Es noticia
¡Vaya semanita: superburbujas!
  1. Mercados
  2. En Primera Línea
Rodrigo Rodríguez

En Primera Línea

Por

¡Vaya semanita: superburbujas!

No me cabe duda de que nos encontrábamos sumidos en una burbuja de liquidez y, viendo los movimientos recientes, cabe pensar que esa burbuja ha empezado a desinflarse

Foto: La Bolsa de Madrid. (EFE/Altea Tejido)
La Bolsa de Madrid. (EFE/Altea Tejido)

Hay ciertas cosas que son difíciles de explicar matemática, teórica o, simplemente, racionalmente. El día 3 de enero marcábamos máximos históricos y parecía que el mercado no podía parar de subir, pero esta semana hemos experimentado una "huelga de compradores" o, lo que es más peligroso, señales de pánico con múltiples indicadores que invitan a preguntarse si hemos entrado en un mercado bajista.

No me cabe duda de que nos encontrábamos sumidos en una burbuja de liquidez y, viendo los movimientos recientes, cabe pensar que esa burbuja ha empezado a desinflarse. No me sorprendería ver un rebote agresivo en las próximas semanas, incluso barajo la posibilidad de que veamos nuevos máximos, pero eso podría no ser más que el habitual rally "terminal" en un mercado bajista; y esas subidas son las más agresivas, puesto que nadie las espera.

Como explica Jeremy Grantham en su última carta a inversores: "Todas las burbujas de renta variable 2-sigma en países desarrollados han terminado volviendo a su tendencia. Pero antes de que lo hicieran, un puñado se convirtieron en superburbujas de 3-sigma o más (entiéndase que sigma indica el desplazamiento con respecto a la media en una distribución normal, y que un evento, 3 sigmas significa extremo y solo posible en un 0.03% de las veces). Estas superburbujas ocurrieron en los Estados Unidos en 1929 y 2000, y en Japón en 1989. También hubo superburbujas en el sector de la construcción en los Estados Unidos en 2006 y en Japón en 1989. Todas estas superburbujas se corrigieron con un impacto negativo mucho mayor y más largo que el promedio. Es cierto que Grantham, a quien he citado en varias ocasiones en el pasado, lleva ya un par de años tocando las campanas del apocalipsis de los mercados financieros, pero no lo es menos que aquí está citando hechos pasados contrastados por datos objetivos. ¿Significa eso que la historia se vaya a repetir de manera impepinable? No, pero la prudencia nos aconseja a tener muy en cuenta esos hechos pasados a la hora de gestionar el riesgo.

Foto: Ismael Clemente. Opinión

Grantham defiende que hoy en los EEUU nos encontramos en la cuarta superburbuja de los últimos cien años. Las superburbujas anteriores tenían una serie de características que, si bien individualmente son raras y colectivamente son únicas, ya han ocurrido en este ciclo. La característica final de las grandes superburbujas ha sido un estrechamiento sostenido del mercado y un bajo rendimiento de las acciones especulativas, muchas de las cuales caen a medida que suben los valores considerados de calidad o "bluechips". En el presente, esas acciones "blue chip" serían las FANG (Facebook, Apple, Netflix y Google). Esto ocurrió en 1929, en el 2000, y está ocurriendo ahora.

Una razón plausible para este efecto sería que los profesionales experimentados, que saben que el mercado está peligrosamente sobrevalorado, pero sienten que deben seguir bailando mientras la música suene, prefieren, al menos, saltar al precipicio con acciones más seguras. La cualidad más importante y difícil de definir de la parte final de una burbuja suele venir marcada por el comportamiento loco de los inversores. En los últimos dos años y medio, como he expuesto en múltiples artículos en esta columna, creo que hay ejemplos de sobra de dicho comportamiento, especialmente en acciones de memes y acciones relacionadas con coches eléctricos, criptomonedas o NFT.

El mayor riesgo, expone Grantham, y solo comparable con el de Japón en la década de 1980, es el peligro extraordinario de agregar varias burbujas juntas, como vemos hoy, con tres clases y media de activos principales "burbujeando" simultáneamente por primera vez en la historia: crédito, renta variable, sector construcción y criptomoneda. Si el pesimismo vuelve a los mercados, nos podríamos enfrentar a la mayor reducción potencial de "riqueza percibida" en la historia de EEUU.

Foto: Un agente de bolsa en la Bolsa de Nueva York. (EFE/Justin Lane) Opinión
TE PUEDE INTERESAR
¡Cambian las reglas del juego!
Rodrigo Rodríguez

El caso japonés, en particular, dejó una cosa bastante clara: si bien es peligroso tener una burbuja en renta variable, ya que la pérdida de valor puede causar un gran impacto a través del efecto riqueza, o pérdida de esta como pasó en el 1929 con su recesión subsiguiente; es mucho más peligroso tener una burbuja inmobiliaria y es mucho más peligroso tener ambas juntas. Podría decirse que las consecuencias económicas de la doble burbuja, en Japón, aún se están desarrollando.

Pero ahora, por primera vez, estamos participando, de hecho, en la burbuja inmobiliaria global más amplia y extrema de la historia, provocada por tipos de interés prácticamente negativos. Por otro lado, tenemos el comportamiento de los inversores más exuberante, exultante e incluso loco en la historia del mercado de valores de EEUU; y no digamos ya de criptomonedas, que vamos a ver cómo reaccionan cuando se acabe la fiesta. Adicionalmente, los mercados de bonos, el mercado de crédito, están en niveles no conocidos, con los tipos de interés a los niveles más bajos jamás vistos. Y, por último, como salsa (por si necesitáramos algo más), las materias primas no paran de subir.

Con la inflación disparada se produce una presión en los ingresos reales de los ciudadanos. La combinación, que ya vimos en 2008, de precios de las materias primas aún en aumento con una burbuja de precios de activos que se desinfla, es altamente destructiva para la economía.

Foto: Información en las pantallas de la oficina de Nasdaq en Nueva York. (Reuters) Opinión
TE PUEDE INTERESAR
Datos mejor que opiniones
Rodrigo Rodríguez

El riesgo de que estas burbujas se desinflen simultáneamente no parecía, hasta ahora, haber sido tenido en cuenta por los participantes del mercado. Sin embargo, esta semana algo ha cambiado, hemos pasado del "buy the dip" (comprar en las caídas) al "sell the rip" (vender en las subidas). Con una recuperación del 105% en el Nasdaq desde los mínimos del covid, igual ha llegado el momento de quitar algunas fichas del tablero, pues la caída del 10% de esta semana puede ser solo el principio…

Déjenme que les aporte otro dato que Mr. Grantham pone de manifiesto: "Si las valoraciones de todas estas clases de activos retrocediesen dos tercios del camino hacia sus normas históricas, las pérdidas totales de riqueza serían del orden de 35 billones de dólares solo en EEUU".

Oro y plata como protección ante la inflación, y mercados emergentes (China), pues no han participado en esta burbuja, junto con algún tipo de fondo de volatilidad, parecen ahora inversiones necesarias si necesitan proteger sus carteras. Aunque, en estos momentos, puede que "cash is king".

Nos queda la duda de si el tema de Rusia y Ucrania ha sido un potencial desencadenante de este movimiento, la gota que colma el vaso, el tiempo dirá.

Hay ciertas cosas que son difíciles de explicar matemática, teórica o, simplemente, racionalmente. El día 3 de enero marcábamos máximos históricos y parecía que el mercado no podía parar de subir, pero esta semana hemos experimentado una "huelga de compradores" o, lo que es más peligroso, señales de pánico con múltiples indicadores que invitan a preguntarse si hemos entrado en un mercado bajista.

Inversiones Bolsas y Mercados Españoles (BME) Estados Unidos (EEUU)