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El gran problema de la 'izquierdona'
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Graciano Palomo

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El gran problema de la 'izquierdona'

Cuando tiene la oportunidad de gobernar hace agua porque desprecia la 'gestión' y se queda en el color de las alcachofas cuando hierven

Foto: Pablo Echenique. (EFE)
Pablo Echenique. (EFE)

Existe en España una descriptible 'derechona' desde mucho antes que Francisco Umbral la descubriese en los amplios salones de la Villa y Corte. Y, paralelamente, convive una entusiasta 'izquierdona' que suele confundir valor y precio.

Si nos ceñimos a la España del momento podemos observar una gran cantidad de buhoneros que aspiran a levantar una jaima de colores para la redención de los parias y, de paso, conseguir por medio de la representación política un 'modus vivendi' que la cultura del mérito no les concede.

La 'izquierdona' española tiene una inveterada vocación a quedarse en el discurso panfletario y la reprimenda demagógica

Olvidan algo capital: la riqueza no se puede distribuir si no existe; nadie puede dar lo que no tiene. Los derechos, máxime si afectan a las cosas de comer, tienen que tener su corolario económico para que sean eficaces en la práctica. Lo otro es perorar en el desierto para consumo de ingenuos.

Acaba de anunciar su marcha del poder ejecutivo de la nación el señor Iglesias. ¿Algo real que llevarse a la boca en ayuda de los más necesitados? La 'izquierdona' española —otra cosa es la socialdemocracia pegada al surco— tiene una inveterada vocación a quedarse en el discurso panfletario y la reprimenda demagógica. Cuando tiene la oportunidad de gobernar en ayuntamientos, diputaciones, CCAA e incluso en el Estado hace agua porque desprecia la 'gestión' —lo más progresista del mundo si se hace con criterios realistas— y se queda en el color de las alcachofas cuando hierven.

Foto: Pablo Iglesias. (EFE) Opinión
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Le pasó a los 'carmenistas' en Madrid; le sucede a doña Colau en Barcelona, al de Cádiz y le ocurrió a ZP en la Moncloa. Solo subsisten aquellos que gestionan, léase Fernández Vara en Extremadura o García Page en Castilla-La Mancha.

Ahora que están tan de moda los eslóganes al paño (“Comunismo o libertad”), esa izquierda irredenta que bebe los vientos por el comunismo cubano donde un médico sobrevive gracias a los 200 dólares que le envía su hermano camarero en Miami (diversos casos concretos conozco) debe aprender de una vez por todas que las cosas serias (las colas del hambre lo son) se deben decir hilando.

Existe en España una descriptible 'derechona' desde mucho antes que Francisco Umbral la descubriese en los amplios salones de la Villa y Corte. Y, paralelamente, convive una entusiasta 'izquierdona' que suele confundir valor y precio.

Si nos ceñimos a la España del momento podemos observar una gran cantidad de buhoneros que aspiran a levantar una jaima de colores para la redención de los parias y, de paso, conseguir por medio de la representación política un 'modus vivendi' que la cultura del mérito no les concede.

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