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Después de la eutanasia viene la marihuana
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Ángel Villarino

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Después de la eutanasia viene la marihuana

La principal empresa dedicada a la marihuana ya vale más en bolsa que ACS y el proceso de apertura en EEUU es imparable. Es solo cuestión de tiempo que el cambio llegue a Europa

Foto: Bruce Linton vendiendo marihuana en Canadá. (Reuters)
Bruce Linton vendiendo marihuana en Canadá. (Reuters)

Seguramente no haya oído hablar nunca de Bruce Linton, pero es una de las personas que ha hecho más dinero en menos tiempo en la última década. Al menos, partiendo de cero. Es el CEO y fundador de Canopy, empresa dedicada en exclusiva a la marihuana. Cotiza en el NASDAQ, pero si lo hiciese en el Ibex 35 estaría compitiendo por un puesto entre las 20 primeras compañías del país. Para que se hagan una idea: a la hora de escribir esto se situaría por delante de ACS, con una capitalización de mercado superior a los ocho mil millones de euros.

Hasta 2014, Canopy ni siquiera existía. Fue ese año cuando Linton alquiló una fábrica de chocolatinas abandonada (nada menos que de Hershey's) justo delante de una comisaría de policía, en un pequeño pueblecito (Smiths Falls) a una hora en coche de Ottawa. Ante el asombro de sus escasos 9.000 vecinos, llenó la vieja nave de plantas de marihuana. Empezó a distribuir primero con fines medicinales —aunque las barreras para conseguir una receta siempre han sido endebles— y, desde su legalización en 2018, con fines recreativos. Él cuenta que rozó la bancarrota un par de veces, hasta que logró levantar varios millones de dólares en sucesivas rondas de financiación. Despegó.

Hoy, su línea de productos es vastísima: de medicamentos para enfermos de párkinson a suplementos alimenticios para mascotas inquietas, pasando por todo tipo de elaborados cannábicos (cigarros, bebidas, geles, píldoras, aceites, ambientadores…). Algunos de sus primeros empleados recibieron ‘stock options’ y ahora son millonarios. La fama de Linton todavía no se ha extendido por Europa, donde muy poca gente entiende realmente el alcance de esta industria en Canadá y Estados Unidos. Hay infinidad de cifras para ilustrarlo, algunas presumiblemente infladas por el 'lobby de la marihuana'. Por poner un ejemplo: sin contar la distribución, unas 350.000 personas trabajan ya en el sector en EEUU.

placeholder Invernadero industrial de marihuana en Canadá. (Reuters)
Invernadero industrial de marihuana en Canadá. (Reuters)

En Estados Unidos el experimento está siendo tan exitoso desde tantos puntos de vista que ha conseguido barrer resistencias incluso en estados de tradición republicana como Dakota del Sur, donde a principios de noviembre el 62 por ciento de la población votó a Donald Trump y, en el mismo viaje, el 54,2 por ciento votó a favor de legalizar la marihuana con fines medicinales y recreativos. Algo similar ocurrió en Misisipi. Y también ganó la opción verde en Arizona, en Montana y en Nueva Jersey. Las nuevas aperturas entrarán en vigor durante el verano de 2021, siguiendo el proceso de adaptación a la nueva regulación que han vivido antes los otros 30 estados que aprobaron leyes parecidas, entre ellos nueve de los 10 con mayor renta per cápita del país y todos los más poblados (con la única excepción de Texas).

El 68% de los estadounidenses está hoy a favor de legalizar la marihuana

El apoyo a la marihuana no ha caído durante la Administración Trump, que ha evitado la polémica y ha mantenido las directrices que dio Obama en su día para que las leyes federales —que siguen considerando la marihuana un narcótico prohibido— no se apliquen sobre las estatales. Para entendernos: que no intervenga la DEA en los asuntos de los estados. Es comprensible que Trump haya actuado así si tenemos en cuenta que la última encuesta de Gallup indica que el 68% de los ciudadanos estadounidenses está a favor de la legalización total de la marihuana (hace 20 años eran menos del 30%). Eso son dos tercios de la población, un porcentaje mayor de los que creen en el “sistema de libre mercado” como mejor opción, de acuerdo a otro sondeo de PRC.

Es más, la marihuana se ha convertido en uno de los sueños americanos más vigentes del momento, con decenas de publicaciones dedicadas a analizarlo desde dentro, como el 'Marijuana Bussiness Daily'. Proliferan los libros sobre cómo hacerse rico de la noche a la mañana gracias al boom del oro verde. Una búsqueda rápida en Amazon arroja títulos como:

'Marijuana Business Plan'

'How to get started in the lucrative business of medical marijuana' (Cómo empezar en el lucrativo negocio de la marihuana medicinal)

'Craft Weed: Family Farming and the Future of the Marijuana Industry' (Hierba artesanal: agricultura familiar y el futuro de la industria de la marihuana)

'Weedonomics 101: The Entrepreneur's Guidebook to the Cannabis Industry' (Guía del emprendedor en la industria cannábica)

Rafael Mathus, periodista argentino afincado en Washington DC y autor de uno de los pocos libros en castellano al respecto, suele decir que es una batalla cultural básicamente ganada. “Ya no está en juego la legalización, sino la fecha de la legalización”. De hecho, el Congreso acaba de votar a favor de modificar la ley federal. “Esta vez la iniciativa morirá en el Senado, pero todo el mundo da por hecho que no tardará en volver. Es cuestión de tiempo”. El propio Biden ha cambiado su opinión al respecto en los últimos años. “Él es un centrista que se mueve con el péndulo. Y el péndulo se ha movido muchísimo”, dice Mathus.

La ONU y el Congreso de EEUU han aprobado dos reformas históricas este mes

Los corrimientos de tierra sociales de las últimas décadas no siempre han empezado en Estados Unidos, pero, cuando eso ocurre, acaban saltando a Europa de una u otra manera. La prohibición del consumo de marihuana es, además, un invento estadounidense exportado a todo el mundo, pensado en su día como medida de contención ante la inmigración mexicana masiva de principios del siglo XX. Fue de hecho Washington quien presionó en Europa para forzar leyes parecidas. España, por ejemplo, se sumó en 1961, firmando la llamada Convención Única sobre Estupefacientes de Naciones Unidas, un listado del que, además, la marihuana ha sido eliminada este mismo 2 de diciembre, uno de los hitos más celebrados por el sector. Activistas y defensores de sus propiedades médicas tienen además un poderoso aliado: una industria en pleno auge, diestra en el lobbismo, y que va a hacer lo que sea para seguir creciendo a dos dígitos anuales y expandirse por el resto del mundo.

En España hay algunos pioneros esperando a que eso ocurra y trabajando para propiciarlo. Por ejemplo Bernardo Soriano, miembro de Regulación Responsable (RR) y abogado de S&F, una firma especializada en casos relacionados con la marihuana. Pese a que el Gobierno actual, dice, debería tener una actitud más favorable que los anteriores a la legalización, el debate permanece congelado. “En el año 2017 se presentaron un montón de iniciativas en Parlamentos autonómicos, incluso una iniciativa en las Cortes para abrir una ponencia de estudios. Pero las comunidades autónomas no tienen competencias y el Estado no está moviendo nada”.

placeholder Operación de la Guardia Civil en Zamora. (EFE)
Operación de la Guardia Civil en Zamora. (EFE)

El 'lobby' de la marihuana español cuenta con la simpatía explícita de Podemos y, con algo menos de entusiasmo, de Ciudadanos, pero los grandes partidos no quieren arriesgarse a abrir ese melón. “Hay una ley metida en un cajón, que nunca se presentó. Lo están tratando con extrema cautela”, lamenta Soriano, quien cree que el primer paso es, como en Estados Unidos, abrir la mano con la marihuana medicinal o los productos con un porcentaje limitado de THC (el único principio activo adictivo de la marihuana), algo que ya ha empezado a ocurrir por ejemplo en Suiza, donde se venden cigarrillos de marihuana con un porcentaje limitado de THC hasta en las gasolineras o los kioscos. Los defensores de la reforma suelen utilizar la siguiente comparación para hablar de estos productos: durante la Ley Seca, la gente bebía alcoholes de alta graduación, algunos muy peligrosos, porque era de contrabando y había que concentrarlo. Pero, al volver a ser legal, regresaron la cerveza y el vino, que es lo que más consume la gente. “Lo mismo ocurre con la marihuana cuando la legalizas. Se ve en EEUU y se verá aquí".

Mientras, España ha intervenido la mayor empresa de semillas de toda Europa

En España, que ha llegado a ser en algún momento el primer productor de semillas de Europa (es legal plantarlas para venderlas siempre que se destruyan las flores, donde se concentra el THC), el mercado sigue en manos de grupos criminales y de clubes —muchos son tapaderas de una actividad comercial— que operan en un limbo legal, arriesgándose a multas y problemas legales. Mientras, millones de españoles —cada vez son más— consumen sin que haya controles de calidad ni gravámenes impositivos. Pero tampoco facilidades para competir en el mercado internacional con un producto que, por cuestiones climáticas y culturales, podría tener un enorme tirón fuera. Según el CIS, el 84 por ciento de los españoles es favorable a la marihuana terapéutica y el 47 por ciento la legalizaría en todos los casos. Y, como sucede en EEUU, el salto generacional es muy brusco.

“Lo único que ha pasado en los últimos meses es que han intervenido judicialmente el mayor banco de semillas de Europa, algo que no había pasado desde hace 30 años. Ha sido un torpedo en la línea de flotación de la industria patria”, dice Soriano. Ni Trump, ni la pandemia han conseguido revertir una de las tendencias más en boga en Estados Unidos. La reflexión de Mathus sobre la ley federal americana podría resultar pertinente pronto en Europa. Quizá la pregunta ya no es si sucederá, la pregunta es cuándo.

Seguramente no haya oído hablar nunca de Bruce Linton, pero es una de las personas que ha hecho más dinero en menos tiempo en la última década. Al menos, partiendo de cero. Es el CEO y fundador de Canopy, empresa dedicada en exclusiva a la marihuana. Cotiza en el NASDAQ, pero si lo hiciese en el Ibex 35 estaría compitiendo por un puesto entre las 20 primeras compañías del país. Para que se hagan una idea: a la hora de escribir esto se situaría por delante de ACS, con una capitalización de mercado superior a los ocho mil millones de euros.

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