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Vox tapa sus problemas en el barro
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Marta García Aller

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Vox tapa sus problemas en el barro

Si el PP considera que insultar a Irene Montero ha sido un error estratégico de Vox será que internamente siguen pensando que reman en la misma dirección

Foto: El diputado de Vox Víctor Sánchez del Real, durante la última jornada de debate los presupuestos. (EFE/Chema Moya)
El diputado de Vox Víctor Sánchez del Real, durante la última jornada de debate los presupuestos. (EFE/Chema Moya)
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Rebozarse en el barro es un viejo remedio para curar heridas. Vox tiene una cuantas. De ahí que le venga tan bien enfangar el Congreso de los Diputados. Nada como embarrar unas cuantas jornadas de pleno presupuestario para tapar su irrelevancia legislativa y recobrar el protagonismo perdido desde el fiasco andaluz, la salida de Macarena Olona y las encuestas a la baja. Nada como regurgitar una buena dosis de chabacanería para capitalizar unos cuantos trending topics que opaquen las divisiones internas que han debilitado a la formación de Santiago Abascal en los últimos meses.

Qué bien le viene el barro a Vox. Y qué bien se les da salpicarlo todo mientras se rebozan. El miércoles una diputada de Vox salió a buscar su minuto de gloria insultando a la ministra Irene Montero. Acusó a la ministra de Igualdad de tener como "único mérito académico" haber "estudiado en profundidad a Pablo Iglesias". Dado que en Vox es insultando como se hacen un nombre, no será en estas líneas donde salga el suyo.

Foto: La ministra de Igualdad, Irene Montero. (EFE/Chema Moya) Opinión

Si el objetivo de esos insultos hubiera sido debilitar a la ministra Montero, la misión habría sido un fracaso estrepitoso, porque lo primero que lograron fue tapar bajo el escándalo los problemas que tenía estos días la titular de Igualdad, en sus horas más bajas tras la gestión de la ley del sí es sí.

Obviamente, debilitar a Montero no era la misión de Vox. Los insultos son un fin en sí mismo para esta formación populista. Y el barro, su llave maestra para conseguir un poco de protagonismo. Y en esto sí que ha sido un éxito. De ahí que la formación incidiera en la misma estrategia al día siguiente, en la tercera y última jornada del pleno en el que se aprobaban nada menos que los Presupuestos Generales del Estado. Los diputados de Vox pasaron de enfangar el debate con insultos a la ministra Montero a chapotearlos contra todos los demás. A la izquierda por zurda y a la derecha por tibia.

Vox necesita armar jaleo para hacerse notar. Las últimas manifestaciones que había convocado estaban perdiendo fuelle

Varios de estos diputados de Vox, de los que tratan de hacerse un nombre insultando, salieron a defender los descalificativos del día anterior contra la ministra e incidir en ellos. En su particular carrera por sacar la cabeza fuera del fango a ver a quién se le ve más, uno de los de Vox consiguió un poco más de casito tuitero reivindicando que la diputada que atacó a Montero tenía más hombría que toda la Mesa del Congreso junta. No queda muy claro a quién pretendía provocar este sujeto al atribuirle tantísima ‘hombría’ a su compañera, pero si, según la RAE, por hombría se refería al "conjunto de características propias de un hombre", los primeros escandalizados deberían ser sus amigos de Hazte Oír.

Vox necesita armar jaleo para hacerse notar, porque tras el fiasco en Andalucía, las últimas manifestaciones que había convocado estaban perdiendo fuelle. Además, Macarena Olona, la diputada de Vox de la que todo el mundo sí que se había aprendido el nombre, ya ni siquiera está en el partido y es la que más lo critica desde fuera. Le parecerá que estos insultos de ahora ya no son como los de antes.

Así que Vox ha encontrado esta semana en el barro un protagonismo que estaba perdiendo. Los insultos pensados para degradar a la ministra en lo personal lograron el objetivo de unos cuantos trending topics y no pocos ratos de telediario. Poco le importa a Vox que por el camino tanto barro degrade no solo a la ministra, también la Cámara, la política y el debate público.

placeholder Irene Montero, en la última jornada de debate y votación de los presupuestos. (EFE/C.Moya)
Irene Montero, en la última jornada de debate y votación de los presupuestos. (EFE/C.Moya)

El fango lo pone todo perdido. No hay más que ver el desconcierto en el PP. Desde Génova insisten en que los insultos de Vox han sido un absoluto error estratégico. ¿Para quién? ¿Para Vox? Si no se han visto en otra.

Si el PP considera que insultar a Irene Montero ha sido un error de Vox será que internamente siguen pensando que reman en la misma dirección. Si en la Génova de Feijóo están sorprendidos por el lamentable espectáculo de Vox esta semana en la Cámara es porque debían de pensarse que el objetivo de los de Abascal era debilitar a la ministra Irene Montero, cuando en realidad son los que más la necesitan para su abominable máquina del fango.

Rebozarse en el barro, sin embargo, tiene sus peligros. No todos los barros son curativos. Algunos infectan las heridas. Las propias y las ajenas.

Rebozarse en el barro es un viejo remedio para curar heridas. Vox tiene una cuantas. De ahí que le venga tan bien enfangar el Congreso de los Diputados. Nada como embarrar unas cuantas jornadas de pleno presupuestario para tapar su irrelevancia legislativa y recobrar el protagonismo perdido desde el fiasco andaluz, la salida de Macarena Olona y las encuestas a la baja. Nada como regurgitar una buena dosis de chabacanería para capitalizar unos cuantos trending topics que opaquen las divisiones internas que han debilitado a la formación de Santiago Abascal en los últimos meses.

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