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Nissan cierra su factoría de Barcelona por la absurda política de Bruselas
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Carlos Cancela

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Nissan cierra su factoría de Barcelona por la absurda política de Bruselas

El cierre de la planta de Zona Franca es la crónica de una muerte anunciada. Hace ya meses que se había tomado la decisión y la fábrica estaba abocada a su cierre

Foto: Se anuncia el cierre definitivo de la planta de Nissan en Zona Franca.
Se anuncia el cierre definitivo de la planta de Nissan en Zona Franca.

En la mañana de este jueves, se hacía el anuncio oficial por parte de Nissan del cierre de su factoría de Barcelona, con lo que se pone fin a una de las plantas más antiguas de la industria de la automoción española. Era un cierre previsto desde hacía tiempo, que nada tiene que ver con la crisis del coronavirus, ni con la falta de apoyo de la Generalitat catalana o del Gobierno español. La única culpable es la Unión Europea y su política absurda sobre el automóvil, que se va a llevar por delante la que fuera una hegemónica industria europea.

El cierre de la planta de Zona Franca es la crónica de una muerte anunciada. Hace ya meses que se había tomado la decisión y es que, tras el fin de la producción del Pulsar, un modelo compacto que en ningún momento llegó a tener relevancia en el mercado, la fábrica estaba abocada a su cierre. En sus instalaciones solo se fabricaban el 'pick-up' Navara, hasta ahora también una versión derivada de esta como el Mercedes Clase X y la furgoneta NV. Con todo, la factoría estaba a menos del 30% de su capacidad de producción. Y con esas cifras no se puede mantener una fábrica.

Foto: Los trabajadores de Nissan en Barcelona han llevado este miércoles su protesta ante la sede de la Unión Europea y el consulado de Japón en la capital catalana. (EFE)
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Hace ya dos años, Nissan anunció de forma imprevista la salida del mercado europeo de su división de coches de lujo, Infiniti. En ese caso, el único culpable de la decisión era la normativa impuesta al sector del automóvil desde Bruselas. Nissan desarrolló un gran proyecto de futuro para su marca de lujo que se basaba en los principales mercados mundiales, pero también en el europeo. Para cumplir la normativa vigente entonces en Europa, Nissan llegó a un acuerdo con Mercedes para poder contar con motores diésel, entonces imprescindibles para poder vender en Europa, y desarrolló también un modelo, el Q 30 y su variante todocamino QX 30 con mecánicas diésel y sobre la base del Mercedes Clase A.

Infiniti

Solo tres años después de este ambicioso proyecto, la marca Infiniti abandonaba definitivamente Europa mientras seguía adelante con sus planes de crecimiento en el resto del mundo. La razón de su huida de Europa fue el cambio de normativa, la guerra impuesta desde Bruselas a los motores de gasóleo y una normativa de emisiones de CO2 imposible de cumplir, salvo con versiones eléctricas, entonces no previstas. Y ya entonces Nissan se planteó el futuro de todas sus operaciones en Europa.

La llegada del modelo Pulsar, un vehículo del segmento compacto, fue el último intento por parte de la marca de mantener sus operaciones en Europa y de seguir fabricando coches en Barcelona. El Pulsar no tuvo la respuesta buscada desde Tokio, porque era un modelo desfasado respecto a la nueva realidad del mercado en la que los modelos todocamino empezaban a ser los que dominaban. Eso lo sabía muy bien Nissan, ya que el Qashqai, su modelo de referencia, fue el impulsor de este cambio de los modelos compactos que se vendían desde siempre en Europa a los todocamino que ahora dominan el mercado.

Infiniti se fue del mercado europeo, como unos años antes lo hizo Chevrolet, la marca de volumen de la multinacional norteamericana General Motors. Hace dos años, la propia General Motors vendía su filial europea Opel, por las mismas razones. También la marca Honda ha anunciado el cierre de su factoría en Reino Unido y la reducción de sus operaciones en Europa. Y todo esto nada tiene que ver con el coronavirus.

placeholder El Nissan Navara es el último protagonista de la fábrica de Zona Franca.
El Nissan Navara es el último protagonista de la fábrica de Zona Franca.

En Bruselas deberían haberse dado cuenta de que la industria europea del automóvil, que durante años fue hegemónica a nivel mundial, poco a poco iba perdiendo fuelle y cada vez era menos interesante desarrollar, fabricar y vender coches en Europa. En lugar de hacer una política de innovación que lleve a recuperar esa hegemonía perdida, lo que se está haciendo desde los despachos de Bruselas es torpedear lo poco que queda de esta industria. Cada día tiene menos importancia lo que se decide en Europa, y poco a poco las decisiones se toman en China, Japón o Estados Unidos, donde encuentran el apoyo de las autoridades. Todos los fabricantes importantes europeos, BMW, Mercedes, Audi, Volvo o Volkswagen tienen sus factorías no solo en Europa, sino también en Estados Unidos y en China. La deslocalización ha comenzado y ya no hay manera de pararla. Y la culpa es solo de las decisiones tomadas en Bruselas, que llevan años siendo absurdas en torno al automóvil.

Foto: Planta de Nissan en la zona franca de Barcelona. (EFE)

El cierre de la fábrica de Nissan es una nueva pieza que cae de la industria del automóvil europea. O se toman medidas drásticamente para cambiar esta situación, o en los próximos meses seguirán cerrando factorías europeas y se deslocalizará la producción de nuevos modelos en busca de lugares donde la industria sea bien recibida, no como en Europa.

Esta vez, el cierre de Nissan en Zona Franca no es culpa ni de la Generalitat ni del Gobierno de España, que de la mano de la ministra de Industria, Reyes Maroto, ha luchado hasta el último día por mantener esta factoría haciendo interesantes propuestas para evitar este cierre. Pero Europa parece que está en otra guerra, que va a traer unas consecuencias nefastas para la economía continental ya muy tocada por la crisis del coronavirus. El futuro ahora pinta muy negro para el sector.

En la mañana de este jueves, se hacía el anuncio oficial por parte de Nissan del cierre de su factoría de Barcelona, con lo que se pone fin a una de las plantas más antiguas de la industria de la automoción española. Era un cierre previsto desde hacía tiempo, que nada tiene que ver con la crisis del coronavirus, ni con la falta de apoyo de la Generalitat catalana o del Gobierno español. La única culpable es la Unión Europea y su política absurda sobre el automóvil, que se va a llevar por delante la que fuera una hegemónica industria europea.

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