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Dignidad humana y comunicación en tiempos del covid-19
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Loreto Corredoira

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Dignidad humana y comunicación en tiempos del covid-19

La soledad frente a la compañía, el afecto y la cercanía ante la muerte, la información amable y com-pren-si-ble, son elementos clave de la comunicación en tiempos de covid

Foto: Imagen de Gerd Altmann en Pixabay.
Imagen de Gerd Altmann en Pixabay.

Llevo algunas semanas reflexionando —en el aislado confinamiento de mi covid— algunas ideas sobre un tema que nos ha ocupado aquí más veces, la dignidad humana y la comunicación. Como afortunadamente puedo contarlo, aquí va.

Casi todos los procesos tienen su precipitado, y en la escritura pasa lo mismo. Hay una chispa, una idea que genera una historia o artículo que, al menos a mí, me persigue hasta que lo escribo. En el caso presente, son dos cosas.

Una, mi experiencia en Urgencias del Hospital La Princesa, que tuve ocasión de compartir en breves mensajes en Twitter hace ya más de un mes, donde vi mucha humanidad, y otra, un programa nocturno que vi anteayer. El testimonio del doctor Camacho #MilenioLive, fenómeno que arrasa en YouTube, dirigido por Iker Jiménez (@navedelmisterio). Aunque hay siempre detalles o cosas negativas, la visión es de tremenda calidad humana, y pone a flote la dignidad que tenemos, en semanas de miedo y caos.

Voy a lo segundo. Tomás Camacho es un médico de Vigo, doctor en toxicología y análisis clínicos, y, además, una persona compasiva que, como otros muchos en las redes, 'pone cara' a la situación. “No me siento bien —decía—. Las cifras de muertos son indigeribles. Tienen nombres. Hoy hemos visto un alta en la UCI de mi hospital de Vigo, pero te enteras de un médico de Sevilla que muere. A mí me cuesta trabajo digerir esto”. Que los médicos se asomen a los medios está siendo muy positivo. Frente al modelo de médico que no te mira y escribe en su teclado cuando vas a una consulta, las llamadas de seguimiento (en mi caso, por pasarlo en domicilio) o las explicaciones que entran en detalles como estos mejoran la calidad humana de la situación, al menos a mí, me reconforta, porque se hace con todos, sin distinción.

“Presencié —seguía el doctor Camacho— cómo una viuda de más de 80 años no pudo estar acompañada por sus hijos al despedirse de su marido en la UCI y, además, tenemos que hacerle el PCR” antes de irse a casa.

placeholder Fuente: 'Milenio Live', YouTube.
Fuente: 'Milenio Live', YouTube.

La soledad frente a la compañía, el afecto y la cercanía ante la muerte, la información amable y com-pren-si-ble, son elementos clave de la comunicación en tiempo de covid. También para los líderes políticos: los derechos que estamos 'hurtando' en esta temporada darán que hablar (es derecho a la intimidad, a la vida y a la dignidad), todos ellos derechos constitucionales superprotegidos.

Más que 'postureo' o lazos negros en la clase dirigente, importa el liderazgo de caer en la cuenta de cómo están los que están mal y de lo ridículos que resultan algunos consejos o políticas decretadas. Veamos qué pasa con los niños en esta semana, y cómo pueden aplicarse normas tan rígidas (casi 'de toque de queda') en algunas familias.

Foto: La ministra de Defensa, Margarita Robles (c), durante el acto oficial del cierre como morgue del Palacio de Hielo. (EFE) Opinión
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Le robo una idea al profesor Alfonso Nieto para llevarla al terreno de la dignidad en una pandemia. La comunicación, decía, y el derecho o la economía se explican gracias a la combinación de tres elementos, el 'tiempo', el 'espacio' y las 'relaciones'.

En esta pandemia, se agudiza la situación de muchas personas, también en sus 'relaciones' cotidianas. Además de lo que afecta a cada casa, me refiero por ejemplo a mis alumnos, que han quedado 'confinados' en ciudades sin sus familias —además de nerviosos por lo 'virtual'—, a los que esto ha pillado en el extranjero sin posibilidad de retorno y, sobre todo, en los inquilinos o propietarios de casas pequeñas y sin casi luz del día. Cuando no, míseras o llenas de humedad. Qué pensar de los 'pisos patera' compartidos por migrantes en situaciones límite.

Foto: Un paciente de coronavirus, en Italia. (EFE)

El 'espacio vital' de un enfermo con #covid como han indicado las campañas de divulgación públicas es idílicamente —no sé el porcentaje de españoles que tenemos esa suerte— este: habitación y baño individual, zona de estar distinta a la familia, medios económicos para comprar desechables —eso si tienes proveedores cerca o te manejas con Amazon—, ventilación suficiente y, claro, agua caliente. No sé los datos de las viviendas en España (encontrar datos públicos hoy sigue siendo difícil) ni la media de metros cuadrados, pero me la figuro por lo que veo alrededor.

Y ese espacio, aunque sea bueno, no es nada sin relaciones (familia, madre, pareja, hijos) cuando se está en situación de debilidad, postración, si no en peligro de muerte. He escuchado mucho la radio y la televisión en internet y, salvo honrosas excepciones, no se han oído muchas historias personales en las televisiones generalistas. Se ha alejado la visión directa de la enfermedad en su más 'indigna visión', de los ataúdes, y nos volvemos gente fría. Poco humana, con menos dignidad. Me ha venido a la memoria, al oír a amigos de muertes sin despedida, el contraste con la película 'Despedidas', japonesa, del rito de arreglar a los difuntos. Cultura con dignidad y respeto de la que aprender.

He escuchado mucho la radio y la TV en internet y, salvo excepciones, no se han oído muchas historias personales en las televisiones generalistas

Eso sí, las tecnologías —y la imprescindible energía eléctrica— nos han acortado el 'tiempo' de enfermedad, con el recurso al teléfono o chat, también venciendo las barreras de edad. El mayor 'tiempo libre' ha acelerado contratos o suscripciones a contenido de entretenimiento muy accesible cuando no gratuito: otro modelo de 'relación' que nos puede hacer pensar en un futuro con más espacios de libertad, con más humanidad. Desde el Metropolitan de Nueva York a los extras de Disney Plus, la música o conciertos de primer nivel en YouTube, series, conferencias, conciertos, oraciones, clases de pilates, que llenan las largas horas de esos días (si tienes wifi, o un contrato de datos de 60-100 euros, claro) a todos, a los aislados y a todo el mundo.

Se agradece esa generosidad de los que han visto que sus públicos ya no iban a ir a la montaña (cine, Movistar, KioskoyMas), que han reaccionado bien al ver que tenían que ser ellos los que fuesen a sus salones o dispositivos móviles.

Y cierro con la confianza de que la comunicación informativa, el entretenimiento, las relaciones humanas cambien y se flexibilicen en el tiempo poscovid. Ejemplos como el concierto de este fin de semana de Noa en #Telemadrid y #rne que escucho de fondo ahora permiten ser optimistas. 'Something will begin!'.

Llevo algunas semanas reflexionando —en el aislado confinamiento de mi covid— algunas ideas sobre un tema que nos ha ocupado aquí más veces, la dignidad humana y la comunicación. Como afortunadamente puedo contarlo, aquí va.