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La economía tuerta y la campaña electoral
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Marta García Aller

Segundo Párrafo

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La economía tuerta y la campaña electoral

Si serán invisibles los pobres que a menudo ni siquiera se ven a sí mismos, confundiéndose con pudor en la clase media a la que todos, hasta los ricos, dicen pertenecer

Foto: Reparto diario de alimentos en un comedor social. (Europa Press/Marta Fernández)
Reparto diario de alimentos en un comedor social. (Europa Press/Marta Fernández)
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El Gobierno no termina de entender por qué no se habla más de lo mucho que crece la economía, ni la oposición de cómo es que no se habla más de lo mucho que crecen los problemas para llegar a fin de mes. Y entre unos y otros la economía no termina de entrar en campaña. Y, cuando entra, entra tuerta. Tapan siempre la mitad de la mirada. Unos, la micro; otros, la macro.

Al PP no le conviene recordar que los pronósticos agoreros de recesión y colapso que lleva meses haciendo nunca se cumplieron. Y el Gobierno se queja de que al presidente no le pregunten más por el récord de afiliados a la Seguridad Social. El PP quiere que se hable de las familias que no llegan a fin de mes, el PSOE del ingreso mínimo vital que aprobó para ayudarlas; la oposición recuerda que España sigue siendo el país con más paro de la UE, el Gobierno que tenemos medio millón de parados menos; Feijóo insiste en recordar lo cara que está la cesta de la compra, y Sánchez, que España es la primera de la UE en la que la inflación baja del 2%.

Foto: Imagen: EC Diseño.

Y, en esta disputa por el relato, hay unas cifras más invisibles que otras. Unas que son micro y macro a la vez, y que siempre quedan tapadas en todas las campañas electorales: las de la pobreza. De pobreza se habla poco en las campañas porque luce mal (hicimos una PAUSA sobre el tema).

Los pobres de ahora no son tan fotogénicos como los de antes. Ni siquiera está claro cuál es el aspecto del pobre, porque, en millón y medio de hogares, que son los que según el Banco de España no pueden pagar sus facturas básicas, cabe gente muy distinta. Además, como los pobres votan poco, cuesta más salir a buscarlos.

Si serán invisibles los pobres que a menudo ni siquiera se ven a sí mismos, confundiéndose con pudor entre la amalgama de clase media a la que todos, hasta las rentas altas, prefieren decir que pertenecen. Cada vez menos gente reconoce ser pobre, pero más gente lo es. El encarecimiento de los precios está haciendo que cada vez haya más familias en situación de extrema vulnerabilidad. Y el problema sigue aumentando con la subida de tipos.

Para hacerse un hueco en la campaña, hacen falta enemigos. Feijóo está contra Sánchez, y Sánchez, contra el antisanchismo

Tiene razón este Gobierno en que las ayudas que ha puesto en marcha están ayudando a paliar una parte de esas dificultades, pero están lejos de bastar. El ingreso mínimo vital ha llegado apenas al 35% de los que lo necesitan, según la AIReF. Y, según el Banco de España, hay 376.000 hogares más que al comienzo de la legislatura que no llegan a pagar la cesta de la compra, el gas, la luz y el alquiler.

A diferencia de otros problemas económicos, el de la pobreza entra menos en campaña electoral porque no genera conflicto. Contra la pobreza están todos los partidos. Andrés Conde, director general de Save the Children España, dice que en todas las campañas se acercan los candidatos a hacerse alguna foto y prometer muchas ayudas. Luego los planes desaparecen de las prioridades en cuanto empieza la legislatura. En los programas electorales hay medidas que se acuerdan de ellos y, de vez en cuando, sale algún titular; pero, como nadie se pelea por los pobres, no terminamos de verlos.

Seguramente sea por eso que Christian Salman llama la era de la confrontación. Para hacerse un hueco en la campaña hacen falta enemigos. Feijóo está contra Sánchez, y Sánchez, contra el antisanchismo. Y, como no hay nada mejor que el conflicto para conquistar la atención, los temas que generan acuerdos tienden a quedar diluidos. Y, como contra la pobreza estamos todos y la pelea no termina de empezar, en seguida pasamos a otro tema en el que haya pelea. Una pelea tuerta.

El Gobierno no termina de entender por qué no se habla más de lo mucho que crece la economía, ni la oposición de cómo es que no se habla más de lo mucho que crecen los problemas para llegar a fin de mes. Y entre unos y otros la economía no termina de entrar en campaña. Y, cuando entra, entra tuerta. Tapan siempre la mitad de la mirada. Unos, la micro; otros, la macro.

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