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¿Quién vigila el salario de los directivos de las cotizadas?
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Juan Gómez Bada

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¿Quién vigila el salario de los directivos de las cotizadas?

Debemos comprobar que su retribución total (fija y variable) no sea demasiado elevada porque a largo plazo puede suponer un agujero muy relevante en nuestra inversión

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Imagine que monta una empresa a medias con un socio. Él trabaja a tiempo completo en la sociedad y usted no. Por ello, él recibe un salario por su trabajo. El negocio va bien, se contratan varios empleados y la empresa alcanza beneficios muy rápidamente. En esa situación, usted piensa que empezará a recibir altos dividendos y que en poco tiempo recuperará el dinero invertido.

Sin embargo, su socio decide subirse el sueldo significativamente por encima del salario de mercado y usted no se opone en la junta de accionistas. En consecuencia, los beneficios de la sociedad disminuyen drásticamente y apenas puede recibir dividendos. Al año siguiente, los resultados siguen mejorando, pero la empresa vuelve a incrementar la retribución de su socio, y así indefinidamente.

El negocio en el que usted invirtió va bien, es más, muy bien. Sin embargo el retorno es muy inferior al que esperaba porque los ingresos se están yendo en sueldos y salarios. Como accionista, no es necesario que supervise el salario de toda la plantilla. De eso se ocupa su socio, él está interesado en que los empleados tengan un sueldo ajustado a su cualificación y desempeño. El salario que debe vigilar es el de su socio y la ley de sociedades de capital le da la capacidad para negarle incrementos de sueldo. Puede pactar con él un sueldo justo, que retribuya razonablemente su esfuerzo. De esta manera, los resultados que excedan ese nivel quedarán como beneficios de la empresa y se podrán repartir entre los accionistas vía dividendos.

Los accionistas difícilmente pueden controlar el salario de los directivos debido a su dispersión

En una sociedad como la descrita es muy difícil que el socio que dirige la compañía se pueda poner un sueldo muy superior al de mercado porque el otro socio podría negárselo. Sin embargo, en las compañías cotizadas en bolsa no ocurre lo mismo. Los accionistas difícilmente pueden controlar el salario de los directivos debido a su dispersión. En consecuencia, la retribución de los máximos dirigentes y sus hijos suele ser muy superior a la que debería generar la oferta y demanda de profesionales de su cualificación.

En esta tesitura, los inversores debemos evitar invertir en compañías donde los máximos dirigente se hayan puesto sueldos excesivos. Debemos comprobar que su retribución total (fija y variable) no sea demasiado elevada porque a largo plazo puede suponer un agujero muy relevante en nuestra inversión.

Tanto si invertimos nuestro patrimonio como el de terceros, no debemos olvidar nuestra responsabilidad de controlar y vigilar a la dirección

Por otro lado, tanto si invertimos nuestro patrimonio como el de terceros, no debemos olvidar nuestra responsabilidad de controlar y vigilar a la dirección. Por ello, debemos utilizar las herramientas que tengamos a nuestra disposición, aunque sean limitadas, para defender nuestros intereses.

Por último, también debemos proponer cambios a los reguladores para que el abuso de las cúpulas sobre los inversores minoritarios sea cada vez menor. En este sentido, en mi carta a los Reyes Magos de este año voy a pedir cuatro cosas: i) unas tablas resumen con las indemnizaciones máximas a pagar a los miembros del consejo en caso de despido, ii) que el nombramiento de los consejeros independientes sea propuesto por los accionistas no representados en el consejo (no por el propio consejo), iii) que cualquier accionista (no solo la empresa) pueda consultar el registro de accionistas para poder unirse a otros en la defensa de sus intereses y iv) un cambio en la ley de OPAs del que hablaré en la próxima semana. El objetivo no es otro que aumentar la transparencia y las opciones de los inversores para defender sus intereses.

Imagine que monta una empresa a medias con un socio. Él trabaja a tiempo completo en la sociedad y usted no. Por ello, él recibe un salario por su trabajo. El negocio va bien, se contratan varios empleados y la empresa alcanza beneficios muy rápidamente. En esa situación, usted piensa que empezará a recibir altos dividendos y que en poco tiempo recuperará el dinero invertido.

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