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Sumar y Podemos: unidad a regañadientes
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Marta García Aller

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Sumar y Podemos: unidad a regañadientes

Existe la firma, sí, pero sirve de bien poco si mientras se siguen desgastando públicamente. ¿De qué sirve una unidad formal si no se acompaña de la ilusión de la unidad?

Foto: Yolanda Díaz. (EFE/Rodrigo Jiménez)
Yolanda Díaz. (EFE/Rodrigo Jiménez)
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Todo estaba en Juego de Tronos. En el libro aquel que escribió Pablo Iglesias sobre la serie de televisión, allá por 2014, titulado Ganar o morir. Cuando Podemos no había terminado de nacer, Iglesias ya quería ser Khaleesi. Por entonces parecía una buena idea identificarse con el liderazgo de la princesa libertadora de esclavos. Ni siquiera George R.R. Martin sabía que la heroína que presumía de ayudar a los inocentes a escapar de su destino perdería la cabeza por el poder en la octava temporada. Daenerys acaba la serie quemándolo todo con sus dragones en un arrebato despiadado de furia y despecho. Algo así está pasando en Podemos. Spoiler: antes quemarlo todo que perderlo.

Podemos está desapareciendo, pero por el camino está dejando que arda la supuesta unidad de la izquierda. Se supone que el partido que fundó Pablo Iglesias se está integrando en Sumar tras mucho enredar. Se supone que el viernes firmó la coalición electoral. Se supone.

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En realidad, todo sigue en llamas. Por la tarde, horas antes de que acabase el plazo, se hacía público el supuesto acuerdo de unidad a regañadientes. No había mucho que celebrar. Por la noche, la secretaria general de Podemos, Ione Belarra, enviaba una carta a las bases insistiendo en que por mucho que hayan firmado, no acepta el veto a Irene Montero. Al amanecer del sábado todo estaba de nuevo en el aire. Ni la ministra de Igualdad ni el portavoz parlamentario de Unidas Podemos, Pablo Echenique, están entre los nombres pactados para las generales del 23-J. Pero pactado es mucho decir.

La coalición de Podemos con Sumar se ha firmado, pero "sin acuerdo", eso dice el último comunicado morado. O sea, que hay firma, pero no hay conformidad. Los de Yolanda Díaz sí celebran el "mayor acuerdo político progresista" en otro comunicado. No hay comunicado conjunto ni acuerdo de listas conjuntas. Podemos dice que esto no acaba aquí. Firmar, firmaron, pero las negociaciones no han terminado. Los de Belarra todavía pueden retirarse de la confluencia. Todo puede seguir saltando por los aires todo el rato.

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Entre tanto lío, empieza a dar un poco igual lo que pase con Irene Montero en las listas a lo largo de la próxima semana, cuando vence el plazo final, ahora sí que sí, porque por el camino se ha ido dinamitando la esperanza de que la gran alianza exista. Existe la firma, sí, pero sirve de bien poco si mientras se siguen desgastando públicamente. ¿De qué sirve una unidad formal si no se acompaña de la ilusión de la unidad?

La unidad no es solo una firma. A la ley D’Hont a lo mejor le sirve, pero a los votantes no. La unidad de la izquierda no es una rúbrica ante la Junta Electoral Central, sino una complicidad que no se está produciendo ni parece que se vaya a producir. La firma del supuesto acuerdo del viernes noche no puede saber a triunfo ni mucho menos a unidad cuando. Belarra insiste en que no está conforme y quiere seguir negociando "la próxima semana".

Una década después de que Iglesias escribiera Ganar o morir, Daenerys ha resultado ser la mejor metáfora para Podemos. Si el poder no es suyo, no será. Estamos en la última temporada.

Todo estaba en Juego de Tronos. En el libro aquel que escribió Pablo Iglesias sobre la serie de televisión, allá por 2014, titulado Ganar o morir. Cuando Podemos no había terminado de nacer, Iglesias ya quería ser Khaleesi. Por entonces parecía una buena idea identificarse con el liderazgo de la princesa libertadora de esclavos. Ni siquiera George R.R. Martin sabía que la heroína que presumía de ayudar a los inocentes a escapar de su destino perdería la cabeza por el poder en la octava temporada. Daenerys acaba la serie quemándolo todo con sus dragones en un arrebato despiadado de furia y despecho. Algo así está pasando en Podemos. Spoiler: antes quemarlo todo que perderlo.

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