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Un agujero en la telaraña de Puigdemont
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Josep Martí Blanch

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Un agujero en la telaraña de Puigdemont

El hecho de que sea costumbre que el TJUE siga habitualmente las recomendaciones del abogado general es un jarro de agua fría para el independentismo del entorno de JxCAT

Foto: El expresidente Carles Puigdemont. (EFE/EPA/Julien Warnand)
El expresidente Carles Puigdemont. (EFE/EPA/Julien Warnand)
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El espaldarazo del abogado general de la Unión, Richard de la Tour, a las tesis del juez instructor del 'procés', Pablo Llarena, abre un boquete en la telaraña jurídica tejida por la defensa de los líderes independentistas afincados en Bélgica. Aunque de momento se trata tan solo de una opinión vinculante, el hecho de que sea costumbre que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) siga habitualmente las recomendaciones del abogado general es un jarro de agua fría para el independentismo del entorno de JxCAT, que siempre ha trabajado con la falsa idea de que todo cuanto aconteciera en Europa respecto a este tema por fuerza vendría a reforzar sus tesis y a darles la razón. Aunque hay que insistir, como ya ha explicado El Confidencial, en que ni aun en el caso de que el TJUE haga suyas las tesis de Richard de la Tour, hay que prever una extradición ni a corto ni a medio plazo. La telaraña es de tamaño XXL y abrir un boquete en ella no significa la pérdida de toda su eficacia.

Las noticias jurídicas del tablero catalán dieron ayer más de sí. La Fiscalía hizo público que en el escrito de acusación de la presidenta del Parlament, Laura Borràs, pide seis años de cárcel y 21 de inhabilitación por adjudicar supuestamente de manera fraudulenta un total de 18 contratos menores cuando dirigía la Institució de les Lletres Catalanes a un amigo. Borràs, fiel a su estilo de jugar al ataque, protagonizó ayer una rueda de prensa en la que interpretó el papel de mártir a la perfección, anunciando que no piensa dimitir del cargo y que tendrán que ser los demás partidos los que la echen si quieren hacer cumplir el reglamento de la Cámara catalana, que exige la suspensión de los derechos y deberes de un diputado cuando se formaliza una acusación por corrupción.

Foto: El expresidente catalán Carles Puigdemont. (EFE)
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Los dos asuntos —Puigdemont y Borràs— han servido de prólogo de la reunión de hoy entre los presidentes del Gobierno, Pedro Sánchez, y de la Generalitat, Pere Aragonès. Dado que uno de los temas en los que ERC insiste querer acordar es el de la desjudicialización del 'procés', podría pensarse que estas dos noticias deberían añadir presión al encuentro entre los dos presidentes. Pero no es así. Todo lo contrario.

Aunque el 'show' de Gabriel Rufián en el Congreso en su intervención en el debate de la nación incorporó la astracanada que en él siempre es habitual —en esta ocasión, balas—, la reunión de hoy está pensada para que formalmente pueda presentarse por parte de los republicanos como un punto de inflexión —para bien— en las relaciones entre Moncloa y Generalitat; o lo que es lo mismo, entre el PSOE y ERC.

Foto: Carles Puigdemont en una imagen de archivo. (EFE/David Borrat)
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Ayer, en el sanedrín republicano se manejaba la idea de poder anunciar hoy la fecha de reactivación de la mesa de diálogo Gobierno-Generalitat como principal acuerdo del encuentro entre presidentes y aderezar este anuncio con un cóctel de buenas intenciones y buenos propósitos que certifiquen que se ha encarrilado definitivamente la recuperación de la confianza mutua y que se retoma formalmente la negociación.

Lo hemos dicho ya muchas veces: ganar tiempo y pelota hacia las municipales, y después hacia los últimos tramos de las respectivas legislaturas. El diálogo convertido en un fin en sí mismo, más allá de que en el último trimestre de este año puedan anunciarse acuerdos menores que bien podrían solventarse sin tanta pompa y circunstancia en las reuniones bilaterales de carácter departamental o a través de una negociación política en el Congreso de los Diputados. Pero toca seguir alimentando la ficción de la mesa, sin la cual la estrategia de ERC queda abocada al vacío. Así que la reunión de hoy irá bien. No habrá besos con lengua, pero sí ganas de decir, por la parte independentista, que se retoma una cierta normalidad y que renace la esperanza de que la negociación dé frutos en un futuro que no tiene plazos.

Las noticias jurídicas que afectan a Carles Puigdemont y Laura Borràs hubieran entorpecido esta estrategia en otros momentos del 'procés', pero no ahora. ERC ya ha dicho por activa y por pasiva que lo de Laura Borràs es un caso de posible corrupción y que eso no tiene nada que ver con la desjudicialización que se reclama para los líderes del 'procés'. De hecho, todos los líderes de los republicanos, incluido Pere Aragonès, ya han manifestado que lo que debiera hacer Borràs para no perjudicar al Parlament es dimitir inmediatamente. Así que la acusación ya formal a Borràs no tiene ninguna importancia para el devenir de la reunión de hoy entre los Pedros. Donde sí puede impactar es en el Gobierno de Cataluña. Si ERC fuerza su salida de la presidencia del Parlament, el Gobierno catalán puede saltar por los aires porque JxCAT ha empeñado su discurso en la continuidad, sí o sí, de la que también es la presidenta del partido.

Y en lo que atañe a las novedades que afectan a Carles Puigdemont y a los exconsejeros Toni Comín y Lluís Puig, también afincados en Bélgica, tampoco estas suponen un problema ni para Pere Aragonès ni para su partido. Les basta argumentar que precisamente estas novedades hacen más necesaria que nunca la vía de la negociación con el Gobierno español que ellos defienden. La afectación en la agenda de ERC del boquete abierto en la telaraña jurídica de Carles Puigdemont es cero. Harina de otro costal sería que estuviéramos ante una extradición inminente. No es el caso y no lo va a ser durante mucho tiempo. Y la política se hace día a día.

La reunión de hoy entre presidentes no es más que la certificación de lo que venimos anunciando desde que estalló Pegasus. Había que pelearse, pero sabiendo que tocaría reconciliarse. Y el día es hoy.

El espaldarazo del abogado general de la Unión, Richard de la Tour, a las tesis del juez instructor del 'procés', Pablo Llarena, abre un boquete en la telaraña jurídica tejida por la defensa de los líderes independentistas afincados en Bélgica. Aunque de momento se trata tan solo de una opinión vinculante, el hecho de que sea costumbre que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) siga habitualmente las recomendaciones del abogado general es un jarro de agua fría para el independentismo del entorno de JxCAT, que siempre ha trabajado con la falsa idea de que todo cuanto aconteciera en Europa respecto a este tema por fuerza vendría a reforzar sus tesis y a darles la razón. Aunque hay que insistir, como ya ha explicado El Confidencial, en que ni aun en el caso de que el TJUE haga suyas las tesis de Richard de la Tour, hay que prever una extradición ni a corto ni a medio plazo. La telaraña es de tamaño XXL y abrir un boquete en ella no significa la pérdida de toda su eficacia.

Carles Puigdemont
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