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Sorpaso andaluz a Cataluña
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Graciano Palomo

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Sorpaso andaluz a Cataluña

La semana pasada todo el que quiso (que no hay muchos) se enteró de una noticia política/económica que desde mi punto de vista tiene un singular alcance

Foto: El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno. (EFE)
El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno. (EFE)

Mientras minuto a día, día a semana, semana a mes, mes a año, se van conociendo las artimañas corruptas del régimen clientelar socialista instalado durante 37 años en Andalucía, los datos de última hora —Banco de España, Eurostar, agencias independientes— confirman que era posible desembarazarse de la losa sectaria e incompetente y dar la vuelta a una situación que se creía irreversible. Tan sencillo como esto: dejar a los andaluces vivir y trabajar en libertad.

La maldición de Buñuel (Perro andaluz) puede acaso sobrevivir en Calanda (Teruel) donde todavía resuenan los tambores agónicos, pero se equivocó Despeñaperros abajo. ¿Fórmula? Insisto: libertad. La liberación de ataduras corruptas, por un lado, y la aplicación de la libertad en toda su extensión.

La semana pasada todo el que quiso (que no hay muchos) se enteró de una noticia política/económica que desde mi punto de vista tiene un singular alcance: por vez primera en la historia conocida por largas generaciones este territorio sureño ha superado en la creación de empresas y en el crecimiento del empleo a Cataluña. Dicho de otro modo: los andaluces —también podríamos hablar, sin ir más lejos, de los castellanos y los gallegos— no necesitan abandonar su tierra para ir en busca del pan a aquella comunidad autónoma que todo lo tuvo —en parte gracias al franquismo y su política de favoritismo industrial (la verdad es siempre la verdad)— y todo lo está tirando por la borda. Mucho me temo que tal y como están las cosas las prebendas del autócrata monclovita no van a romper el inicio de un ciclo histórico imparable.

Foto: Pedro Sánchez durante su intervención para hacer balance del curso político. (EFE) Opinión
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¿De qué van a presumir entonces los secesionistas? ¿Van a seguir llamando 'charnegos' a aquellos ciudadanos teóricamente libres que viven teóricamente en un país libre por el simple hecho de cambiarse unos kilómetros arriba?

No guardo esperanza alguna acerca de que el sorpaso andaluz a la economía productiva catalana ejerza ningún efecto positivo de reflexión y autoflagelo. Ni siquiera tengo para mí que los 'ultraseparatistas' dejen de creerse lo que no son. Mucho menos que olviden su atávico proceder despreciativo hacia otros territorios y ciudadanos de España. Cuando se ha demostrado que "Madrid no les roba" (más bien al contrario, como se puede comprobar en las últimas gracietas monclovitas), inventarán que el Ebro no nace en Cantabria.

¿Quién hablaba hace unos años de la 'desafección catalana' hacia España? ¿Quién teme hoy la desafección española hacia Cataluña?

¡Se lo han ganado a golpe de 'procés'!

Mientras minuto a día, día a semana, semana a mes, mes a año, se van conociendo las artimañas corruptas del régimen clientelar socialista instalado durante 37 años en Andalucía, los datos de última hora —Banco de España, Eurostar, agencias independientes— confirman que era posible desembarazarse de la losa sectaria e incompetente y dar la vuelta a una situación que se creía irreversible. Tan sencillo como esto: dejar a los andaluces vivir y trabajar en libertad.

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