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Difícil de creer, pero el mundo va bien
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Kike Vázquez

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Difícil de creer, pero el mundo va bien

A pesar de las apariencias, los datos económicos parecen tratar de mostrarnos cierto optimismo. Véase el PIB, las materias primas o incluso la inflación

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Sé que algún lector al ver el titular entrará con el cuchillo entre los dientes. Y es normal, vivimos en un mundo de populismo, de noticias falsas, de Brexit, de referéndums, de terrorismo… O de problemas nunca resueltos como el hambre o las guerras. Lo sé. Sin embargo si nos ceñimos a la economía los datos se están confabulando poco a poco para mostrarse optimistas como no se mostraban desde hace tiempo.

Estados Unidos está empeñando en tener uno de los ciclos expansivos más largos de su historia. El ciclo medio dura 5 años, vamos por 8 y el récord está en 10 años (de marzo de 1991 a marzo del 2001). A pesar de su longevidad, y de algún dato reciente no muy optimista, crece por encima del 2%. Algo parecido podríamos decir de China quien, a pesar de su elevado endeudamiento corporativo y potencial burbuja inmobiliaria, está ahora mismo estabilizada. O la Eurozona la cual vuelve a crecimientos ‘precrisis’, estimándose un 2% para 2017.

Donde mejor podemos comprobarlo es en esta gráfica de JP Morgan, la cual muestra de forma muy visual los datos de los PMI manufactureros de los países más importantes del mundo. Este indicador por encima de 50 significa aceleración, y como vemos el mundo se está acelerando, mucho, especialmente Europa. Hacía tiempo que no veíamos tanto verde. Y eso es bueno.

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PMIs globales - JP Morgan AM

Pero no solo es eso. Además de PMI favorables, también estamos viendo otras dinámicas que pueden indicar el principio del equilibrio de algunos grandes desequilibrios que la crisis provocó. Y como la economía está conectada y al final unas variables empujan a otras, quizá lo que estamos viendo son los primeros síntomas de un crecimiento natural de la economía, uno sin estímulos artificiales. Antes hemos crecido a base de déficits, de medidas expansivas de los bancos centrales. La economía no era capaz de crecer sin apoyo. ¿Estará esto cambiando?

Echemos una visual a las materias primas por ejemplo. Si cogemos cualquier índice veremos que los últimos años han sido muy malos, esperándose que 2017 sea el sexto año de siete que pierdan dinero. Las materias primas han sido desde la crisis financiera el peor de los activos posibles. Sin embargo últimamente estamos viendo cambios, los volúmenes están aumentando, el último trimestre está siendo bueno y, en definitiva, vuelve a existir interés por invertir ‘en el peor activo del mundo’.

Un ejemplo de ello es AzValor. Apuestan fuerte por las materias primas, no por una visión macro sino porque, como muestran en su última carta trimestral (pág. 4), es un activo que se encuentra en mínimos históricos. Asimismo también confían en la energía (índice S&P energía mínimos de 40 años). Tras un primer semestre de año complicado, vuelven a superar al índice y a muchos comparables a 3 meses vista. Algo se mueve últimamente en esos sectores que nadie quiere.

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Informe Trimestral AzValor - Materias Primas

Un caso paradigmático es el petróleo, probablemente la materia prima más importante. Como nos contaba el viernes nuestro compañero Juan Carlos Barba el petróleo se está aproximando al equilibrio tras años de caída libre por el descalce entre oferta y demanda. Puede sonar difícil de creer tras años y años viendo lo mismo, pero esta puede ser la buena. Y es que no solo es la OPEP, o elementos coyunturales como la meteorología o la situación política del Kurdistán, el principal responsable del equilibrio en el mercado de petróleo es la demanda. Véase el último informe de la IAE, quien se ha visto obligada a aumentar sus previsiones para 2017 por el mayor aumento de Europa y EEUU.

No es una llamada a la compra indiscriminada de petróleo (aunque a muchas empresas les puede venir bien y seguramente veremos oportunidades) ya que a medida que el precio aumente habrá muchos interesados en abastecernos de petróleo. Muchos. Lo sintomático es el cambio de tendencia y la fortaleza de la demanda. El PIB crece, los PMI también y eso está afectando en algo tan cíclico como las materias primas. Todo muy lógico, salvo porque antes no pasaba. Y porque, además, tiene efecto retroalimentación en economías que dependen de ellas.

¿Podría esto significar que otros desajustes también se comienzan a ajustar? ¿Por ejemplo podría volver la inflación? El petróleo y las materias primas en general tienen un efecto limitado sobre la inflación subyacente, que es realmente la importante, y sin embargo ésta sigue mejorando, sin prisa pero sin pausa, y ya se sitúa recurrentemente por encima del 1% en la Eurozona. En el 1,7% en Estados Unidos (aquí no ‘mejorando’ pero sí recurrentemente cerca de los objetivos de la Reserva Federal).

Hay muchos motivos para no esperar un incremento de la inflación. Desde los salarios, la competencia de la mano de obra global, el desempleo local, la enorme losa de la deuda… Sin embargo otro elemento como es la capacidad utilizada podría empezar a indicar un punto de inflexión en la Eurozona. En el tercer trimestre del año el indicador marcó un 83,2%, un nivel no visto desde antes de la crisis, superando la media histórica de 81 y con tendencia hacia el máximo histórico de 85.

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Capacidad Utilizada - Eurozona (Bloomberg)

En EEUU sin embargo este indicador se ha dado la vuelta y marca actualmente un 76,1%. No obstante ellos nos ganan en el incremento de salarios, superior al 3% según el indicador ‘wage growth tracker’ de la Reserva Federal de Atlanta. Mientras que en la Eurozona se sitúan más abajo, en el 2%, pero con una tendencia creciente. Hay motivos para pensar en una inflación más alta y también en lo contrario, la diferencia es que antes solo había motivos para el pesimismo.

Así llegamos al último punto de este artículo. Una economía que crece y una inflación que se aproxima a los objetivos pueden llevarnos a que, esta vez, la retirada de los bancos centrales vaya en serio. La rentabilidad del bund alemán ya tocó suelo en 2016, y Gundlach sigue diciendo que está en niveles ‘de locos’. Quizá los tipos de interés y las rentabilidades de la deuda se normalicen, al menos un poco más, finalizando con otro de esos desajustes que parecía no tener fin. Lo que puede ayudar un poco más a los bancos, otro sector que no acababa de encontrar el cariño de los inversores hasta no hace mucho.

Difícil de creer, pero los datos se empeñan en convencernos de que el mundo va bien. Nos dicen que hay crecimiento, que mejoran los salarios, que la inflación se normaliza, que los sectores odiados y perjudicados por el estallido de la burbuja dejan de serlo, que los bancos centrales van en serio y quieren subir los tipos… Sé que la alegría va por barrios. De hecho probablemente si finalmente hay una verdadera recuperación seguramente no sea como las de antaño, ya que el mundo ha cambiado. Pero, aunque siempre habrá motivos para preocuparse, sea China, sea el fin de ciclo estadounidense o el elevado endeudamiento, también debemos mirar la parte positiva. Aunque suene difícil de creer, también la hay.

Sé que algún lector al ver el titular entrará con el cuchillo entre los dientes. Y es normal, vivimos en un mundo de populismo, de noticias falsas, de Brexit, de referéndums, de terrorismo… O de problemas nunca resueltos como el hambre o las guerras. Lo sé. Sin embargo si nos ceñimos a la economía los datos se están confabulando poco a poco para mostrarse optimistas como no se mostraban desde hace tiempo.

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