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No, los parados no invierten sus cheques de ayuda en bolsa
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Javier Molina

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No, los parados no invierten sus cheques de ayuda en bolsa

Últimamente, ha crecido la sensación de que la bolsa se está convirtiendo en un lugar de esparcimiento a modo de video juego donde pasar un buen rato

Foto: Un trader en la bolsa. (Reuters)
Un trader en la bolsa. (Reuters)

A estas alturas de los mercados, pocas cosas pareciera que pudieran sorprendernos ya. Hemos pasado por una pandemia de consecuencias sanitarias y económicas dramáticas, el ratio deuda/PIB de la Eurozona se ha situado por encima del 100%, hemos asistido a las caídas de las bolsas mundiales más rápidas de toda la historia (el Ibex perdió un 35% en cuatro semanas y el S&P500 un 30%), de la mano del sector tecnológico de Estados Unidos hemos visto pulverizar máximos históricos de sus principales componentes e índices pocos meses después y, entre otras muchas cosas, hemos asistido atónitos a la rebelión del pueblo agrupado en torno a redes sociales, cuyo número de usuarios a modo de inversores se ha disparado hasta la fecha y cuyo comportamiento ha dado al traste con muchas hipótesis, la de los mercados eficientes incluida.

La llegada de parte de estos últimos nuevos inversores ha marcado como decía, una clara diferencia con respecto al pasado pues, más allá de intentar obtener rendimientos o comprender cómo invertir lo más acertadamente posible, se ha visto la bolsa como un lugar de esparcimiento a modo de video juego donde pasar un buen rato.

Foto: (Reuters) Opinión
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Fruto de esta tendencia que, contra lo que muchos pensaban era pasajera, lo cierto es que las ramificaciones de tal modo de actuar se van expandiendo por distintas partes del ecosistema. Desde el mercado de opciones donde, gracias al apalancamiento que estas ofrecen, se logra amplificar los movimientos del subyacente, hasta esos vehículos de inversión creados para reunir capital y comprar o participar posteriormente en otras empresas (SPAC), sin dejar de lado la última moda que se centra ahora en el posicionamiento en chicharros (“penny stocks”) cuanto más baratos mejor, las modalidades del juego (criptoactivos incluidos) parece van calmando sus ansias.

Una muestra del poder que estos “gamers” tienen podemos verlo con respecto a ese último punto. Si tomamos desde inicio de ejercicio el comportamiento de S&P500 (SPX), el Nasdaq (NASX) o el mismo Russell3000 (IWV) y los comparamos contra el IShares Microcap ETF (IWC) o el SP Small Cap600 (IQY), observamos la gran divergencia de rendimientos. Mientras los tres primeros suben de media un 2,5% en 2021, el IWX que es el mayor de su clase por activos, sube un 25% siendo su composición mayormente “penny stocks” de escasa liquidez y capitalización. El volumen medio agregado negociado el mes pasado fue el mayor de toda la historia, siendo el origen del mismo ese tipo de inversores y plataformas de brokerage.

Y lo curioso del tema es que, a la vista de lo sucedido en 2020, estos comportamientos pueden recibir en breve un nuevo impulso gracias al tercer cheque de estímulos que el gobierno norteamericano está a punto de dar a una parte de los ciudadanos de aquel país.

Según datos de la consultora Envestnet Yodlee, para el grupo de receptores con ingresos entre los 35.000 y los 75.000USD, la inversión en bolsa fue uno de los destinos preferidos por los mismos. En concreto, el alza observada con respecto a la semana anterior a recibir ese cheque fue del 90% (operativa en mercado). La correlación entre el Covid-19 y el reencuentro con el dinero es evidente, como también lo es con respecto al número de cuentas abiertas en plataformas de inversión online.

A punto de recibir ese nuevo estímulo en forma de cheque, Deutsche Bank sacaba una nota hace una semana a raíz de una encuesta realizada entre usuarios online en US, donde se podía concluir que se esperaba similar comportamiento tras la recepción de ese dinero fresco.

El 61% de estos inversores tenían menos de 34 años, la mitad habían empezado a operar en el último año y presentaban características muy distintas a inversores anteriores. En concreto se pone de manifiesto la existencia de mucha menos prudencia y miedo a la hora de abrir posiciones, el uso de apalancamiento, más trading con opciones y el apoyo en redes sociales como principal fuente de consejo y conocimiento. Más del 50% dicen haber operado con opciones de forma recurrente y un 26% habían invertido con margen o algún tipo de apalancamiento. El mayor tiempo pasado en casa por los confinamientos, junto a la reducción de las comisiones, eran mencionados por un 35% y un 28% respectivamente como factores clave de esta entrada en mercado. Así mismo y para un 62% de los encuestados, el sentimiento positivo seguía dominando el actual momento de mercado y, estos nuevos inversores, manifestaban que aprovechaban las caídas para comprar más.

Sin embargo y como titulaba hoy en esta tribuna, de ese informe también se concluía que el 59% de los encuestados tenían trabajo a tiempo completo. Si añadimos los empleados a tiempo parcial y los autónomos, el porcentaje alcanza el 85%. Es decir, la mayor parte de los que llevan a cabo este tipo de operativa no son los parados que destinan a la bolsa, como si de un casino se tratase, sus cheques de estímulos. Y del resto, resulta que esos importes no resultan ser la fuente principal de dicha operativa suicida en opciones, Dogecoin y algún que otro chicharro. Aunque realmente y en medio de este sentimiento inversor aún tan positivo ¿a quién le importa eso ahora?

A estas alturas de los mercados, pocas cosas pareciera que pudieran sorprendernos ya. Hemos pasado por una pandemia de consecuencias sanitarias y económicas dramáticas, el ratio deuda/PIB de la Eurozona se ha situado por encima del 100%, hemos asistido a las caídas de las bolsas mundiales más rápidas de toda la historia (el Ibex perdió un 35% en cuatro semanas y el S&P500 un 30%), de la mano del sector tecnológico de Estados Unidos hemos visto pulverizar máximos históricos de sus principales componentes e índices pocos meses después y, entre otras muchas cosas, hemos asistido atónitos a la rebelión del pueblo agrupado en torno a redes sociales, cuyo número de usuarios a modo de inversores se ha disparado hasta la fecha y cuyo comportamiento ha dado al traste con muchas hipótesis, la de los mercados eficientes incluida.

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