilondo, hastiado de tanto hastío, lo dijo con toda claridad entre el escándalo de los sectarios de siempre: "España no funciona, esto es un desastre, nadie se atreve a mandar…".

Para añadir: "No salimos de una y nos metemos en otra". Gabilondo, que no parece un tipo sospechoso para la izquierda galopante, debería ser tenido en cuenta en esos aquelarres nocturnos que se suelen ofrecer en Moncloa. Entre otras cosas, porque en sus circunstancias se puede permitir el lujo de no tener que bailar el agua a nadie ni depender de la voluntad de Redondo para no atragantarse en sus opiniones.

Con un marchamo imparable hacia los 100.000 muertos por covid, con los hospitales entrando y saliendo los pacientes por las ventanas, con los profesionales sanitarios extenuados y abandonados, con la peor economía de la Unión Europea, con sectores claves del tejido productivo nacional sin presente y sin futuro, con los autónomos dejados a su suerte y sableados por doquier; el paro desbocado, extensas colas del hambre campando por las ciudades, con el gasto público por cuenta corriente disparado por mor del clientelismo y el derroche en bagatelas a mayor honra y gloria de los felpudos de Sánchez, ¿no se merecen los españoles, como mínimo, un Gobierno digno de tal nombre, serio, riguroso en el dinero y los talantes democráticos, humilde, realista y una pizca sensato?

¿No se merecen los españoles un Gobierno serio, riguroso en el dinero y los talantes democráticos, humilde, realista y una pizca sensato?

¿Es mucho pedir? Un presidente que se faje en eso de lo que presume, el diálogo; un jefe que, por una vez, no se mire el ombligo y deje el espejo de la bruja mala para cuando luzca el sol en España. Un vicepresidente que se deje de hacer contorsiones arabescas para cumplir lo básico de lo que prometió cuando no era nadie. ¿Es tan difícil entender que una democracia es separación de poderes, respeto a TODAS las libertades?

Un Gobierno, en fin, que se dedique a las cosas de comer, poner orden en el desmadre, oír el clamor de la "gente" que empieza a estar harta, muy harta.

Aquí, dijo Sánchez (4 de julio 2020, Vigo), se había vencido al virus, el turismo español asombraría de nuevo al mundo, nadie quedaría atrás y España volvería a ser la luminaria del cosmos. Sus ciudadanos comerían a dos carrillos y la extensión democrática sería de tal profundidad que podría volver Alexis de Tocqueville para describirla.
Me lo decía hace menos de cuatro días un gran intelectual: "España es mitad indiferencia y otra mitad ruindad, dirigida esta mitad por un puñado de ruines y mentirosos". ¿Será un facha?

PD. El director general de Defensa del Animal (80.000 euros de sueldo) cuenta con 4,6 millones de euros para hacer un DNI para perros. El virólogo Luis Enjuanes no tiene un euro para comprar ratones con los que experimentar el ensayo clínico del Aplidín para el tratamiento del covid.