El precedente que genera el Covid-19

La pandemia que padecemos está generando dos crisis: una sanitaria y otra económica. El alcance de ambas todavía lo desconocemos, depende en gran parte de cómo las sigamos gestionando. Sin embargo, lo que sí sabemos es que lo que hagamos ahora será muy tenido en cuenta en caso de que en el futuro nos enfrentemos a un Covid-20, Covid- o Ébola 5.0.

En el ámbito sanitario parece que muchos aspectos son muy mejorables. No obstante, la parte positiva es que todo apunta a que cuando llegue la próxima epidemia estaremos mucho mejor preparados. El coste humano y económico en esta ocasión será tan elevado que buscaremos todo tipo de soluciones para la prevención, contención, diagnóstico y tratamiento. El esfuerzo se realizará a nivel nacional y sobre todo internacional, porque la evolución de una epidemia en un país afecta a la salud de los ciudadanos del resto del planeta.

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En el ámbito económico no está tan claro que el aprendizaje vaya a resultar positivo. Las consecuencias de esta crisis serán un espejo en el que los agentes económicos se mirarán para estimar cómo les afectará una futura epidemia. Debemos plantearnos qué mensaje le queremos hacer llegar a quienes en los próximos meses se plantearán si continuar, ampliar, reducir o cerrar su negocio. Una empresa se tarda muchos años o décadas en sacar adelante y un parón económico como el actual puede provocar su quiebra en cuestión de semanas o meses.

Debemos pensar qué queremos decirles a esas personas que a día de hoy se están planteando si despedir a su plantilla o contratar más trabajadores ¿Queremos anunciarles que en la próxima epidemia vamos a volver a parar la actividad? ¿Queremos decirles que el coste de esa situación futura va a salir de su bolsillo? ¿Queremos que sepan que la liquidez que necesitarán para sobrevivir va a llegar tarde?

Parece que estos mensajes no son los mejores a trasladar a quien a día de hoy esté pensando si reabrir un hotel, un restaurante, un centro comercial, una tienda de barrio, un parque de ocio o un club de esquí. Tampoco a quien, aprovechando la oportunidad, quiera emprender en esos sectores. Recuerdo que en España todos vivimos directa o indirectamente del turismo. No hay sector público o privado que no reciba parte de sus ingresos de clientes que se ganen la vida con una actividad dependiente del turismo.

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La respuesta que demos en las próximas semanas al Covid-19 será clave, porque será la que los agentes económicos consideren la más probable en futuras epidemias. Esto impactará muy directamente en el corto plazo, en cuánto empleo se genere o destruya en 2020. No hace falta esperar a que lleguen las futuras epidemias para ver los efectos.

Para salvar vidas, no es lo mismo que las mascarillas y los respiradores lleguen a los hospitales en marzo que en mayo. De igual manera, para salvar negocios y empleos, no es lo mismo que la liquidez llegue a las cuentas corrientes de las empresas en abril que en junio. Con los equipos sanitarios está habiendo problemas logísticos y con la liquidez prometida a las empresas habrá problemas similares. Habrá cuellos de botella en los servicios de control de riesgo de las entidades financieras, con la tramitación de los avales, de créditos, etc. Será necesario que las instituciones estén muy encima y pregunten todos los días a empresas y bancos por qué todavía no ha llegado la liquidez a los destinatarios finales.

A largo plazo, espero que el enfoque sea similar a las medidas que se tomaron tras los atentados del 11 de septiembre de 2001. Se podrían haber cancelado los vuelos comerciales para evitar que los aviones de pasajeros se utilizaran como proyectiles contra edificios. Sin embargo, se optó por adoptar muchas más medidas de seguridad y continuar con la actividad.