Es noticia
El gran favor de Tamames a la izquierda
  1. España
  2. Segundo Párrafo
Marta García Aller

Segundo Párrafo

Por

El gran favor de Tamames a la izquierda

Dónde estarán ya la reforma de la malversación, dónde el Tito Berni y el fracaso de la reforma de la ley mordaza. Nunca la coalición había lucido tan unida últimamente. Y todo gracias a Vox

Foto: El profesor Ramón Tamames, durante el debate de la moción de censura. (EFE/J.J. Guillén)
El profesor Ramón Tamames, durante el debate de la moción de censura. (EFE/J.J. Guillén)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

Más que pactar con los que quieren romper España, más que atacar la separación de poderes y derogar la sedición. Mucho más. Lo que más indignó a Ramón Tamames del presidente Sánchez fue tener que escucharle durante casi dos horas. Una cosa es prepararse un discurso por la unidad de la patria, pero tener que escuchar a Sánchez leyéndole “un tocho de 20 folios” se le antojaba ya mucho sacrificio a don Ramón. Lo menos que se le puede pedir al que quiere romper la unidad de España es que sea breve.

Soporífera, sí. Previsible, también. Pero lo más injusto de todo lo que se puede acusar a esta moción de censura de Vox es de inútil. El candidato Tamames consiguió algo extraordinario en el Congreso de los Diputados de los últimos tiempos: la unidad de la izquierda. Poner de acuerdo en algo a todos los ministros, las de Podemos y del PSOE, al de IU y la del futuro Sumar, todos en pie, aplaudiendo unánimemente a Pedro Sánchez. Nunca la coalición había lucido tan unida últimamente. Y todo gracias a Vox.

Cuando el Gobierno estaba a punto de partirse, pocos días después de que diputados morados acusaran al PSOE de poco menos que fascistas por reformar la ley del solo sí es sí, con los socialistas llamando a las ministras de Podemos incompetentes y mentirosas, llegó la moción de censura a propuesta de Santiago Abascal a recordarle a la izquierda todo eso en lo que está de acuerdo. Y a que nos olvidásemos unos días de los últimos fiascos legislativos que más estaban debilitando al Gobierno de Sánchez en vísperas de la campaña electoral.

Dónde estarán ya la reforma de la malversación, dónde el Tito Berni y el fracaso de la reforma de la ley mordaza. Ni rastro de la fuga de Ferrovial, por más que Tamames la mencionara, ni de las dudas sobre la viabilidad de las pensiones.

Foto: Ramón Tamames. (Alejandro Martínez Vélez)

Gracias a la moción de censura de Vox, durante varios días solo se va a hablar de que al profesor Tamames se le hizo tan larga su propia moción de censura que exigió a la presidenta del Congreso que reformase el reglamento para limitar las intervenciones; o del feo que el economista le hizo a Abascal no aplaudiendo su discurso, para encima regañar a Vox por no escuchar a los científicos que alertan del calentamiento global; se discutirá también, como si no tuviéramos otra cosa que hacer, de si en la calle “nadie sabe quién es Blas Piñar” pero a Largo Caballero le conoce todo el mundo, como sostuvo Tamames en la Cámara cuando se puso a improvisar.

Inútil no ha sido, desde luego. Y no solo para ver a Sánchez gustarse. Una vez más, la tribuna le ha servido al presidente de escaparate para poder presumir por enésima vez, y sin límite de tiempo, de todo lo que le viniera en gana. Anda que no cabe vanidad en 20 folios.

Foto: Ilustración: Emma Esser.

Más novedoso es que la moción le haya servido, y mucho, a Yolanda Díaz. La vicepresidenta buscaba marcar perfil propio en la antesala del lanzamiento de su plataforma Sumar y aprovechó una hora del turno de réplica para una oda a la gestión del Gobierno, ministra a ministra. El protagonismo que Podemos le estaba negando a Yolanda Díaz se lo ha dado Vox.

Todos los morados aplaudieron a Sánchez, todos los socialistas a Díaz. Pero a Abascal, que fue el ideólogo de todo esto, no lo aplaudió su propio candidato. Y si hasta a Tamames se le ha hecho larga su propia moción de censura, con lo encantado que estaba de protagonizarla, es fácil imaginar qué nos ha parecido a los que nunca nos pareció una buena idea.

Más que pactar con los que quieren romper España, más que atacar la separación de poderes y derogar la sedición. Mucho más. Lo que más indignó a Ramón Tamames del presidente Sánchez fue tener que escucharle durante casi dos horas. Una cosa es prepararse un discurso por la unidad de la patria, pero tener que escuchar a Sánchez leyéndole “un tocho de 20 folios” se le antojaba ya mucho sacrificio a don Ramón. Lo menos que se le puede pedir al que quiere romper la unidad de España es que sea breve.

Pedro Sánchez
El redactor recomienda