Telón de Fondo
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La ESG es más una cuestión de principios que de rentabilidad
Estoy en contra de la confusión que crean los vendedores cuando transmiten que los criterios ESG son algo que va a mejorar la rentabilidad de la inversión
La corrección política también existe en el asesoramiento financiero. Por ejemplo, hace muchos años que lo políticamente correcto entre los analistas es hablar de “la crisis”, la “burbuja” o la “represión financiera”. Y políticamente incorrecto ha sido ser optimista respecto a la evolución de las bolsas. Justo al contrario de lo que ocurría en los años 90, cuando la mayoría de analistas y vendedores prometían a los inversores convertirse en auténticos amos del universo.
En finanzas, la corrección política es peligrosa. Para ser un buen inversor hay que ser realista. Quienes han seguido estos años a los analistas políticamente correctos se han perdido uno de los mayores mercados alcistas de la historia de la renta variable. Y quienes, atemorizados con lo de la “represión financiera”, evitaron los fondos de renta fija, se perdieron la magnífica plusvalía que generó en el valor de los bonos la represión de los bancos centrales. Resulta que “reprimían” a base de compras masivas de bonos, disparando así el precio de los mismos. Bendita represión.
Pero el no va más de la corrección política está en la gestión ESG. A ver quién se atreve a poner en duda alguna de las cosas que se dicen. Vaya por delante que no tengo absolutamente nada en contra. De hecho, personalmente considero que es importante plantearse la responsabilidad social y medioambiental antes de invertir. Pero estoy en contra de la confusión que crean los vendedores, cuando transmiten que es algo que va a mejorar la rentabilidad de la inversión.
La rentabilidad y los principios morales son perfectamente compatibles, pero los principios morales no son necesariamente fuente de rentabilidad. Y también hay que ser consciente que detrás de la ESG está la necesidad de las gestoras de justificar altas comisiones de gestión, en un mundo en el que la tendencia en las comisiones es claramente bajista y está dañando su cuenta de resultados.
Los fondos indexados y los ETF han demostrado que las altas comisiones solo están justificadas en determinados fondos. Y dado que justificar esas comisiones en fondos de gestión activa es cada vez más difícil, ya que la mayoría es incapaz de batir a los índices, las gestoras han tenido que buscar otras alternativas.
En algunos casos han decidido unirse al “enemigo” y se han convertido en proveedores de fondos indexados y ETF (además de su oferta de fondos tradicionales). Y les ha ido muy bien, ya que de paso le han quitado cuota de mercado al resto. Es el caso, por ejemplo, de BlackRock, que ha disparado su cuota de mercado gracias a Ishares (su proveedora de fondos cotizados)
A veces el marketing va un poco lejos y puede generar confusión. ESG no debería venderse como sinónimo de rentabilidad
Otras han buscado fórmulas de 'marketing' que justificaran esa comisión superior a la media. Es el caso de las entidades que han apostado por los fondos temáticos, fondos especializados o fondos de gestión socialmente responsable, es decir, ESG. Y cuando digo marketing no lo digo peyorativamente, puesto que si esa mayor comisión de gestión aporta valor, bienvenida sea la comisión y el marketing.
Pero a veces el marketing va un poco lejos y puede generar confusión. ESG no debería venderse como sinónimo de rentabilidad. Un ejemplo lo estamos viendo este año: sectores como los combustibles o las materias primas superan a la mayoría de las empresas “limpias”. Y el sector financiero, donde lo de la responsabilidad social o la gobernanza no son probablemente las características más significativas, también. Y son solo un par de ejemplos.
Para mí el verdadero atractivo de la gestión ESG - y el motivo por el que pronto tendremos carteras asesoradas con ese filtro - es que permiten invertir respetando los principios morales del inversor. Que no es poco. Si eso es lo que se va a buscando en una cartera de fondos ESG, entonces el inversor está en el sitio adecuado. Pero no le vamos a decir a nadie que eso le ayudará a maximizar la rentabilidad.
En cambio, la gestión ESG si que puede verse como un factor de protección. Como una cobertura frente a los riesgos medioambientales y regulatorios, algo muy importante hoy en día.
Qué duda cabe que una empresa cotizada que tenga un problema medioambiental puede tener un problema muy serio. Y también quien lo tenga en la G de gobernanza. Desde un problema regulatorio hasta cuestiones tan políticamente incorrectas como falta de objetivos de paridad, cuestiones de género, etc. Se podrá estar más o menos de acuerdo en si la paridad o el género ayudan a la gestión de una compañía, pero desde luego ayudan a evitar la mala prensa y el linchamiento en las redes sociales. Y hoy en día lo que se diga en la redes afecta a la cotización de las empresas.
Los criterios ESG no van a aportar necesariamente rentabilidad. El motivo fundamental para invertir con este filtro debe ser, sobre todo, moral. De lo contrario se estará invirtiendo con la expectativa equivocada.
Y, por si las malas lenguas, ahí va el “disclaimer”: como asesores independientes que somos, no ganamos más por recomendar fondos distintos de los ESG (o cualquier otro tipo de fondo), puesto que no cobramos comisiones de los productos que recomendamos. De ninguno.
La corrección política también existe en el asesoramiento financiero. Por ejemplo, hace muchos años que lo políticamente correcto entre los analistas es hablar de “la crisis”, la “burbuja” o la “represión financiera”. Y políticamente incorrecto ha sido ser optimista respecto a la evolución de las bolsas. Justo al contrario de lo que ocurría en los años 90, cuando la mayoría de analistas y vendedores prometían a los inversores convertirse en auténticos amos del universo.
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