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¿Cuándo dejaremos de tirarnos el lobo a la cabeza unos a otros?
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Jose Luis Gallego

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¿Cuándo dejaremos de tirarnos el lobo a la cabeza unos a otros?

El enfrentamiento institucional por el lobo demuestra lo lejos que estamos de alcanzar un gran acuerdo nacional sobre la especie, en defensa del campo y de la naturaleza

Foto: La conservación del lobo ibérico exige un gran pacto nacional que estamos muy lejos de alcanzar (EFE/Juan Aragonés)
La conservación del lobo ibérico exige un gran pacto nacional que estamos muy lejos de alcanzar (EFE/Juan Aragonés)

Probablemente no exista debate más enconado en temas de naturaleza que el que atañe a la gestión de las poblaciones de lobo ibérico. Como siempre que hablamos de la convivencia con grandes carnívoros, el debate ponderado y la voluntad de consenso parecen imposibles. Los dos últimos ejemplos los acabamos de tener esta semna, en los tribunales y en el parlamento.

La decisión del Tribunal Constitucional (TC) de anular varios aspectos de la Ley de Caza de Castilla y León que clasifica al lobo como ‘especie cinegética de caza mayor al norte del Duero’ y permite por lo tanto su caza, ha vuelto a provocar las reacciones sociales y políticas de quienes ven amenazados sus intereses por el cánido y los que han descubierto un yacimiento de votos rurales en condenarlo y difamarlo, aunque con ello causen un gravísimo daño a la especie.

Foto: Lobo ibérico (Foto: Andoni Canela)

La sentencia del TC obedece al recurso presentado por el Gobierno Central por considerar que la legislación autonómica contradice las leyes estatales sobre conservación y protección de la biodiversidad. Recordemos que la ley autonómica se aprobó en julio del año pasado, y dos meses después, en septiembre, el lobo fue incluido en el Listado Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial, por lo que su caza quedó prohibida por Ley en todo el territorio nacional.

Un nuevo capítulo, esta vez en clave judicial, del largo y penoso choque parlamentario que vienen manteniendo ambas bancadas respecto a la gestión del lobo, con las derechas pidiendo que la especie se pueda cazar al norte del Duero y las izquierdas defendiendo su protección en todo el territorio nacional. Y digo penoso porque convertir a un animal salvaje tan bello, un ser vivo tan espectacular y una de las joyas más valiosas de nuestro patrimonio natural, en arma arrojadiza para atizar al contrario es de lo más obsceno.

placeholder El lobo ibérico es una de las joyas de la fauna ibérica (EFE/Ana Retamero)
El lobo ibérico es una de las joyas de la fauna ibérica (EFE/Ana Retamero)

Tirarse el lobo a la cabeza es una prueba de incompetencia política y una demostración de la incapacidad para afrontar el debate de ideas y alcanzar consensos que tienen nuestros actuales representantes institucionales. Por eso es preciso y urgente sacar el debate del lobo de las instituciones y elevarlo al plano científico con carácter vinculante para acatar su dictámen.

Es necesario dejarse de maniobras partidistas y determinar de una vez por todas si la especie está en expansión o se halla estancada. Y eso solo lo lograremos con un censo actualizado que permita saber exactamente dónde y cuantos lobos hay, en qué lugares se están dando los conflictos y cómo debemos actuar para resolverlos de la manera más eficaz y satisfactoria para todas las partes.

Para ello deben habilitarse mecanismos de compensación de daños, ágiles y cumplidos, para resarcir a la mayor brevedad y de la manera más justa a los ganaderos que tienen todo el derecho a mantener su actividad en las comarcas loberas. Pero buscando el máximo consenso en apoyo al campo y en defensa de una especie tan valiosa como el lobo ibérico.

Foto: Ejemplar de lobo ibérico. (EFE)

Un ejemplo de lo contrario es la votación llevada a cabo este jueves en el Congreso, donde una propuesta de medidas compensatorias a la industria agroalimentaria presentada por Foro Asturias con el apoyo de Vox y el PP se imponía por la mínima, 153 votos a favor, frente al rechazo de PSOE y Podemos, con 152 votos en contra. Un solo voto de diferencia en un tema que exige el máximo nivel de acuerdo para calmar la situación y sumar compromisos dentro y fuera del parlamento.

Así están las cosas con el lobo en nuestras instituciones. Nunca como en este caso se había puesto de manifiesto hasta qué punto la gobernanza puede convertirse en un obstáculo para la protección de la biodiversidad y el desarrollo rural.

Mientras tanto, y como consecuencia, el tema no hace más que agriarse en el campo, especialmente en Galicia, Asturias, Cantabria y Castilla y León, donde habitan cerca del 97% de las manadas y donde los ganaderos se enfrentan día a día a un problema real de convivencia, un conflicto de intereses que exige voluntad de diálogo y aceptación mutua en busca del bien común: algo que hoy por hoy parece inalcanzable: para desgracia de la especie, de quienes la sufren y quienes la amamos y defendemos.

Probablemente no exista debate más enconado en temas de naturaleza que el que atañe a la gestión de las poblaciones de lobo ibérico. Como siempre que hablamos de la convivencia con grandes carnívoros, el debate ponderado y la voluntad de consenso parecen imposibles. Los dos últimos ejemplos los acabamos de tener esta semna, en los tribunales y en el parlamento.

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