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Ahora toca cuidar desde la ciudad los paisajes que hemos disfrutado
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Jose Luis Gallego

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Ahora toca cuidar desde la ciudad los paisajes que hemos disfrutado

Las vacaciones en el campo nos permiten reconectar con la naturaleza, reactivar el organismo y recuperar el ánimo. Que eso siga siendo posible depende de nosotros

Foto: Excursionistas de montaña (Foto: Jose Luis Gallego)
Excursionistas de montaña (Foto: Jose Luis Gallego)

Durante estos días, coincidiendo con una mayor afluencia de visitantes a nuestros espacios naturales con motivo de la Semana Santa, las redes sociales se han vuelto a llenar de fotos obtenidas al aire libre en plena naturaleza. No importa lo que les había llevado hasta allí: era tanta la belleza que se abría ante sus ojos en aquel preciso instante que los autores sentían la imperiosa necesidad de compartir las instantáneas con sus seguidores.

Abrir las redes sociales y contemplar aquel mosaico de paisajes naturales era una auténtica gozada. Los rincones más bellos de nuestra geografía en una sola mirada. La gente colgaba sus fotos corriendo por senderos de montaña, cruzando un río en canoa, dándose el primer chapuzón en el mar, paseando bajo la lluvia por los alrededores del pueblo, atravesando un hayedo, descansando en mitad de un prado florido, observando el tránsito de las nubes en el cielo, buceando, escalando o esquiando: compartiendo las mil y una formas de vivir y disfrutar del campo.

Foto: El componente genético no se puede excluir. (Unsplash)

Mariposas de todos los colores, vacas, ovejas y caballos, águilas y buitres, árboles monumentales y delicadas amapolas, gaviotas y alcatraces, lagartos y lagartijas, nidos de golondrina, corzos y ciervos, patos, garzas y flamencos, cantuesos, jaras y genistas en flor, mirlos y petirrojos, zorros y ardillas, orquídeas salvajes, las cigüeñas de su pueblo…

El desfile de figurantes durante estos días ha sido incesante y algunas imágenes resultaban magníficas: las cámaras de nuestros móviles, cada vez más sofisticadas y más versátiles, nos han convertido a todos en aprendices de fotógrafos de naturaleza y nos sentimos orgullosos de imitar, desde la infinita distancia técnica, a los grandes maestros de National Geographic, como nuestro admirado Andoni Canela.

Pero en mi caso, más allá del deleite personal, todas esas imágenes compartidas me han vuelto a confirmar que, como venimos defendiendo en Planeta A desde sus inicios, la naturaleza mantiene su gancho y sigue siendo para muchos ciudadanos de este país, además de nuestra mayor afición, el valor más preciado, el patrimonio más íntimo y el tesoro nacional del que nos sentimos más orgullosos.

placeholder Corriendo por el Parque Natural de Cabo de Gata-Nijar, en Almeria (EFE/C.Barba)
Corriendo por el Parque Natural de Cabo de Gata-Nijar, en Almeria (EFE/C.Barba)

Todas esas muestras de satisfacción compartida demuestran que la gente tiene verdadero apego a los espacios naturales, valora su estado de conservación y admira la rica biodiversidad que acogen. Otra cuestión es lo vinculados que se sientan algunos con su mantenimiento y el nivel de compromiso que estén dispuestos a asumir para contribuir a ello. Y no me refiero a protagonizar grandes hazañas personales ni asumir importantes sacrificios, sino de sumar pequeños gestos a favor del medio ambiente y contra el cambio climático.

Estamos hablando de corregir algunos hábitos más que de cambiar de vida. La máxima ecologista de que ‘los pequeños cambios son poderosos’ no es que sigue siendo del todo actual, sino que nunca lo ha sido tanto como ahora. El estado de conservación de todos esos lugares y su maravillosa flora y fauna depende como nunca de nuestra actitud frente al mayor dilema ambiental al que nos enfrentamos.

placeholder Turismo de naturaleza en Extremadura (EFE J.J. Guillén)
Turismo de naturaleza en Extremadura (EFE J.J. Guillén)

La crisis climática es un reto común que debemos afrontar conjuntamente, como sociedad, pero desde la acción individual y en nuestra actividad diaria. Relacionándonos de manera más responsable con el agua y la energía, desde el ahorro y la eficiencia. Explorando opciones de movilidad que nos permitan recurrir menos al coche privado, sin renunciar a nada pero aportando nuestro esfuerzo por el bien común.

Alargando la vida de los aparatos eléctricos y electrónicos que nos prestan servicio, apostando siempre que sea posible (cada día tenemos más opciones) por la reparación y la reutilización. Evitando el plástico de un solo uso, reduciendo los residuos antes de generarlos y en todo caso separando los envases vacíos para echar cada uno a su contenedor y facilitar así el reciclaje de sus materiales.

placeholder Excursionistas en el parque natural de Redes, Asturias (EFE  J.L. Cereijido)
Excursionistas en el parque natural de Redes, Asturias (EFE J.L. Cereijido)

Apoyando a la gente del campo que respeta el campo en nuestras compras: priorizando a los productores locales y eligiendo las marcas que están apostando sincera y honestamente por el medio ambiente. Algo que no es fácil, es cierto. Pero si le prestamos un poco más de atención a la etiqueta y menos a los eslóganes lograremos identificar a los decentes y desenmascarar a los oportunistas.

Pronto volveremos a disfrutar de esos paraísos particulares de los que nos vamos a despedir tras este breve paréntesis de descanso, esas madrigueras de la felicidad que hemos compartido en nuestros perfiles. Pero para seguir disfrutando de una naturaleza tan espléndida debemos comprometernos personalmente en conservarla, adoptando eso que se ha dado en llamar una forma de vida más sostenible: es decir, más responsable y solidaria. Y todo ello teniendo muy claro que la naturaleza se defiende también y muy especialmente desde la ciudad.

Durante estos días, coincidiendo con una mayor afluencia de visitantes a nuestros espacios naturales con motivo de la Semana Santa, las redes sociales se han vuelto a llenar de fotos obtenidas al aire libre en plena naturaleza. No importa lo que les había llevado hasta allí: era tanta la belleza que se abría ante sus ojos en aquel preciso instante que los autores sentían la imperiosa necesidad de compartir las instantáneas con sus seguidores.

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