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El Pollo Loco, Starbucks & otras triquiñuelas de los mercados
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El Pollo Loco, Starbucks & otras triquiñuelas de los mercados

Viendo el panorama cambiante, errático y fuera de toda lógica, he decidido crear un nuevo índice. Está en fase experimental pero es el Indicador de Alternativa Inversora (IAI)

Foto: Restaurante de El Pollo Loco. (Reuters)
Restaurante de El Pollo Loco. (Reuters)

La única posibilidad de descubrir los límites de lo posible es aventurarse un poco más allá de ellos, hacia lo imposible. Lo dijo A. Clarke y viene perfecto para la actual situación del mercado.

Mientras son muchas las razones que ya he detallado en esta tribuna para tener un mercado mucho más abajo de donde está hoy, la realidad indica que, de momento, la batalla se seguirá librando y que, cuanto más tiempo pase, peor será la caída.

Pero hoy no quiero incidir en esa situación de las bolsas sino en las triquiñuelas que se están haciendo al abrigo de esta euforia de los mercados. Tanto nacionales como internacionales. Síntomas inequívocos del exceso de confianza del inversor, de las empresas y del mercado en general.

El Pollo Loco me ha llamado especialmente la atención. No tanto por su caída en bolsa (Nasdaq) de casi el 50% en un año desde máximos, sino por la actividad que la compañía tiene en StockTwits, una herramienta interesante y que da una buena imagen de lo que se cuece en mercado. Hay una actividad frenética de twits y de intercambio de opiniones.

Sin embargo, destaca que, pese a la marcha de la compañía (con un PER del 31 veces y un crecimiento por debajo del sector), los inversores están esperando caídas para entrar. Además, es la típica compañía “animada” por los analistas de turno, con recomendaciones de “Compra Agresiva” y resultados que, a la vista del gráfico y de sus fundamentales, poco tienen que ver con aquellas. Debiera ser una “Venta Agresiva” para ser consecuentes con la realidad. Una muestra más de la euforia que domina el mercado y de la irracionalidad del mismo.

El caso de Starbucks y, el alza de precios de todos sus cafés, también me ha llamado la atención. Posiblemente, el consumidor norteamericano ni se ha dado cuenta pero los precios, han subido entre 5 y 20 céntimos. Todo ello en un contexto en el que el precio de la materia prima, el café, no ha dejado de bajar en el último año.

En esta situación, la compañía admite claramente que este alza del precios del producto se debe a que el equipo directivo quiere ganar más. Se camufla tras una pequeña campaña de marketing pero, en esencia, se admite esa necesidad de los dirigentes. Al final, el consumidor paga más y consiente, la materia prima baja más y más y el equipo directivo gana más. Si a esto no le llaman ustedes aventurarse en lo imposible y salir airoso “porqué yo lo valgo”, ya me dirán.

Así las cosas, viendo el panorama cambiante, errático y fuera de toda lógica, he decidido crear un nuevo índice. Está en fase experimental pero, para que vean la idea, se lo resumo rápidamente. El mercado, en estas fases de euforia y complacencia, se sale de toda lógica. No valen los métodos de análisis clásicos. Hay que ir más allá y tratar de entender que hacen las manos fuertes. Y, de paso, compaginarlo con lo que hacen las manos débiles.

Mezclando unas y otras, en la proporción adecuada, obtenemos un indicador. El Indicador de Alternativa Inversora (IAI). Según este, cuando los gestores profesionales compran bajo la premisa de “no tengo otra alternativa para colocar mis euros y debo seguir al resto de gestores y al mercado” y los inversores particulares compran, a lo camicace, sin argumento alguno, el índice estaría en máximos. Hay que estar comprado y no vender todavía. De momento, el IAI funciona y, contra toda lógica, nos mantendría en mercado.

Ya lo ven, si esos gestores actúan así, podemos inventarnos cualquier historia y, como tenemos a la masa inversora de nuestro lado, mantenernos en mercado contra toda lógica. El tiempo nos colocará a todos en nuestro sitio. Preserve su capital, que la confianza no es buena aliada inversora.

La única posibilidad de descubrir los límites de lo posible es aventurarse un poco más allá de ellos, hacia lo imposible. Lo dijo A. Clarke y viene perfecto para la actual situación del mercado.

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