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El BCE clarifica su mandato (y aleja el error político)
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Santiago Satrústegui

Desnudo de certezas

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El BCE clarifica su mandato (y aleja el error político)

El pasado 7 de julio, el Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo realizó un comunicado que supone un cambio de muchísimo calado en su estrategia

Foto: David Lipton y Christine Lagarde (Reuters)
David Lipton y Christine Lagarde (Reuters)

El pasado 7 de julio, el Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo realizó un comunicado que supone un cambio de muchísimo calado en su estrategia de política monetaria. Desde su primera definición de objetivos en 1998 tan solo había habido otra ocasión, en el año 2003, en la que el banco central hubiera redefinido su mandato y es, por lo tanto, muy importante analizar los matices que incorpora y los problemas que pretende solucionar.

En su definición original en 1998 el BCE definió la estabilidad de precios como aumentos del IPC interanual inferiores al 2%, de forma que las actuaciones deberían producirse para que esa tasa no fuera nunca superada. En el año 2003, ya en plena crisis de los mercados, se establece un objetivo ideal de inflación ligeramente menor al 2%, que significaba que las inflaciones muy por debajo de ese nivel tampoco serían deseables.

Ahora, después de muchos años de inflaciones mínimas y tipos en negativo, el objetivo de inflación se transforma en un 2% en el medio plazo, pero con un compromiso “simétrico” en la necesidad de actuación del Banco Central Europeo. Y enfatiza literalmente que “simetría significa que el Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo considera las desviaciones negativas y positivas de su objetivo (del 2%) igualmente indeseables”.

Foto: Christine Lagarde. (EFE)

En la práctica, lo que está reconociendo el Consejo de Gobierno del BCE es la gran dificultad que supone convivir con tipos negativos y la necesidad que existe en estos momentos de dejar que la inflación vuelva a aparecer, incluso asumiendo que esto puede implicar que pase un tiempo por encima del 2%.

En este sentido, resulta interesante resaltar que se produce una extensión del mandato que incluye la obligación de intentar crear inflación cuando la economía por sí misma sea incapaz de hacerlo. El mandato de defender el euro, como ya constató el expresidente del BCE, Mario Draghi, implica “hacer todo lo que sea posible”, y ahora necesitamos otras políticas.

Conviene mantener un “buffer” mínimo de inflación para evitar volver a estar constreñidos por el límite de las tasas negativas

El BCE se anticipa esta vez a los acontecimientos y despeja la duda de qué tendría que hacer si la inflación se acelerara. Alejar la posibilidad de un error político por una interpretación demasiado rigurosa del mandato, como ha pasado en otras ocasiones, es muy buena noticia en estos momentos.

El otro tema tremendamente relevante que se desprende del comunicado es que, vista la experiencia de los tipos de interés negativos, conviene mantener un “buffer” mínimo de inflación para evitar, una vez que salgamos de esta situación, volver a estar constreñidos a futuro por el límite de las tasas negativas.

La idea es que las fuerzas deflacionarias en el mundo (globalización y digitalización) y en Europa (demografía y pérdida de la productividad) estarían haciendo disminuir la tasa de equilibrio de los tipos de interés (máximo potencial de crecimiento sin inflación) situándola peligrosamente cerca del cero y esto limita la capacidad de actuación del BCE por las vías convencionales.

Foto: Pedro Sánchez junto a Christine Lagarde. (EFE)

Tener los tipos en negativo ha sido una mala decisión a la que el BCE se vio abocado por la falta de decisión en los países de la Unión Europea de adoptar medidas políticas más radicales y, por lo tanto, es algo que habrá que tratar de revertir. Existe un límite mínimo efectivo para las políticas de tipos de interés (effective lower bound) que, seguramente, una vez que superemos esta etapa, quedará establecido en los manuales en el 0%, ya que una vez que se entra en tasas negativas las consecuencias son perniciosas para el sistema, los bancos y las dinámicas emocionales de los consumidores.

Estamos asistiendo en Europa a un experimento monetario extraordinario con grandes repercusiones sociales y políticas. Delegar las decisiones sobre su moneda abrió un camino de delegación de soberanía totalmente irreversible para los países de la Unión Monetaria y las normas sobre su futuro funcionamiento se seguirán definiendo, crisis tras crisis, en un proceso de iteración infinita.

Como decía Humpty Dumpty, y hemos comprobado en la crisis de gobierno de este fin de semana viendo a quién se destituye y a quién no se puede sustituir: “Lo importante es saber quien manda. Eso es todo”.

El pasado 7 de julio, el Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo realizó un comunicado que supone un cambio de muchísimo calado en su estrategia de política monetaria. Desde su primera definición de objetivos en 1998 tan solo había habido otra ocasión, en el año 2003, en la que el banco central hubiera redefinido su mandato y es, por lo tanto, muy importante analizar los matices que incorpora y los problemas que pretende solucionar.

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