Es noticia
La amenaza de Irene Montero a Yolanda Díaz
  1. España
  2. Postpolítica
Esteban Hernández

Postpolítica

Por

La amenaza de Irene Montero a Yolanda Díaz

Yolanda Díaz debe trabajar en dos direcciones. Está adquiriendo una presencia relevante a la hora de acercarse a Puigdemont, pero también tiene que asentar su partido. Y eso es más complicado

Foto: Pedro Sánchez y Yolanda Díaz. (Europa Press/Carlos Luján)
Pedro Sánchez y Yolanda Díaz. (Europa Press/Carlos Luján)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

Las negociaciones de PSOE y Sumar se ven atravesadas por un factor secundario respecto de los temas centrales de la investidura, así como de su resultado, pero que tiene una gran importancia para la formación de Díaz. Sumar debe convertirse en un partido internamente asentado y estructurar un espacio político que aún no ha quedado del todo definido, ni en lo ideológico ni en lo organizacional. La forma en que eso se produzca está del todo ligada con los nombramientos ministeriales que Díaz arranque a Sánchez.

La convocatoria de las elecciones aceleró los tiempos de una formación que estaba por construir, lo que tuvo un ineludible efecto positivo, porque la urgencia, unida a los malos resultados de las elecciones municipales, concedió a Díaz la posibilidad de doblar el brazo a Podemos en poco tiempo. El resultado del 28-J, que fue bueno para la formación, así como la posibilidad de formar gobierno de nuevo diluyeron (o más bien aplazaron) las tensiones latentes. Pero alguna vez tienen que solucionarse y en ese proceso anda Sumar.

El núcleo de Díaz

Dado que Díaz carece de partido propio, debe empezar por construir un núcleo duro a partir del cual crear organización. El grupo parlamentario, en el que cuenta con diputados muy cercanos, será su centro, junto con ese conjunto de cuadros afines, en el que figura en lugar preeminente Urtasun. Pero un grupo parlamentario y un conjunto de asesores no es un partido, salvo que Díaz quiera proseguir la dudosa senda de cohesión interna por la que caminó Iglesias. Necesita algo más.

Más Madrid es afín a Díaz, pero su fidelidad debe ser asentada con concesiones de poder en forma de algún ministerio

La integración de Más País en Sumar es una prioridad. En ese paquete, como es natural, está incluido Más Madrid. Ciertamente, que Mónica García acabe consiguiendo un ministerio como el Sanidad facilitaría mucho el proceso. MM, junto con los comunes, es el partido más afín a Díaz de todos los que integran Sumar pero, para que se conviertan en aliados fieles, esa cercanía debe ser asentada con concesiones de poder. Es cierto que eso, en última instancia, depende más de Sánchez que de Díaz, pero sería lógico que personas de ambas formaciones estén al frente de los ministerios que Sumar termine arrancando en las negociaciones. Suenan los nombres de García y de Colau, pero no el de Errejón.

La rebelión de Podemos

Las cosas se complican en el caso de Podemos, y no solo por la evidente falta de afinidad entre Sumar y los de Iglesias. Belarra ha insistido repetidamente en que Montero debería conservar el ministerio de Igualdad, pero el PSOE no parece dispuesto a cederlo, y menos a quien ha sido señalada como una fuente de problemas que se tradujeron en pérdida de votos. Los incentivos de Díaz son contradictorios, ya que su deseo expreso es alejarse de las políticas seguidas por Podemos, pero eso con la necesidad, aunque sea por cuota, de conceder algún espacio de poder a los de Iglesias. Suena Belarra mucho más que Montero, aunque no para dirigir un ministerio.

Montero podría presentarse a las europeas bajo la marca Podemos, lo que implicaría la separación de los caminos de los dos partidos

Si los cargos que Sumar deje a Podemos no satisfacen a los de Iglesias, y más con Montero ausente de los nombramientos, quedaría abierta la puerta de la ruptura: Montero podría presentarse a las europeas bajo la marca Podemos, y no como Sumar, lo que implicaría la separación completa de los caminos de los dos partidos. Va a ser complicado que no ocurra de esta manera, porque los programas y las necesidades de las dos formaciones y de sus líderes son muy distintas. Podemos quiere un espacio propio y lo conseguirá de un modo o de otro.

El papel de Izquierda Unida

Esta historia se complica con otro de los actores que confluyen en Sumar, como es Izquierda Unida. Alberto Garzón salió a señalar la necesidad de construir Sumar como un frente amplio, lo que no dejaba de resultar extraño. Y no tanto por lo que suponía de repetir una idea que no va a prosperar, sino porque se rebelaba contra la previsible falta de espacio que su formación parece que va a tener en el nuevo Sumar. Hay que recordar que Garzón es un ministro alineado plenamente con Díaz, lo que transmite la sensación de que las cosas se están complicando.

Enrique Santiago, quien también se ha alineado en los últimos meses con Díaz, espera contar con un cargo relevante, pero está por ver qué se le va a ofrecer si el gobierno de coalición se repite, así como los puestos de menor rango que le caigan en suerte a IU. Una oferta poco generosa por parte de Sumar complicaría las cosas en lo interno. Dada la importancia de las elecciones europeas, por lo que significan y por los recursos que aparejan, si IU y el PCE se sienten maltratados por Díaz, los incentivos para incrementar los lazos con Podemos y concurrir con ellos a las elecciones de junio serían mucho mayores.

Las negociaciones de PSOE y Sumar se ven atravesadas por un factor secundario respecto de los temas centrales de la investidura, así como de su resultado, pero que tiene una gran importancia para la formación de Díaz. Sumar debe convertirse en un partido internamente asentado y estructurar un espacio político que aún no ha quedado del todo definido, ni en lo ideológico ni en lo organizacional. La forma en que eso se produzca está del todo ligada con los nombramientos ministeriales que Díaz arranque a Sánchez.

Yolanda Díaz Pedro Sánchez Irene Montero Izquierda Unida
El redactor recomienda