Palo Alto
Por
¿Quién será ahora el pararrayos de Sánchez?
Ni siquiera el flamante ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, el gran apuñalador de Redondo, parece contar con el 'hooliganismo' sanchista del que hizo gala Iván
Caído, rematado y humillado el hombre que condujo los tres primeros años del sanchismo con mano de hierro. El régimen de ZapaPedro, avanza sin rumbo definido en busca de su propio destino. Ese Gobierno partido en dos mitades, cada uno con sus propios intereses, persigue antes que nada ser fiel así mismo con un único objetivo: disfrutar del poder el mayor tiempo posible.
Una de las claves en la decapitación sumaria de Iván Redondo, que es hombre vengativo, ha sido la degradación insoportable de la figura del presidente del Gobierno, los ínfimos niveles de aceptación popular, su pésima valoración personal y política. Los ridículos históricos —el paseíllo con Biden, por cierto—, las mentiras como método habitual para salir del paso, las prédicas sin trigo, el pisoteo de derechos elementales que los tribunales castigan día sí y día también han concluido con una grave situación de liderazgo en el país que mayoritariamente ha dejado de creer en el Ejecutivo de Pedro Sánchez.
Hasta ahora, había una cabeza visible que servía de pararrayos, el 'spin doctor' guipuzcoano
Hasta ahora, había una cabeza visible que servía de pararrayos, el 'spin doctor' guipuzcoano. Fusilado al amanecer. Todo indica que su sustituto, Óscar López, aunque hombre con experiencia exclusivamente de "aparato" partidario, no tiene la misma voluntad de "tirarse por el barranco" que su antecesor. Ni siquiera el flamante ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, el gran apuñalador de Redondo, parece contar con el 'hooliganismo' sanchista del que hizo gala Iván.
Vista y comprobada la serie histórica de Pedro Sánchez, se podrá concluir con justeza que a su lado no solo necesita alguien que le redacte los discursos, le tabule las gracietas e incluso le escriba las mentiras. Exige recibir las balas a él destinadas. Sinceramente, no veo ahora a nadie a su alrededor con esa vocación de protomártir. Los Bolaños, los López y demás compañeros militantes son conscientes de que el presidente los tendrá a su lado hasta que la primera ventolera le haga creer que son un estorbo. Los decapitará con precisión y sin miramientos.
Caído, rematado y humillado el hombre que condujo los tres primeros años del sanchismo con mano de hierro. El régimen de ZapaPedro, avanza sin rumbo definido en busca de su propio destino. Ese Gobierno partido en dos mitades, cada uno con sus propios intereses, persigue antes que nada ser fiel así mismo con un único objetivo: disfrutar del poder el mayor tiempo posible.