Palo Alto
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Las baterías apuntan a Teo
Casado encarga a un entusiasta murciano que engrase las cuadernas vía anquilosadas del PP y el 'teleco' se pone manos a la obra
El cargo más difícil —aún arriesgado— dentro de una formación de centro-derecha es la de jefe del aparato organizativo; esto es, la secretaria general. Le pasó a Jorge Verstrynge; a Ruiz-Gallardón; García-Tizón; Álvarez Cascos; Ángel Acebes; Dolores de Cospedal y lo está ocurriendo a Teodoro García Egea, encargado de poner a punto el PP que exige Pablo Casado.
De Mariano Rajoy se puede afirmar con justeza que salvó al Reino de España de la intervención económica y financiera a manos de la troika, tras aquella herencia histórica letal que dejó el pobre Zapatero. No, desde luego, de que tuviera la pretensión de poner al día una formación que Aznar le dejó repleta de minas rompedoras. En el fondo, el partido le importaba una higa. Se centró en sacar al país del terrible marasmo económico.
Con sus errores, la formación histórica del centro derecha permitió la aparición de dos nuevos partidos
Craso error. La herencia partidaria que, a su vez, Casado recibe en el verano del 2018 —tras ganar el Congreso Extraordinario— es un erial sin posibilidad de retorno. En los tres largos años transcurridos, a punto estuvo de saltar por los aires la formación histórica del centro derecha española que con sus errores permitió la aparición de dos nuevos partidos a su derecha y a su izquierda. Siempre se vuelve al primer amor.
Casado encarga a un entusiasta murciano que engrase las cuadernas vía anquilosadas del PP y el 'teleco' se pone manos a la obra. Con un coste político y personal perfectamente descriptible. Los despojos del otrora poderoso aznarismo (y otros), están piqueta en ristre, prestos y dispuestos a segar la yugular del hombre de confianza, al menos por ahora, del presidente nacional.
Tengo para mí que el secretario general desprecia en demasía los 'rictus' cainitas de sus adversarios internos. Quizá por desconocimiento, quizá por juventud, parece olvidar que en política todos los amigos son falsos y todos los enemigos verdaderos.
El cargo más difícil —aún arriesgado— dentro de una formación de centro-derecha es la de jefe del aparato organizativo; esto es, la secretaria general. Le pasó a Jorge Verstrynge; a Ruiz-Gallardón; García-Tizón; Álvarez Cascos; Ángel Acebes; Dolores de Cospedal y lo está ocurriendo a Teodoro García Egea, encargado de poner a punto el PP que exige Pablo Casado.