De independentista a socialista. Cataluña es el refugio de Pedro Sánchez

De independentista a socialista. Cataluña fue el domingo la única alegría de Pedro Sánchez, a pesar del borrón con el que su candidato en Barcelona, Jaume Collboni, emborró una fiesta que podría haber sido completa.

Los resultados de las elecciones municipales son la incineración del cadáver del proceso. Estaba ya muerto y enterrado. Pero los comicios del domingo han servido para pasear el ataúd en dirección al crematorio. Ahora ya es solo humo. El independentismo cierra su década gloriosa devolviendo al PSC a posiciones hegemónicas en toda la comunidad.

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Si hay alguna posibilidad de mantener abierto el partido de las próximas generales de julio, será porque Cataluña ha dejado clara su predisposición a funcionar como un granero de votos socialista. Poco consuelo para Pedro Sánchez, aunque menos da una piedra. Los socialistas no podrían mantener de ningún modo la Moncloa sin Cataluña, pero tampoco podrán solo con Cataluña.

El cambio de rasante en la política catalana a tenor de los resultados es ya definitivo. El independentismo se ha dejado 350.000 votos respecto a los anteriores comicios municipales. La estrella de Carles Puigdemont se apaga —especialmente reseñable es que lo haga en su Girona natal— y los pragmáticos de JxCAT —con Xavier Trias como abanderado— están en condiciones de exigir el abandono definitivo de las tesis octubristas y lanzarse al intento de consolidar de nuevo una fuerza política de centro derecha de carácter nacionalista más convencional. Su segundo puesto en las municipales, con todos los alcaldables vencedores renunciando a mentar siquiera la independencia, avala claramente esta estrategia, que no obstante deberá vencer sólidas resistencias.

La convocatoria de elecciones generales anticipadas por parte de Pedro Sánchez acelerará el proceso de primarias en JxCAT, que deberá escoger entre la actual líder del partido en cortes, Míriam Nogueras, y el más pragmático exconseller de Economía, Jaume Giró. Este último ha tenido un papel de lo más activo en esta campaña y ha forjado alianzas prácticamente por todo el territorio para garantizarse un buen número de apoyos de cara a las inminentes primarias de JxCAT. Nogueras, que cuenta con el apoyo del secretario general de la formación, Jordi Turull, y de la presidenta del partido, Laura Borràs, es la oferta de la confrontación y Jaume Giró intentará posicionarse como el candidato que los junteros necesitan para recuperar la cultura de la negociación y de gobierno como ha hecho Xavier Trias en Barcelona. Ayer, Carles Puigdemont se posicionó públicamente a favor de Nogueras como candidata. Pero Jaume Giró acepta el pulso, al menos de momento, de Puigdemont y tiene intención de forzar las primarias para que sea la militancia quien decida.

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ERC, más sola que nunca. Es la gran perdedora de las municipales en Cataluña. De primera a tercera fuerza y con la debacle de Barcelona como fotografía del desastre republicano. Fracasa la estrategia de Oriol Junqueras en el área metropolitana. El efecto Rufián ha sido pólvora mojada en los feudos socialistas. Con estos resultados, ERC abdicará también como primera fuerza en las elecciones generales de julio en favor del PSOE. Situación difícil para Pere Aragonès, al que se le muestra la futura puerta de salida de la presidencia de la Generalitat caso de no revertir la tendencia. ERC, queriendo situarse a la izquierda del PSOE en políticas sectoriales y económicas, ha descubierto que incluso en Cataluña existe un tope para eso. La desmovilización independentista se ha encargado del resto.

La pérdida de la alcaldía de Barcelona por parte de Ada Colau debilita el proyecto de Yolanda Díaz, que también contaba con Cataluña como caladero. La líder de Sumar tendrá en la alcaldesa saliente a una buena candidata en su equipo. Pero una candidata ahora perdedora. En los comicios de julio, la pelea por el voto a la izquierda del PSOE en Cataluña será entre Rufián y Colau. Pero el electorado progresista, a excepción de aquellos que priman en su decisión el eje nacionalista, ya ha dicho claramente que buscará refugio mayoritariamente en el PSOE. Lo que Pedro Sánchez busca en toda España con el adelanto electoral, aglutinar todo el voto izquierdista, aprovechando la debilidad a su izquierda, en Cataluña lo tiene prácticamente asegurado.

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El PP ha iniciado lentamente su recuperación también en Cataluña, aunque acompañado como en toda España de Vox, que ha conseguido actas de concejal en las cuatro capitales de provincia, amén de muchas otras ciudades y capitales comarcales. Es una mala noticia para Feijóo, que parte de unos resultados exiguos a Cortes (dos diputados sobre un total de 48) que indudablemente van a mejorarse. Pero deberá compartir con la ultraderecha cualquier crecimiento que se produzca en este flanco, así que no cabe esperar un gran despegue.

Más allá de los pactos de gobernabilidad que se vayan a cerrar en las próximas semanas —incluyendo el buque insignia de Barcelona, donde el PSC no renuncia a hacerse con la alcaldía—, el escrutinio de las municipales refuerza la españolización definitiva de la agenda política catalana, aunque desde posiciones netamente izquierdistas y a la contra de la tendencia marcada en el resto del Estado, con la también excepción del País Vasco. En Cataluña, va a acentuarse el predominio creciente del eje derecha-izquierda. La batalla entre independentismo-constitucionalismo queda claramente superada.

Opinión

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En este escenario, el PSOE-PSC afianzará su papel predominante y se asegurará la centralidad política en Cataluña durante todo el ciclo electoral. Ganó las autonómicas, aunque Illa no alcanzase la presidencia de la Generalitat, ha barrido en las municipales y la lógica indica que también se impondrá en julio en las generales.

Un apunte final concreto sobre Barcelona. El bombazo de Pedro Sánchez adelantando las elecciones hace prácticamente imposible que un acuerdo tripartito —PSC, comunes, ERC— le arrebate la alcaldía a Xavier Trias en favor de Jaume Collboni. ERC no puede entregar el bastón de mando de la capital catalana al PSOE unas semanas antes de las elecciones generales.