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A ver qué dicen las correcciones
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A ver qué dicen las correcciones

Ud. o su asesor tienen que tener muy claro cuáles son las correlaciones que rigen actualmente en el mercado, hacia donde pueden evolucionar y cómo aprovecharlas

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Me habrán oído decir en muchas ocasiones que lo importante no es lo que digan los medios o la redes sociales: lo importante es lo que diga el mercado. Cuando suben las bolsas podemos observar que empresas, sectores o países suben con más fuerza y así, cuando llega una corrección, sabemos que nos interesa comprar.

En las caídas vemos a que parte de la cartera tendremos que ponerle “amortiguadores” si llega un periodo bajista, es decir, a esa parte de la cartera que más sufre. En bolsa los amortiguadores son los activos que, en ese periodo en cuestión, tienden a subir con fuerza cuando cae la bolsa. Fue por ejemplo el caso del dólar durante la caída y posteriores correcciones en el periodo de confinamiento.

Pero no podemos abusar de los amortiguadores. Si invertimos por partes iguales en activos, sectores o países cuya evolución es siempre diametralmente distinta, el resultado neto será una suma cero. Ganar con volatilidad reducida pasa por tener amortiguadores, cierto, pero se trata de que amortigüen, no de que impidan andar.

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Más importante que detectar amortiguadores es detectar activos que se mueven de forma independiente, es decir, activos que no dependan directamente de lo que hagan los principales índices bursátiles. Es lo que denominamos activos – y sectores -“descorrelacionados”. Su gran virtud estriba en que sirven para amortiguar sin ser un lastre en las subidas. Un ejemplo de plena actualidad son las materias primas, que pueden subir en días en los que las bolsas se “asustan” con la inflación y también cuando se animan con la perspectiva del crecimiento. Y es sólo un ejemplo, hay muchos más.

En resumen, cuando se mueven determinados activos, sectores y países hay algunos que se mueven de forma totalmente contraria, otros que se mueven más o menos en la misma dirección y luego están los que depende de las circunstancias. Para quien le guste la física, diremos que recuerda a la relaciones que se establecen entre las distintas partículas, que unas se atraen, otras se repelen y otras funcionan de forma más o menos independiente.

Cuando eres capaz de dibujar un mapa fiable – en la medida de lo posible – de como se mueven esas “partículas” que conforman una cartera de fondos o ETF, estás en condiciones de jugar con esas fuerzas a tu favor. Esas relaciones - o como se dice técnicamente, “correlaciones” - entre activos son las que nos permiten diversificar de forma inteligente y no acabar en la suma cero. Y es en las correcciones donde sacamos la información para dibujar ese mapa.

Parece muy fácil, pero no lo es en absoluto, porque las correlaciones tienen la mala costumbre de no ser estables, es decir, funcionan en un determinado periodo y se establecen en función de un determinado escenario económico y financiero, pero luego, al cabo de cierto tiempo, cambian. Y dependen mucho de las modas, es decir, de las preferencias de los inversores. Volviendo al ejemplo de la física, las correlaciones recuerdan un poco a la física cuántica, donde los resultados dependen del observador y funcionan en base a probabilidades.

¿Qué podemos estar observando en las últimas correcciones que ha tenido el mercado? Pues muchas cosas. Por ejemplo, lo que llevamos diciendo desde hace mucho tiempo: que hay determinados activos y sectores bursátiles que aguantan bien las correcciones cuando el motivo es la inflación. Y lo bueno es que no tienen porque ser un lastre cuando el mercado es optimista en general.

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También vemos que los bonos han entrado en un periodo de correlación claramente negativa con las bolsas, especialmente con los sectores bursátiles más cíclicos. Y no siempre ha sido así. Pero en este escenario de mercado es totalmente lógico, puesto que esos sectores se ven beneficiados por la inflación y los bonos no podrían verse más perjudicados.

Otro dato interesante – y más difícil de detectar – es el de los activos y sectores descorrelacionados, es decir, los que no tienen porque subir o bajar en función de lo que hagan la bolsa o los bonos. Y las correcciones de este año no son una excepción. Un ejemplo son las materias primas, mencionadas anteriormente.

Estamos partiendo de la base de que son correcciones y no un cambio de tendencia. Pero si lo fuera, la información que nos dan las correcciones será igualmente útil, porque ya tenemos una pista de que funciona a la baja.

La conclusión de todo lo anterior es evidente: Ud. o su asesor tienen que tener muy claro cuáles son las correlaciones que rigen actualmente en el mercado, hacia donde pueden evolucionar y cómo aprovecharlas. Incluyo a su asesor/gestor - si lo tiene - porque como las correlaciones cambian, es un trabajo de chinos identificarlas y asegurarse de que se mantienen. Hace falta tiempo y dedicación. En cualquier caso lo que está claro es que tener clara y actualizada esta información es lo que permite alcanzar el ambicioso objetivo de ganar dinero con un nivel de volatilidad más bajo que la media del mercado.

Me habrán oído decir en muchas ocasiones que lo importante no es lo que digan los medios o la redes sociales: lo importante es lo que diga el mercado. Cuando suben las bolsas podemos observar que empresas, sectores o países suben con más fuerza y así, cuando llega una corrección, sabemos que nos interesa comprar.

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