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Cuando la naturaleza consigue ganar a la gran banca
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Amanda del Río

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Cuando la naturaleza consigue ganar a la gran banca

Hoy 2 de febrero se celebra el Día Mundial de los Humedales, una efeméride para llamar la atención sobre la delicada situación que atraviesan estos espacios naturales y poner en valor los importantes servicios que nos prestan

Foto: Los humedales son uno de los ecosistemas más valiosos (Foto: Jose Luis Gallego)
Los humedales son uno de los ecosistemas más valiosos (Foto: Jose Luis Gallego)

En nuestro país, la esperanza de vida supera los 80 años. A nivel mundial las cifras se sitúan en torno a los 70. Pero los tiempos en la naturaleza son muy distintos. Nuestro planeta tiene millones de años y los conceptos adquieren aquí otra dimensión, por lo que nos cuesta darnos cuenta de lo desvinculados que estamos de nuestra posición en el mundo: miramos aquí y ahora y hemos confundido interés personal con beneficio común.

La conservación y recuperación de los humedales es una de las mayores contribuciones para proteger nuestro valioso patrimonio natural

La actual crisis climática o la desaparición de especies y ecosistemas generan unas pérdidas millonarias. Los seguros lo saben, el cambio climático pone en riesgo la actividad económica. Algunas empresas lo saben, pese a que pocas interiorizan el coste. Porque la pérdida de biodiversidad se paga a escote. Nuestra rentabilidad cortoplacista nos impide abordar las soluciones de forma decidida. Resulta frustrante tanta miopía, tanto en la esfera pública como en la privada.

placeholder Cartel del Día Mundial de los Humedales 2022 (RAMSAR)
Cartel del Día Mundial de los Humedales 2022 (RAMSAR)

Hoy 2 de febrero celebramos el Día Mundial de los Humedales, y podemos atender a la delicada situación que atraviesan estos ecosistemas como ejemplo. Son los más productivos del planeta, pero también encabezan el ranking de “Pérdida de”. La historia del Mar Menor, o las noticias sobre las amenazas a humedales tan valiosos como Doñana, las Tablas de Daimiel o la Albufera de Valencia demuestran hasta qué punto priman los intereses personales sobre el bien común.

placeholder Laguna de Manjavacas, en la província de Cuenca (B. Durán)
Laguna de Manjavacas, en la província de Cuenca (B. Durán)

Pero también hay historias vinculadas a estos ecosistemas que invitan a la esperanza. Como la de la recuperación de la laguna de La Nava, en Palencia. Fundación Global Nature nació allí hace tres décadas con la recuperación de unos terrenos desecados que fueron reintegrados a la vida silvestre. 450 hectáreas de naturaleza devueltas a la sociedad: a todos, a las miles de aves que pasan allí el invierno.

Una naturaleza que genera empleo vinculado a su conservación (10 puestos de trabajo), y que proporciona un modelo de desarrollo rural basado en negocios sostenibles, como el ecoturismo.

Foto: Las zonas humedas del planeta están amenazadas. Foto: EFE
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Tras el éxito de La Nava, la Fundación extendió su modelo y recuperó las lagunas de Pedraza y Boada de Campos sumando otras 130 hectáreas a esa lista de terrenos que han quedado reservados a la naturaleza. Gracias entre otras acciones a la compra de tierras, a convenios con los distintos ayuntamientos, y a la colaboración de la Diputación, de la Junta de Castilla y León, de la ciencia y de los centenares de voluntarios y de aliados que financian y contribuyen con su esfuerzo a una labor que cuesta en realidad muy poco para la alta rentabilidad que genera.

placeholder Laguna de la Nava, en Palencia (Fundación Global Nature)
Laguna de la Nava, en Palencia (Fundación Global Nature)

Estamos devorando literalmente nuestro patrimonio natural. Pero unos pocos, actuando como una levadura social, estamos tratando de echarle un pulso al mercado para demostrar que producir naturaleza es y seguirá siendo rentable.

Necesitamos que se generen cambios a partir de políticas comprometidas. Es urgente que las prácticas agrarias sostenibles sean la norma y no la excepción, y debemos lograr una cadena agroalimentaria que apueste y pague por conceptos de rentabilidad con mayúsculas.

Foto: El 'Federal Duck Stamp' de 2011.  Imagen: U.S. Fish & Wildlife Service

Algunos trabajamos para el beneficio de todos y estamos dedicando nuestra vida a que no siempre gane la banca, a que algunas tierras sean coto privado de la conservación de la naturaleza y a sumar espacios reservados para el bien de todos.

Pero todo ese esfuerzo no es suficiente para producir naturaleza, una actividad muy rentable si se mide en biodiversidad, en calidad de vida, en generación de negocios sostenibles o en salud.

Amanda del Río es la directora técnica de la Fundación Global Nature

En nuestro país, la esperanza de vida supera los 80 años. A nivel mundial las cifras se sitúan en torno a los 70. Pero los tiempos en la naturaleza son muy distintos. Nuestro planeta tiene millones de años y los conceptos adquieren aquí otra dimensión, por lo que nos cuesta darnos cuenta de lo desvinculados que estamos de nuestra posición en el mundo: miramos aquí y ahora y hemos confundido interés personal con beneficio común.

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