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OHLA: El problema está en la cabeza…
En un escenario de tipos de interés tan elevados y con tendencia al alza, el endeudamiento y la incapacidad de refinanciación podrían matar a esta compañía
Empecemos con una simple definición de Wikipedia para entender de quién estamos hablando: "OHLA es uno de los seis mayores grupos empresariales dedicados a la construcción en España y cuenta con más de cien años en el sector. Esta empresa es resultado de la fusión de tres constructoras españolas contemporáneas importantes: Obrascón, Huarte y Laín. En 2021 cambió su marca corporativa de OHL a OHLA tras la consolidación de los hermanos Amodio como accionistas de referencia de la sociedad, con casi un 26% del capital, tras un proceso de refinanciación y recapitalización que impulsó sus fondos propios en cerca de 180 millones de euros y permitió reducir en más de 105 millones de euros su apalancamiento".
Sin embargo, la parte más jugosa de la definición proporcionada por internet dice así: "En 2019 fue investigada por el presunto pago de comisiones irregulares por parte de directivos de la constructora a ayuntamientos y comunidades autónomas a cambio de adjudicaciones de obra pública. En julio de 2022, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) impuso a OHLA una multa de 21,5 millones de euros por haber alterado durante 25 años, junto a otras importantes constructoras españolas, miles de licitaciones públicas destinadas a la edificación y obra civil de infraestructuras".
Durante más de 25 años, la familia Villar Mir hizo y deshizo, creando un auténtico imperio empresarial. Sin embargo, su predisposición a utilizar la compañía como su cajero automático provocó que OHL se encontrase con un grave problema de endeudamiento y, sobre todo, con un grave problema reputacional. Las acusaciones de comisiones ilegales, licitaciones irregulares y construcciones defectuosas se repitieron con excesiva frecuencia y llevaron a la compañía a un callejón sin salida.
Tras distintas ampliaciones de capital, un intercambio de deuda por acciones colocaba a la familia Amodio como primer accionista de la compañía con un 25.965%, frente a la familia Villar Mir, que veía su participación diluida a un mero 7%, que pasó posteriormente a las manos de Tyrus Capital que era su principal acreedor. Con el apoyo de estos y del oportunista fondo de inversión SandGrove Capital, los hermanos Amodio se hacían en el 2022 con el control total del Consejo de Administración.
El anuncio de la intención de vender la filial de servicios (Ingesan), así como el 50% que aún posee en Canalejas, junto con el hospital CHUM de Canadá, deberían ayudar a reducir la deuda de 4 veces EBITDA a aproximadamente 2 veces, con lo que parece que se podría empezar a ver la luz al final del túnel.
Con un libro de obras contratadas por valor de €7.000 millones para los próximos dos años y habiendo publicado durante los últimos 4 años EBITDA positivo y, lo que es más importante, creciente, la compañía parecía ir recuperando credibilidad y los analistas empezaban a valorarla a través de la suma de sus partes, más que por un múltiplo directo de sus resultados, pues descontaban una solución inminente al problema de la deuda. Sin embargo, dicha reducción del endeudamiento, que es la clave para tener éxito, no se ha materializado y ninguna de las iniciativas antes indicadas parecen haber llegado a buen puerto.
El pasado 23 de junio, El Confidencial daba a conocer que OHLA había tenido que suspender la venta de Canalejas ante la oposición de su socio, Mohari Hospitality Limited. Al parecer, Mohari (Mark Scheinberg, fundador de PokerStars), habría hecho cumplir el contrato firmado en 2017, cuando la familia Villar Mir le vendió el 50% de Canalejas por 225 millones de euros. El acuerdo otorga a Mohari ciertos derechos preferentes a la hora de comprar la otra mitad del activo en manos de OHLA y cobrar una rentabilidad garantizada por cada año de contrato, a percibir cuando se produzca un cambio en el accionariado. El contrato entre OHLA y Mohari podría incluir ciertos términos que dificulten llegar a un acuerdo en el corto plazo.
Debido a este bloqueo, OHLA se ha visto obligada a negociar la dispensa de los pagos de financiación de septiembre del 22 y abril y julio del 23 y del préstamo sindicado de €268 m que mantiene con Santander y CaixaBank, que cuenta con garantía hipotecaria de 350 m sobre el centro de lujo madrileño.
Por si la situación no parecía suficientemente complicada, Fernández Gallar dimitió ayer como CEO, por "motivos personales", en una junta en la que su reelección como consejero delegado fue respaldada por el 98% de los votantes. Figura clave en la restructuración de la compañía, deja su puesto a los hermanos Amodio que absorberán labores ejecutivas, además de la presidencia y vicepresidencia que ya ostentan. Igual estoy siendo excesivamente cínico, pero los "motivos personales" y la inmediata toma de control de todo poder ejecutivo por parte de los empresarios mexicanos no me parece que vayan desligados, más aún cuando Fernández Gallar históricamente había sido un hombre de Villar Mir. Una vez más, parece que el ego del presidente de la compañía, y sus ansias de poder, al igual que pasó con Villar Mir, se interpone en su recuperación.
El problema más grave, a mi entender, es que los Amodio pueden haber medido mal los tiempos, así como sus compañeros de viaje. En un escenario de tipos de interés tan elevados y con tendencia al alza, el endeudamiento y la incapacidad de refinanciación podrían matar a esta compañía, y los bolsillos de los Amodio parecen más limitados de lo que se presumía. Tyrus y Sandgrove venderán al mejor postor, y si la acción continua su caída libre, en un momento dado, OHLA se convertirá en un claro objetivo de OPA. Cualquier empresario o compañía sin necesidad de refinanciación puede comprarla a derribo y venderla por partes.
Otro mexicano, con capacidad financiera bastante más potente, como es Carlos Slim, que al parecer estaba interesado en el 50% de Canalejas, podría ser clave en el futuro de OHLA. Igual, en vez de ir a por el activo, decide hacerse con la totalidad de la compañía.
De una cosa estoy seguro, está siguiendo la jugada de cerca y no me extrañaría que moviese ficha una vez que se haga con la totalidad de FCC. En ese momento podría empezar la "noche de los cuchillos largos", y dudo que el resto de las constructoras españolas se queden al margen de una operación que puede ser muy apetitosa para la compañía correcta y, sobre todo, para el empresario adecuado.
Cuestión de cabeza que dirían algunos.
Empecemos con una simple definición de Wikipedia para entender de quién estamos hablando: "OHLA es uno de los seis mayores grupos empresariales dedicados a la construcción en España y cuenta con más de cien años en el sector. Esta empresa es resultado de la fusión de tres constructoras españolas contemporáneas importantes: Obrascón, Huarte y Laín. En 2021 cambió su marca corporativa de OHL a OHLA tras la consolidación de los hermanos Amodio como accionistas de referencia de la sociedad, con casi un 26% del capital, tras un proceso de refinanciación y recapitalización que impulsó sus fondos propios en cerca de 180 millones de euros y permitió reducir en más de 105 millones de euros su apalancamiento".
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